Metafísica leibniziana de la permisión del mal
- Echavarría, Agustín Ignacio
- Ángel Luis González García Director/a
Universidad de defensa: Universidad de Navarra
Fecha de defensa: 18 de junio de 2010
- Jaime de Salas Ortueta Presidente
- María Jesús Soto Bruna Secretario/a
- Francesco Piro Vocal
- Rogelio Rovira Madrid Vocal
- Martin Schneider Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
Esta tesis consiste en una exposición sistemática de los lineamientos fundamentales de la doctrina de Leibniz sobre la permisión del mal, intentando mostrar la conexión de esta doctrina con las principales tesis de su metafísica. Se pretende probar que la misma metafísica de Leibniz puede ser caracterizada como una ¿metafísica de la permisión del mal¿, en la medida en que sus tesis capitales tienen una especial orientación hacia la resolución de esta cuestión. La metodología de la tesis se basa en el análisis de los textos del autor, en base a lo cual se intenta una reconstrucción histórico-sistemática del pensamiento de Leibniz. Esta reconstrucción se establece en función de un realizar juicio acerca de la consistencia interna, la significación última y el alcance de su metafísica, juicio que es a su vez de carácter metafísico. El trabajo está dividido en tres grandes capítulos: - En el primero de ellos se estudia la naturaleza del mal en el pensamiento de Leibniz. Se exponen las dos caracterizaciones o definiciones del mal que comparecen con mayor frecuencia a lo largo de su obra: el mal como disonancia y el mal como privación. Se expone la conexión que cada una de estas caracterizaciones tiene con algunas tesis de fondo de la metafísica leibniziana, como la armonía universal, la naturaleza expresiva de la sustancia individual y su noción completa. Se concluye que, a diferencia de la clásica doctrina agustiniano-tomista, que consideraba el mal una ausencia de un bien debido, el mal es para Leibniz un componente intrínseco de algunas sustancias individuales en virtud de su misma limitación creatural. - En el segundo capítulo se estudia de qué modo sitúa Leibniz el origen metafísico del mal en la Causa Primera creadora. Para ello se explica en detalle la estrategia argumental fundamental que Leibniz asume para salvar al mismo tiempo la inocencia divina y la unidad del principio creador. Leibniz desdobla la causalidad de Dios en dos planos, el de la posibilidad y el de la existencia. Así, el intelecto divino se atribuye el origen de la posibilidad del mal, en la medida en que Dios establece todas las conexiones posibles, conformando los infinitos ¿mundos¿ con mayor o menos cantidad de perfección. Por su parte, la voluntad de Dios, que elije libre aunque infaliblemente lo mejor, pone en la existencia el mejor de esos mundos con una necesidad de tipo moral. Se concluye que la estrategia leibniziana empobrece su concepción del acto creador y rebaja la impecabilidad divina a un atrobibuto moral, a partir de lo cual Leibniz necesita hacer una justificación de Dios (o Teodicea). - El tercer capítulo constituye la parte más importante, y extensa de este estudio. Está dedicado íntegramente al tema de la ¿permisión¿ del mal como tal. En él se concentra sin duda el mayor aporte de la presente investigación, ya que hasta el momento ningún estudio del pensamiento de Leibniz se había ocupado específicamente de esclarecer el significado y las implicaciones del concepto leibniziano de ¿permisión¿. En primer lugar se busca establecer la naturaleza de la permisión y se concluye que se trata de una causalidad indirecta o per accidens de Dios sobre el mal. En segundo lugar se explica la articulación entre la causalidad divina y la libertad de la criatura en el origen del mal, y se concluye que el determinismo intelectualista profesado por Leibniz hace imposible que la criatura sea ¿causa primera¿ del mal. En tercer lugar se explica el mecanismo metafísico de la permisión y su finalidad. Se explica cómo para Leibniz la permisión del mal es una condición sine qua non para la obtención de la mayor perfección posible del universo, de tal suerte que un mundo con menos mal no sería el mejor de los posibles. Se concluye que tal concepción de la permisión pasa por alto el dramatismo propio de la relación entre la libertad divina y la libertad creada, en la cual Dios toma el riesgo de crear seres falibles, porque ese es el precio de su felicidad.