Implicación de la entrada de calcio regulada por los reservorios en la vasoconstricción y proliferación inducida por urotensina-ii en aorta

  1. RODRIGUEZ MOYANO, MARIA
Zuzendaria:
  1. Tarik Smani Hajami Zuzendaria
  2. Antonio Ordóñez Fernández Zuzendaria

Defentsa unibertsitatea: Universidad de Sevilla

Fecha de defensa: 2012(e)ko maiatza-(a)k 02

Epaimahaia:
  1. Ginés María Salido Ruiz Presidentea
  2. Miriam Echevarría Idazkaria
  3. Vicente Andrés García Kidea
  4. Juan Ureña López Kidea
  5. María Victoria Cachofeiro Ramos Kidea

Mota: Tesia

Teseo: 336279 DIALNET lock_openIdus editor

Laburpena

En los últimos años, la terminación de la primera parte del Proyecto Genoma Humano ha traído consigo la identificación de una gran variedad de péptidos y proteínas noveles, entre los que se encuentran un gran número de receptores acoplados a proteína G (G-protein coupled receptors) o GPCRs, con funciones fisiológicas hasta el momento desconocidas. En total, se calcula que en humanos existen unos 175 genes que codifican para GPCRs cuyo ligando endógeno aún no ha sido determinado; este tipo de receptores se denominan oGPCR (orphan GPCR) o GPCR “huérfanos” ( Katugampola y Davenport, 2003). Recientemente, los ligandos para algunos de estos GPCR noveles han sido identificados mediante el conjunto de procedimientos conocido como “farmacología inversa”. Mediante técnicas de clonación de los GPCR en ADN complementario y rastreo de genotecas con miles de proteínas diferentes, se ha llegado a la identificación de más de 40 ligandos para estos receptores; entre ellos, moléculas que poseen una gran influencia en la fisiología y/o fisiopatología vascular, como la urocortina, la apelina o la Urotensina-II ( Katugampola y Davenport, 2003). En suma, aproximadamente un 40-50% de los fármacos de prescripción médica actuales actúan sobre los GPCR, ya sea como agonistas o como antagonistas de éstos. Sin embargo, estos fármacos tan sólo tienen como diana a unos 200 GPCR de entre todos los existentes; lo cual indica que los, al menos, 800 restantes en cuyo conocimiento aún no se ha profundizado constituyen un vasto terreno de dianas terapéuticas por explorar ( Summers, 2010; Cook, 2010).