Dialéctica y revolución en G. W. F. Hegel y TH. Adorno

  1. Vélez, Marcela
Dirigida por:
  1. Félix Duque Director/a

Universidad de defensa: Universidad Autónoma de Madrid

Fecha de defensa: 12 de julio de 2018

Tribunal:
  1. José Emilio Esteban Enguita Presidente/a
  2. Valerio Rocco Lozano Secretario/a
  3. José María Ripalda Crespo Vocal
  4. Simon Glendinning Vocal
  5. Nuria Sánchez Madrid Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

El objetivo de la presente Tesis es pensar el vínculo entre dialéctica y revolución en un triple sentido: 1) como dialéctica y revolución en G. W. F. Hegel, 2) como dialéctica y revolución en Th. Adorno, y 3) como relación entretejida por estas mismas relaciones entre 1) y 2) que nos permita pensar una posible dialéctica de la revolución. Para ello, la metodología a seguir consistirá en un primer acercamiento histórico a la revolución que tendrá como objetos principales las revoluciones francesa y rusa, para después investigar dichas revoluciones conceptualmente, esto es, a partir de las lecturas dialécticas que de estos fenómenos hiciesen Hegel y Adorno. Antes de entrar en el estudio específico de las relaciones señaladas y dada la ambigüedad del significado de revolución, en el primer capítulo («Introducción») estudiaremos «la revolución como problema». De este modo, se analizará la relación existente entre revolución e historia y, sobre todo, entre revolución y modernidad, sentando una base fundamental para la investigación, a saber: que el estudio de la revolución ha de hacerse a partir de sus manifestaciones históricas y no imponiéndole una plantilla que, a modo de troquel, se les imponga a los fenómenos revolucionarios. Estudiaremos algunas lecturas alternativas que se han ofrecido sobre la revolución resaltando las posibles carencias que, desde una lectura dialéctica, pudieran ser completadas. De este modo, analizaremos algunas de las principales perspectivas que la sociología de la revolución de la década de los sesenta del pasado siglo ha ofrecido (como las de Crane Brinton, Theda Skocpol o Jaques Ellul) así como algunos debates filosóficos clave en relación con la cuestión de la revolución. En este sentido, nos detendremos en las propuestas de análisis de Hannah Arendt, Byung-Chul Han, y Toni Negri para pasar, al final del apartado dedicado a «la revolución como problema», al estudio del debate sucedido en Francia entre Bernard Henry-Levy y Gilles Deleuze tras los sucesos conocidos como Mayo del 68. Una vez establecidos otros modos de estudiar la revolución, procederemos a especificar por qué consideramos que el enfoque dialéctico puede resultar enriquecedor respecto al abanico de las perspectivas expuestas. Y es que, filosóficamente, revolución y dialéctica han estado en íntima relación histórica desde sus orígenes modernos. La Revolución francesa influyó decisivamente en todos aquellos que fueron sus testigos y espectadores y, en este sentido, la filosofía de Hegel no puede ser pensada sin aquella revolución, ya que, como él mismo señaló: «la filosofía es su tiempo aprehendido en pensamientos». Esta famosa máxima nos introduce de lleno en el universo de la dialéctica. En su asociación con la revolución, la dialéctica, que es «intransigencia contra toda cosificación», acabó por ser ella misma cosificada. De ahí que Adorno prevenga contra su mal uso. Si en Hegel se inaugura el vínculo entre dialéctica y revolución a partir de la Revolución francesa, con Marx tal relación se hizo práctica y pasó a la historia que llega hasta —y conforma— nuestros días. A pesar de que Marx contribuyó como pocos a pensar dialécticamente lo real comprendiendo sus contradicciones y buscando su reconciliación efectiva, en su nombre, y en el nombre de la dialéctica, se han cometido barbaridades; y es que la historia nos ha hecho ver que también la dialéctica puede ser un pretexto para dejar paso a la barbarie. Tiempo de barbarie fue el de Adorno, que precisamente por eso quiso volver a la dialéctica, eligiendo para ello, como es «lógico», a Hegel. Profundizando en la relación entre dialéctica y revolución de Hegel, en el segundo capitulo partiremos desde una doble perspectiva: 1) la de Hegel en la Revolución, embarcándonos para ello en una navegación que irá de una revolución (1789) a otra revolución (1830), y rastreando al efecto históricamente los conceptos fundamentales que el florecimiento de la filosofía dialéctica de Hegel nos vaya aportando en relación con tal historia revolucionaria; y 2) la de la Revolución en Hegel, que nos permitirá observar sistemáticamente los conceptos que van ordenándose alrededor de la concepción hegeliana de revolución. En este sentido, los ideales revolucionarios de libertad, igualdad y fraternidad serán esenciales para comprender el vínculo existente entre el fenómeno revolucionario decimonónico francés y el posterior levantamiento en la Revolución rusa del siglo XX. El desarrollo de lo analizado en este capítulo nos permitirá, además, abordar un importante debate en relación con el papel de la filosofía de Hegel con los eventos políticos de su tiempo y que puede resumirse en la siguiente cuestión: ¿Fue Hegel un filósofo de la revolución? ¿Y un filósofo al servicio del estado? Seguidamente, daremos un salto hasta el siglo XX en el tercer capítulo. Allí, inicialmente reflexionaremos sobre los sucesos políticos de la «noche de Europa» o «la guerra civil europea» y su vinculación con las revoluciones pasadas: no sólo con la Revolución francesa, sino también con la llamada primavera de los pueblos, en el siglo XIX, y con el acontecer revolucionario a ella asociado. En este sentido, nos detendremos a estudiar con profundidad algunas propuestas filosófico-históricas alternativas y complementarias a la que desarrollaría Adorno (como la propuesta por Hannah Arendt en «Los orígenes del totalitarismo» o Félix Duque en «Los buenos europeos»), que pasaremos a analizar en la segunda parte del capítulo. Aquí entraremos in medias res, en la filosofía histórico-política de Adorno, escudriñando sus textos en busca de rastros que puedan llevarnos a su posición sobre la revolución, tanto francesa (por su vínculo con Hegel y el siglo XX), como rusa (por su función dentro del oscurecimiento bárbaro de la Europa de su tiempo). Cabe por lo demás hacer notar que, además de que apenas utiliza el término de «revolución», Adorno no ofrece ningún ensayo centrado en la revolución, ni tampoco en su corpus bibliográfico cabe hallar un estudio político sobre ella, en sentido estricto. Y es que, en la filosofía de Adorno, sólo a partir del todo se pueden vislumbrar aquellos detalles en los que «habita el buen Dios». Las conclusiones obtenidas en el tercer capítulo servirán para la investigación que ocupa el cuarto y último, en el que, mientras observamos de modo efectivo la praxis de la teoría adorniana, discutiremos los principales tópicos que sobre ella existen y que se articulan en torno a la pregunta sobre su actitud política como «resignada» o «elitista». Así pues, abordaremos la relación que mantuvo Adorno con sus estudiantes en los últimos años de su vida, así como la polémica con el positivismo popperiano, extrayendo las conclusiones más significativas en cuanto a la concepción de la revolución se refiere. Llegados a este punto, al final de esta investigación podrán encontrarse las pertinentes Conclusiones que mostrarán cómo los ideales revolucionarios de liberté, égalité y fraternité nacidos en la Francia de 1789, reaparecen negativamente no sólo en la Revolución rusa de 1917 sino en el conjunto de los totalitarismos de la Europa del siglo XX. La lectura dialéctica de la revolución permitirá, en definitiva, comprender por qué tales ideales, entendidos de modo abstracto y vacuo, degeneran desde una primera intención revolucionaria y se convierten en su otro de sí como dominio; lectura que detallaremos en las conclusiones que cierran la presente investigación mientras que, a su vez, nos permitirán responder a las preguntas más arriba planteadas acerca de las posiciones político filosóficas de Hegel y Adorno en relación con sus revoluciones.