Marx y la interpretación de la Revolución Francesa

  1. EYMAR ALONSO, CARLOS
Dirigida por:
  1. Gabriel Pedro Albiac Lopiz Director

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Año de defensa: 1989

Tribunal:
  1. Manuel Garrido Presidente/a
  2. Manuel Pastor Secretario/a
  3. José Luis Rodríguez García Vocal
  4. Florencio Jiménez Burillo Vocal
  5. Javier Sádaba Garay Vocal
Departamento:
  1. Lógica y Filosofía Teórica

Tipo: Tesis

Teseo: 21413 DIALNET

Resumen

Marx, en sus primeros años de formación, asimila la tradición del racionalismo político y se opone a las interpretaciones criticas de la Revolución Francesa, hechas desde el historicismo, el romanticismo o el cristianismo. No obstante, su ilustración esta mediatizada por el peculiar realismo de Hegel y por el entusiasmo que el circulo de los jóvenes hegelianos manifiesta con respecto a los principios y a los protagonistas de la Revolución Francesa. Con estos antecedentes, Marx trata de transponer el modelo francés a la realidad alemana mediante la racionalización o humanización del estado y sus instituciones y la consecuente exigencia de los derechos democráticos. Pero, en una segunda etapa, a partir de 1843, a raíz de su fracaso periodístico y del comienzo de sus estudios económicos, Marx se somete a una autocritica que es, al mismo tiempo, una critica a la Revolución Francesa. Para Marx, lo francés es sinónimo de lo político y por eso su autocritica se plantea como una critica de la razón política cuyo paradigma es la declaración de derechos del hombre y del ciudadano. Tras la verdad política de esta declaración se esconde una mentira social, una apariencia de racionalidad, una ideología al servicio de la burguesía. Sin embargo, la critica de Marx a la revolución francesa como categoría o como lenguaje no significa, sin mas, su negación o su condena sin paliativos, junto al Marx crítico se puede hablar de un Marx heredero de la Revolución Francesa que asume el contenido utópico de la promesa revolucionaria, aunque siempre permanezca muy atento para no incurrir en los excesos verbales o voluntaristas del discurso jacobino.