Estudio comparativo de dos modelos de acreditación universitariala aplicabilidad de estándares y criterios a la Universidad Mayor de Chile
- Campo Herrera, Maria Soledad
- María del Carmen Ortega Navas Director/a
Universidad de defensa: UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia
Fecha de defensa: 08 de febrero de 2018
- Salvador Peiró Gregori Presidente/a
- María José Albert Gómez Secretario/a
- María Rosario Limón Mendizábal Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
En el escenario mundial, regional y nacional existen nuevas oportunidades para que más personas puedan acceder a la Educación Superior, gracias a la publicidad de la información, las demandas y la necesidad de transitar a paradigmas diferentes que llevan a la universidad a abrir oportunidades a todos los talentos. En este contexto la universidad está aún más abierta que hace unos años, para fortalecer confianzas en la sociedad del futuro, como un valor natural y necesario. El aseguramiento de la calidad puesto que conlleva una serie de componentes interesantes de explorar, como son los aspectos valóricos, dónde la voluntad de abrir espacios y cambios hacía la evaluación interna de una institución y externa a la misma, con participación de una comunidad responsable, indica que la confianza, la honestidad, la democratización de los procesos son la base en que se debe sustentar la autoevaluación, siempre insistimos en los parámetros preestablecidos de modo que el proyecto de universidad y la formación de futuros profesionales sea también consecuente con lo que la sociedad del presente está aspirando para sus ciudadanos. Las transformaciones del entorno de la Educación Superior y los producidos en el interior de su propio sistema han impactado de manera directa en la dirección, gestión y organización de las instituciones. El análisis de la calidad tiene varias vías para concretarse, ya que además de la autoevaluación se puede señalar la auditoría externa, es decir, la aplicación de un modelo de acreditación, que ya ha establecido su validez teórica y empírica. Es así que se han establecido desde hace décadas ciertos componentes básicos de la calidad, cada uno de los cuales responde a épocas y a las diferentes etapas por las que ha transitado el sistema universitario, aunque como trasfondo todas las modalidades que se han utilizado para evaluar la calidad buscan identificar ciertas características con relación a criterios predeterminados, de modo de garantizar a la sociedad que una institución es coherente internamente y con las demandas del medio. La calidad de las instituciones de Educación Superior y los programas de formación, han cobrado importancia en las sociedades. No obstante, la medición de la calidad y la evaluación interna de las instituciones es heterogénea, donde las voluntades de las autoridades y políticas internas deberían estar orientadas hacía una evaluación de la mejora permanente, pero que no siempre se logra. La instauración de una política evaluativa de la calidad, participativa y trasparente, es un desafío para las universidades, lo que se puede contraponer a intereses particulares de grupos particulares e incluso muchas veces no verse reflejado en las metas y resultados de las propias instituciones de Educación Superior. Todo lo anterior supone para el Estado, las instituciones y los programas de formación profesional llevar a cabo procesos de regulación permanente, de manera de dar cumplimiento a los requerimientos de la sociedad y a lo que las propias universidades se han propuesto como parte de sus proyectos institucionales y formativos. La discusión, que puede identificarse en el estado de la cuestión, en estos cuatro últimos años en Chile ha sido sobre los modelos de acreditación, si las acreditaciones nacionales e internacionales son compatibles para el contexto chileno. Se requiere que la Universidad formule proyectos formativos que aseguren que lo que se hace es lo mismo que se declara. Que el tiempo y recursos económicos que invierten los jóvenes y sus familias tengan la debida retribución para ser más felices y plenos como seres humanos a través de una aportación al bien social común. La Universidad Mayor, al igual que las más destacadas instituciones de Educación Superior del país, ha tenido que enfrentar un escenario crecientemente competitivo y cambiante en términos de políticas educativas, de disponibilidad de recursos y oferta académica. En este sentido, ha respondido a las demandas, manteniendo de manera sostenida los esfuerzos por avanzar en el aseguramiento de la calidad, la estabilidad institucional, asumiendo los compromisos en torno al mejoramiento continuo de sus procesos y resultados. Es así, que la Universidad Mayor ha realizado procesos de autoevaluación que la han llevado a lograr la acreditación internacional con la Middle States Commission on Higher Education (MSCHE) y a la acreditación nacional con la Comisión Nacional de Acreditación (CNA-Chile). Este proceso le ha significado introducir una serie de cambios, en diferentes niveles estructurales, como en procesos y formas de operación, de modo de continuar por la senda del mejoramiento de la calidad, para en definitiva, formar personas integras, equilibradas y que sean un aporte al contexto y desarrollo del país. Entre las acciones implementadas a partir de la acreditación internacional está la reestructuración de algunas unidades, implementación de procesos de evaluación de calidad como son análisis de estudios realizados por organismos externos llevados a cabo por la propia institución, para responder a los estándares de calidad de la MSCHE. Debido a la complejidad de la coexistencia de dos modelos de acreditación diferentes en una misma institución de Educación Superior, como es el caso de la Universidad Mayor, se hace difícil realizar algunas mediciones y la evaluación interna, puesto que se debe a priori responder a los criterios de la CNA-Chile y a los estándares de la MSCHE, no existiendo publicaciones o estudios, hasta el momento, que aborde este problema o dicotomía que haga una equivalencia entre los distintos parámetros utilizados por las dos instancias. La investigación combina la metodología cuantitativa con la cualitativa, complementándolas y utilizándolas en diferentes momentos de manera de buscar las respuestas a interrogantes y objetivos planteados. Para lo cual, se aplicaron varios instrumentos de manera de ir recogiendo percepciones de diferentes actores claves e ir avanzando en el conocimiento del objeto de estudio. Los resultados son la combinación sistemática de tres fuentes de recogidas de datos: el análisis de las intervenciones orales del grupo focal; el análisis de las encuestas, el cuestionario de preguntas abiertas respondido por el segundo nivel de consultados y el análisis del discurso oral de cuatro expertos del área de estudio, recogidos en las respectivas entrevistas. Se utilizaron además los resultados del proceso de autoevaluación realizado por el segundo nivel de consultados donde se pudo obtener algunos datos cuantitativos específicos, relacionados a logros o aspectos a desarrollar en ámbitos de la gestión y del quehacer de la Universidad Mayor. Los aspectos que surgieron tras los diferentes momentos de la investigación permiten concluir que la aplicación de dos modelos es totalmente compatible siempre y cuando se hagan en forma conjunta, con una mirada única institucional. La principal ventaja del modelo Norteamericano (MSCHE) es que no se remite solamente a realizar una evaluación externa de las políticas, la gestión administrativa y la académica, sino que tiene una intención de apoyar los procesos de mejora internos, asesorando y posibilitando a la institución que de manera autónoma busque los caminos que la lleven a una mejora y a un desarrollo sostenido. La principal ventaja del modelo chileno es que exige el manejo de mucha información que obliga a la institución a actualizar sus sistemas de manera de responder al desafío, pero tiene como desventaja la falta de asesoría y acompañamiento que caracteriza el otro modelo señalado. En definitiva, se puede concluir que ambos modelos impactan solo que de manera diferente en la institución.