Intervención desde el trabajo social con mujeres maltratadas
- Ríos Campos, Mª del Pilar
- Enrique Eduardo Raya Lozano Director/a
Universidad de defensa: Universidad de Granada
Fecha de defensa: 30 de abril de 2014
- María Soledad Vieitez Cerdeño Presidente/a
- María del Mar Venegas Medina Secretario/a
- Elena Roldán García Vocal
- Teresa García Giráldez Vocal
- Octavio Vázquez Aguado Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
En este trabajo hemos pretendido hacer un estudio sobre las formas de intervención desde el Trabajo Social con mujeres maltratadas. Nuestra tesis de trabajo o pregunta de investigación era si el tipo de intervención que se hacía desde el Trabajo Social con las mujeres maltratadas era realmente con un objetivo emancipatorio o se reducía a trabajar con ellas de una manera meramente asistencialista o, incluso, llegaba a suponer un elemento de control social pretendiendo la adaptación de estas mujeres al sistema. Pensamos que esta reflexión resulta importante para la práctica del Trabajo Social, especialmente cuando, como hemos visto a lo largo de nuestro trabajo, no existe realmente un cuestionamiento del tipo de intervención que se realiza, los objetivos que se consiguen y las bases ideológicas de las que se parte. Por el contrario, lo que se produce es una contradicción entre los discursos que suelen ser feministas, y la práctica que tiende a la adaptación de las mujeres al sistema, a su control y a la utilización de éstas como medio para garantizar el bienestar de sus hijos/as. Elementos todos ellos que contribuyen más a la domesticación de las mujeres y su ajuste al rol tradicional femenino que a la emancipación de éstas. Este estudio se ha llevado a cabo en dos organismos que realizan este tipo de actividades en Jaén capital: el Centro de la Mujer y la Casa de Acogida. La población de mujeres atendida en la Casa de Acogida procede mayoritariamente de entornos socioeconómicos marginales. Esto condiciona las formas de intervención que se realiza con este colectivo desde este organismo. Las actuaciones están más dirigidas a la reinserción social de las mujeres que a trabajar con ellas las causas y consecuencias de los malos tratos y de la violencia contra las mujeres. Desde nuestro punto de vista, la mayoría de estas mujeres, cuando establecen una relación de pareja, tienen una serie de factores de vulnerabilidad muy importantes que las sitúa en una posición de debilidad ante el maltratador. La edad tan temprana a la que se casan, el hecho de que tengan hijos de inmediato, la falta de formación y experiencia laboral, los estereotipos de género tan marcados que tienen y el entorno en el que viven que, si no fomenta la violencia, al menos la consideran como un hecho inevitable. Todo esto hace que les resulte muy difícil abandonar la relación antes de que la violencia se agrave y se vuelva crónica. En nuestra investigación hemos incorporado a nuestro marco de referencia una serie de principios generales comunes a las distintas corrientes del feminismo, incluyendo principalmente las concepciones de género y poder y la importancia que se le otorga al privilegio, la opresión y la justicia social. Otros elementos teóricos ¿propios, también, del Trabajo Social- tenidos en cuenta en este trabajo son: un sentido crítico con planteamientos no feministas y, una óptica interdisciplinar y orientada hacia el cambio social. Por lo demás, pensamos que la investigación feminista debe adoptar un enfoque abiertamente político y estar conectada con la práctica. Un aspecto fundamental de este tipo de estudios ¿desde luego, congruentes en muchos aspectos con los emanados del Trabajo Social- es que, más que situar a las mujeres como centro de la investigación, el acento se pone en la construcción social del género y, más específicamente, en la construcción de las feminidades y masculinidades, con el objetivo de obtener una mejor comprensión de las distintas experiencias de género y el funcionamiento de los mecanismos que generan los privilegios y las opresiones. Finalmente, otro elemento importante que creemos presenta nuestro trabajo, es adoptar un planteamiento sensible al género, es decir, tener en cuenta lo específico de la experiencia de las mujeres y no considerar que ésta no tiene importancia o que es paralela a la de los hombres.