Las canciones líricas de Frederic Mompou en el contexto de la evolución del género en España y francia durante la primera mitad del siglo XX

  1. García Gil, Desirée
Dirigida por:
  1. Christiane Heine Director/a

Universidad de defensa: Universidad de Granada

Fecha de defensa: 21 de octubre de 2010

Tribunal:
  1. Ignacio Luis Henares Cuéllar Presidente/a
  2. Gemma Pérez Zalduondo Secretario/a
  3. Xosé Aviñoa Pérez Vocal
  4. Elena Torres Clemente Vocal
  5. Henri Gonnard Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

La intención de gran parte de los compositores españoles de la primera mitad del siglo XX fue evitar el aislamiento musical buscando puntos de referencia fuera de nuestras fronteras . Una constante entre ellos fueron los continuos viajes a la capital francesa, motivados en muchos casos por la atracción que suponía París como puerta a la Europa musical , al menos hasta la guerra civil española. Al mismo tiempo, los músicos eran conscientes de que conseguir el triunfo en Francia garantizaba a posteriori, un reconocimiento nacional . Aquellos compositores españoles que se trasladaron al extranjero, gozaron de mayor presencia dentro del repertorio concertístico internacional que aquellos que desarrollaron su carrera artística principalmente dentro de nuestras fronteras. Uno de los músicos que mejor encarna este tipo de trayectoria es Frederic Mompou (1893-1987). Los casi treinta años que, con algunas interrupciones ocasionadas por motivaciones políticas y personales, Mompou residió en Francia (1911-1941) sirvieron no solo para complementar su formación sino también para consolidar su vocación compositiva. Ésta se vio reforzada en buena parte gracias a la prensa especializada internacional, la cual se hizo gradualmente eco de los avances de su producción y de sus estrenos, influyendo además sobre la crítica española, que más tarde procedería de igual modo apoyando al músico. Así, tras el aclamado éxito de las primeras obras para piano de Mompou, estrenadas en la parisina Sala Erard en 1921, según relata Émile Vuillermoz (1878-1970) en Le Temps y posteriormente Adolfo Salazar (1890-1958) en el madrileño El sol , la prensa francesa y española no dejó de hacer referencia a los conciertos con obras del compositor que tenían lugar tanto en España como en Francia . La buena recepción en prensa del trabajo de Mompou motivó que su carrera musical se viera continuamente impulsada y despertara el interés de relevantes compositores. Entre ellos, Adolfo Salazar y Robert Gerhard (1896-1970) viajaron a Francia para felicitar personalmente a Mompou , mientras en París grandes compositores como Maurice Ravel (1875-1937), Francis Poulenc (1899-1963), Darius Milhaud (1892-1974), Manuel de Falla (1876-1946), Joaquín Nin (1879-1949) o el pianista Ricard Viñes (1875-1943) le brindaron su amistad y empezaron a interesarse por sus obras . No obstante, críticos del sector y músicos no fueron los únicos en mostrar su reconocimiento por la obra de Mompou ya que, en ámbitos académicos, las investigaciones nacionales lo consideran entre las figuras cumbres de la composición española. De la misma forma, fue incluido en fuentes historiográficas generales de pluma francesa, junto a otras figuras españolas de relevancia internacional como Falla, Isaac Albéniz (1860-1909), Enric Granados (1867-1916), y otros músicos europeos. Así, por ejemplo, tan solo dos años después de su estreno, Vuillermoz incluye a Mompou en Musiques d'aujourd'hui y, más tarde en su Historie de la Musique ; igualmente, en 1957 Bernard Gavoty y Daniel Lesur tuvieron en cuenta las opiniones del compositor español sobre el panorama musical del momento recogiéndolas en Pour ou contre la musique moderne? ; por último, ya en la década de los ochenta, Vladimir Jankélévitch lo elige junto a Albéniz y Deodot de Sevérac para su monográfico sobre el estilo de estos compositores titulado La presencia lejana . En definitiva, la obra de Mompou tuvo una presencia importante tanto en las salas de conciertos como en las publicaciones periodísticas y científicas durante gran parte de la primera mitad del siglo pasado. Las noticias de prensa junto con los estudios españoles y extranjeros destacan de Mompou sus obras para piano solo y con respecto a las vocales, fijan su atención en las canciones líricas. Aunque las fuentes bibliográficas obvian su producción en los restantes géneros , en ningún caso olvidan hacer referencia a las piezas de Mompou para voz y piano, que, en cuanto a referencia y atención científica, siguen en segundo lugar a la obra para piano. Seguramente, una de las razones de este interés de la crítica sea una cuestión puramente cuantitativa ya que, entre 1911 y 1967, Mompou compuso un total de setenta y nueve piezas para piano, mientras que, desde 1911 a 1983, el autor elaboró cuarenta y dos canciones líricas, entre piezas sueltas y colecciones. Esta desigualdad numérica en su producción es un hecho especialmente llamativo puesto que se define como una elección consciente o una predilección especial del compositor por la música para tecla , siendo, en todo caso, la mayoría de este repertorio estrenado en vida del músico. De las dos mencionadas vertientes que la labor compositiva de Mompou abordó, se elige centrar el presente estudio en otros géneros, en especial el de la plantilla de canto y piano. El interés de Mompou hacia la canción lírica le permite cultivar una doble pasión, una de índole musical y la otra literaria. Por un lado, el mencionado género utiliza el instrumento rey para el compositor, esto es, el piano, permitiéndole avanzar en sus habilidades compositivas desde una técnica bien conocida como la pianística. Por otro lado, no deben olvidarse los intereses culturales del músico, reconocido como un ávido lector de poesía, tal como atestigua su biblioteca personal en la que pueden encontrarse desde los clásicos castellanos y catalanes hasta escritores extranjeros . Por último hay que tener en cuenta que la mayoría de los textos puestos en música por Mompou fueron escritos por él mismo o por poetas o compositores que fueron amigos personales suyos, como Manuel Blancafort (1897-1987), Josep Carner (1884-1970), Josep Janés (1913-1959), Matilde Pomés (1886-1977) o Paul Valéry (1871-1945). En este sentido, la canción lírica permitía a Mompou realizar trabajos conjuntos con estos literatos y poetas. No menos importante para entender la afinidad de Mompou con el género para voz y piano es la referencia al contexto histórico-artístico en el que el músico desarrolla su escritura: entre la España nacionalista, cuya ideología matriz romántica repercutió de forma especial en Cataluña (su tierra natal) encontrando en la canción lírica uno de los mejores vehículos para expresar ese sentir nacional que Mompou compartía, y la Francia cosmopolita partidaria de la unificación de las artes , que la obra del músico refleja en el binomio música y poesía. Hasta aquí los factores, el contexto y los intereses personales que propiciaron la dedicación de Mompou al género para voz y piano, siendo su producción, inspiración y génesis el eje del estudio.