La libertad en J. Donoso Cortés

Resumen

Desde un enfoque eminentemente tradicionalista, Donoso asiste en su época, a una revolución moral que pone en tela de juicio todas las nociones esenciales de la vida y del orden de la sociedad. La anarquía de las opiniones, el profundo conflicto de las doctrinas, la oposición de los intereses materiales, la atonía social, la formación de bloques erráticos en los que los hombres que los componen parecen no ser ni del mismo tiempo, ni del mismo país, la desaparición de una fe común con destinos comunes para el cumplimiento de un deber común, producen en el espíritu público un malestar especial. Este malestar se manifiesta por la falta de fijeza en todos los órdenes de la actividad humana, tanto en el orden del pensamiento, como en el orden de la acción. Parece como que una crítica despiadada haya devastado todos los principios ciertos de la vida interior, apagando el entusiasmo necesario para las grandes empresas que aseguran tanto el porvenir de los individuos como de las naciones. Esta incertidumbre moral que gasta a los hombres, se hace extensiva a la política, gastando a los poderes, y a la sociedad, originando el desgaste de los pueblos. Para Donoso, el cristianismo había llegado después de varios siglos de acción, a penetrar en las conciencias y a hacer la unidad de los espíritus por la adhesión unánime a principios, cuyas consecuencias morales y sociales revelaban su claridad e imponían su verdad. Estos principios vinieron a ser el fundamento del derecho, la paternidad divina universalmente reconocida. Creó la fraternidad espiritual de los cristianos, que dio vida a una sociedad fundada sobre cimientos sólidos. Pero Donoso asistió también al advenimiento de aquellas ideologías que vendrán a negar que un principio (fundamental) espiritual fuese necesario a la vida y al orden de las sociedades. Dichas ideologías, han pretendido desligar a los hombres del lazo religioso que los unía.