Fenomenología naturalontología modal y realismo fenomenológico

Resumen

La presente investigación se inscribe en el horizonte de la fenomenología husserliana. Describe los diferentes estratos que constituyen las modalidades de la vida subjetiva en una cultura y una tradición. Comienza a partir de lo que constituye la subjetividad para no plantear como origen la autocomprensión del ego. Así, expone la concepción de la vida pre-egológica a partir de una consideración integral del sentido ontológico de la vida natural. De este modo, hay una extensión de los análisis fenomenológicos modales a los análisis de la conciencia de horizonte y de la vida natural. Para lograrlo, hemos tomado un punto de partida realista. Considera que la teoría del sujeto debe comenzar por la captación del mundo cultural como el horizonte que configura el sentido de la ingenuidad. Con ello puede operar con datos tomados como verdades que se fenomenalizan en el quehacer efectivo. Lo anterior funda, por un lado, la idea de un «momento» ingenuo, natural e impropio de la subjetividad y, por el otro, debe resolver cómo relacionar la «reducción» con la «actitud fenomenológica» pues toda distinción subjetiva entre un «antes» y un «después» supone la aceptación previa que el tiempo es divisible en dimensiones. Cuando el problema es la existencia en la que el tiempo se expresa subjetivamente discernimos entre la temporalidad modal que responde a un «haber sido» y a la posibilidad del «llegar a ser». Esta es la relación preteórica con el mundo que circunda al ego. Así, nos encontramos con la «Lebenswelt» como la predonación que antecede toda donación. Esta predonación no admite ser tratada bajo los términos de los análisis cósicos. Coincide con el análisis de la vida subjetiva que abandona el lugar de la empiria para tomar como guía una voz que clama por su conversión efectiva. En este terreno es necesario considerar que si el ego natural corresponde a un modo de ser anterior a la revelación de su modificación efectiva, el abandono de ese modo de ser le exime de una consideración meramente formal del tiempo, así como de un modo meramente abstracto de considerar los supuestos que corresponden a su tradición y su cultura. Esta aprehensión de la vida subjetiva, anterior a toda teoría y a las ciencias particulares, asegura que: a) la conciencia no se descubre constituida por y desde el presente y; b) que el cambio de actitud es una conversión eminentemente existencial antes que una suspensión epistemológica de los supuestos tomados ingenuamente de lo ya constituido. La «Lebenswelt», el mundo de la tradición y el mundo de la cultura son horizontes distinguibles mereológicamente a partir de fragmentos que constituyen la extensión de todo ser del que forma parte. Sin embargo, queda por elucidar qué es lo que mantiene la unidad de cualquier horizonte-fragmento en tanto que estos y aquellos se entrecruzan en un mundo intercomunicado por la lengua, la información, la política, etcétera. Para hacerlo, es necesario inicialmente exponer las condiciones ontológico-trascendentales que afectan las diferentes esferas subjetivas (primordial, de propiedad, natural, filosófica). Así, se requiere el análisis de la constitución estático-reflexiva del sentido y validez de las unidades significativas que dan unidad a la cultura que constituyen el ego y el ego alteri (en concomitancia con la conformación del horizonte familiar y cultural). Este análisis ofrecerá la materia motivacional de los actos prácticos que elucidan el origen de las objetividades constituidas y lo hará a través de los estados de cosas como modalidades ideales de los actos significativos donde es puesto el ser.