La ciudad moderna y sus espacios en la ópera
- ETAYO GORDEJUELA, MIGUEL
- Eugenia Popeanga Chelaru Directora
Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid
Fecha de defensa: 14 de enero de 2010
- Juan Miguel Ribera Llopis Presidente
- Juan José Ortega Román Secretario
- Jean Pierre Castellani Vocal
- Mihaela Doina Popa Liseanu Vacarú Vocal
- Mihai Moraru Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
La ciudad moderna es generadora de diferentes discursos (poético, narrativo, dramático, pictórico, urbanístico, etc.), entre ellos de un discurso operístico que concentra su atención en París, encarnación por excelencia de la modernidad. Ocho óperas presentes en el repertorio actual se ambientan allí a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX y el comienzo del XX, hasta la I Guerra Mundial, mientras la Ciudad Luz experimenta la espectacular metamorfosis diseñada por Haussmann. Las biografías y los lugares de algunos personajes reales que inspiran estas óperas y de otros que intervienen o influyen en su creación completan un primer nivel de realidad antes de abordar los sucesivos de ficción que están en su base. En el primero de ellos, el narrativo, encontramos dos novelas coetáneas (1848), La Dame aux camélias y las Scènes de la vie de bohème, de Dumas hijo y Murger, respectivamente; son la principal fuente para las ubicaciones en el mapa de París. En el segundo, el teatral, están l as adaptaciones de aquéllas y otros dramas como Fédore (1882), de Sardou, Zaza (1893), de Berton y Simon, y La Houppelande (1910), de D. Gold. En estas obras se inspiraron La Traviata (1853), de Verdi, La Bohème de Puccini (1896) y la de Leoncavallo (1897), Fedora (1898), de Giordano, Il Tabarro (1918), de Puccini, y Zazà (1900) de Leoncavallo. Louise (1900), de Charpentier, con texto original del músico, y La Rondine (1917), inspirada a la vez en La Traviata y Der Fledermaus, completan el reper torio. Se combinan en estas elecciones dos estéticas: la realista, que trae la acción a ese conocido decorado ¿actual¿, y el melodrama, que la ópera abrazó durante el romanticismo y del que no se desprende a pesar de todo; ambas convergen en lo que se ha dado en llamar la ópera ¿verista¿. El análisis de cada una de las obras permite establecer las diferencias con los discursos precedentes, como el imperativo de la condensación dramática y la tendencia al ennoblecimiento de los personajes, así c omo poner de relieve los recursos propios de este género, pero, sobre todo, estudiar la ciudad moderna como decorado: predominan los espacios ¿femeninos¿ (interiores de viviendas y jardines privados), dado el protagonismo de las mujeres, y la imagen de la ciudad aparece muy sesgada, marcada por los espacios fronterizos en horizontal (los límites de París con el campo), vertical (con el cielo y con el subsuelo) y temporal (la noche y el invierno, transformadores del espacio urbano). La frontera e