El concepto aristotélico tomista de virtud en las obras éticas y políticas del p. Nieremberg

  1. PASCERINI, MARÍA CRISTINA
Dirigida por:
  1. Manuel Maceiras Fafián Director

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 22 de octubre de 2008

Tribunal:
  1. Alfonso Maestre Sánchez Presidente
  2. Manuel Sánchez Cuesta Secretario
  3. José Luis Mora García Vocal
  4. José Luis Barreiro Barreiro Vocal
  5. Marcelino Agís Villaverde Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 109558 DIALNET

Resumen

El objeto de esta investigación es la interpretación hermenéutica del concepto de virtud desarrollado por Juan Eusebio Nieremberg en sus obras ético-políticas. La tesis se centra en particular sobre la primera obra del autor, Obras y días, y en sus principales fuentes que, a diferencia de su producción posterior impregnada de senequismo y neoplatonismo, son Aristóteles y Tomás de Aquino. De Aristóteles Nieremberg retoma la preocupación por el vivir bien, que hace coincidir como el filósofo antiguo con el actuar bien, es decir, virtuosamente. Para Nieremberg el ejercicio de las virtudes sirve al hombre para ser feliz de forma estable en este mundo así como para alcanzar la bienaventuranza eterna; para eso la virtud ha de ser practicada todos los días, y dar frutos en todas las estaciones del año. El jesuita dice que la virtud es un esfuerzo del alma para ajustarse a la razón, y que los verdaderos bienes para el hombre son los hábitos virtuosos y sus actos, y no las riquezas o los honore s. Dirige sus enseñanzas a señores y príncipes, de los que era maestro y consejero en el Colegio Imperial de Madrid, y que consideraba especialmente obligados a la virtud por tener responsabilidades hacia el bien de la comunidad; está además convencido de que el respeto por la autoridad que uno representa sólo se gana siendo un ser cabal y dando ejemplo de lo que se pretende hacer cumplir. De Tomás de Aquino Nieremberg retoma las virtudes propuestas en la Suma Teológica, manteniendo el orden de exposición para las teologales, pero cambiándolo para las morales, pues las examina con sus virtudes adjuntas, en el orden siguiente: la prudencia, la templanza, la fortaleza y la justicia, al considerar que el hombre, antes de vivir en armonía con otros por la justicia, ha de equilibrar su ser moderando con la razón sus deseos y pasiones, que no han de excluirse de su vida, sino estar controlados. También añade al esquema tomista nuevas virtudes: la pobreza, la misericordia y la penitencia, y cierra su exposición como Aristóteles, tratando de la amistad, que es amor desinteresado entre virtuosos. Nieremberg afirma que lo hermoso de la virtud no es ser conocida, sino ejecutada: vistiéndose cada día con un buen propósito, y afrontando las dificultades con hábitos virtuosos puede el hombre llegar a vivir bien y ser feliz. Puesto que el hombre contemporáneo sigue preguntándose por la vida buena y la felicidad, convendría considerar su obra como uno de los posibles enfoques de estas cuestiones...