Construyendo resilienciaun proceso dinámico y ecológico en mujeres que han superado una situación de maltrato en la pareja
- López Fuentes, Iratxe
- Esther Calvete Zumalde Doktorvater/Doktormutter
Universität der Verteidigung: Universidad de Deusto
Fecha de defensa: 19 von Februar von 2016
- Javier Fernández Montalvo Präsident/in
- Ana Martínez Pampliega Sekretär/in
- José Manuel Andreu Rodríguez Vocal
Art: Dissertation
Zusammenfassung
Actualmente resulta casi imposible coger un periódico, una revista, o sintonizar las noticias sin encontrarnos con un caso más de violencia contra la mujer. Esto es así hasta el punto de que el fenómeno de la violencia contra las mujeres por parte de su pareja ha alcanzado la categoría de problema de salud pública (Ingram, 2007). Distintos estudios realizados en España indican que la prevalencia estimada de este tipo de violencia oscila entre un 15% y un 30% de las mujeres (Calvete, Estévez y Corral, 2007; Fontanil et al., 2005; Ruiz-Pérez et al., 2006). Además, como consecuencia del maltrato en la pareja frecuentemente las mujeres desarrollan diversos problemas y síntomas como la depresión, trastorno de estrés postraumático (TEPT), abuso o dependencia de sustancias y suicidio o ideación suicida (Graham-Bermann, Sularz y Howell, 2011; Macy, Renz y Pelino, 2013). También es importante destacar que las secuelas psicológicas del maltrato suelen mantenerse a lo largo del tiempo (Fishman, Bonomi, Anderson, Reid y Rivara, 2010; Zlotnick, Johnson y Kohn, 2006). Debido a la alta prevalencia de este tipo de violencia y sus consecuencias sobre la salud de las mujeres, la resiliencia puede ser un concepto clave en el estudio de la violencia de género. Actualmente, una de las definiciones más aceptadas de la resiliencia es la que la entiende como una relativa adaptación positiva a pesar de los contextos de adversidad (Luthar, 2006). Además, autores como Ungar (2011) proponen una compresión ecológica de la resiliencia, la cual implica una combinación entre cualidades individuales y el contexto socio-ecológico que rodea a los individuos. Diversas investigaciones llevadas a cabo con mujeres que han superado la violencia en la pareja han puesto de manifiesto que las mujeres con mayor resiliencia, tienen menos síntomas asociados al maltrato (Jaramillo-Vélez, Ospina-Muñoz, Cabarcas-Iglesias y Humphreys, 2005; Roditti et al., 2010). Estos datos pueden estar indicando la importancia de estudiar la resiliencia en este colectivo de mujeres, así como la necesidad de aplicar estos nuevos hallazgos en las intervenciones. Debido a estos datos alentadores, recientemente los investigadores han dado mayor importancia al fenómeno de la resiliencia en mujeres maltratadas, encontrando que las mujeres muestran resiliencia frente al maltrato (Anderson et al., 2012; Roditti et al., 2010). A pesar de que el proceso de resiliencia varía a través de las culturas (Cyrulnik, 2002; Ungar, 2011), no existen datos sobre dicho proceso en España. Por ello, el presente estudio tiene como objetivo examinar este proceso en nuestro contexto cultural concreto. La parte teórica de este trabajo comenzará realizando una primera aproximación al fenómeno de la violencia de género. En el primer capítulo se expondrán las diferencias en la terminología empleada para referirse a este problema social, su prevalencia, los modelos explicativos de la violencia de género, así como sus modalidades. Se dedica el capítulo dos a exponer las consecuencias del maltrato, así como la recuperación del mismo, con la intención de explorar las distintas trayectorias que siguen las mujeres que se han visto inmersas en una relación abusiva. Para ello, se abordaran las secuelas físicas y psicológicas, poniendo el énfasis en el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y la depresión. Asimismo, se presentaran datos relativos al retorno a la relación de maltrato y la recuperación. En el tercer capítulo se introduce el concepto de resiliencia, explicando su evolución conceptual, antecedentes y definiciones. Para ello, se expondrá el recorrido histórico de este constructo a partir de las etapas en la investigación de la resiliencia propuestas por Richardson (2002). Con el objetivo de profundizar más en el proceso de resiliencia en el cuarto capítulo se detallarán las distintas metodologías que se emplean en el estudio de la misma. Con este fin se explicarán distintos modos de entender la resiliencia: por un lado, como resultado o proceso y por el otro, centrada en la variable o en la persona. Se describen también, diversos modelos explicativos que han ido surgiendo para comprender este proceso. Algunos ejemplos son los pilares de la resiliencia (Wolin y Wolin, 1993), las categorías de factores resilientes (Grotberg, 2003) y las características resilientes en los distintos niveles ecológicos (Ungar, 2011). Asimismo, se expondrán los factores protectores asociados a la resiliencia que ayudan a las personas a superar situaciones de adversidad y se describirán los instrumentos de evaluación más destacados. La parte teórica finaliza uniendo ambos fenómenos, es decir, la violencia contra las mujeres y el proceso de resiliencia. Para ello, en el quinto capítulo se presentarán los resultados encontrados en investigaciones que tratan de evaluar el proceso de resiliencia en mujeres víctimas de violencia por parte de la pareja. Además, se explicarán en detalle tanto los factores individuales, como sociales y culturales que se relacionan con la resiliencia en este colectivo de mujeres. Finalmente, se describirán dos modelos de resiliencia en mujeres que han superado una situación de violencia en la pareja. Los siguientes capítulos del manuscrito se centran en la investigación llevada a cabo. Esta investigación se compone de tres estudios empíricos. Para cada uno de los estudios se presentan los objetivos e hipótesis, el método y los resultados obtenidos. Finalmente, se aborda la discusión de los resultados encontrados en los tres estudios. El primer estudio es de naturaleza cualitativa y emplea la grounded theory con el fin de explorar el proceso de resiliencia en mujeres que han sufrido violencia en el marco de una relación de pareja. Se llevaron a cabo entrevistas con un total de 22 mujeres que habían sufrido maltrato en la pareja (edad media= 46.45 años, DT= 10.49). En primer lugar, se presenta el modelo de resiliencia que se ha generado a través de la grounded theory y en segundo lugar, se explica la influencia del contexto social en el proceso de resiliencia de las mujeres. Por último, se describen los factores de resiliencia encontrados, sus dinámicas y las interacciones entre los mismos. En el segundo estudio empírico se desarrolló un inventario para evaluar factores de resiliencia ante distintos tipos de adversidad. Este estudio supuso un paso intermedio, cuyo objetivo final era el de validar el instrumento en mujeres que habían superado una situación de maltrato en la pareja. Debido a la dificultad que entrañaba el conseguir una muestra de mujeres que hubiesen sufrido violencia en la pareja lo suficientemente amplía como para validar el instrumento, en primer lugar se procedió a validar la estructura factorial del inventario en población general, para posteriormente poder adaptarlo y validarlo en la muestra de mujeres que habían vivido una relación abusiva. De este modo, en este segundo estudio participaron 580 personas (76,8% mujeres y 23,2% hombres) de entre 18 y 54 años (edad media= 21,38, DT= 4,47) de la población general, quienes completaron el inventario desarrollado junto a medidas de TEPT (EGS; Echeburúa, Corral, Amor, Zubizarreta y Sarasua, 1997a), depresión (SCL-90; Derogatis, 2002) y autoestima (RSES; Rosenberg, 1965). En primer lugar, se presentan los resultados relativos a la fiabilidad y estructura factorial del inventario, así como las correlaciones entre el inventario de resiliencia y las escalas de síntomas de TEPT y depresión y la escala de autoestima. Finalmente, se exploran las diferencias de género en las puntuaciones del inventario de resiliencia, así como el beneficio percibido para cada uno de los factores de resiliencia. En el tercer estudio se adaptó y validó el inventario creado en el segundo estudio con el fin de poder emplearlo para evaluar resiliencia en mujeres que habían superado una situación de violencia en la pareja. Para crear el instrumento se utilizó por un lado, el inventario que ya había sido validado en el segundo estudio, así como los resultados encontrados en las entrevistas del primer estudio. Asimismo, en este último estudio se evaluó el efecto moderador de los factores de resiliencia en los síntomas de TEPT y depresión. La muestra estuvo compuesta por un total de 129 mujeres que habían vivido violencia en la pareja (edad media= 41.24 años, DT= 12.63). Las mujeres completaron medidas de violencia en la pareja (CTS2; Straus, Hamby, McCoy y Sugarman, 1996), una medida específica de violencia psicológica en la pareja (IAPRP; Calvete, Corral y Estévez, 2005), autoestima (RSES; Rosenberg, 1965) y síntomas de depresión (SCL-90; Derogatis, 1983) y TEPT (EGS; Echeburúa et al., 1997a). En primer lugar, se presenta el análisis factorial y las características psicométricas del instrumento de resiliencia. En segundo lugar, se presentan las correlaciones entre las diversas variables del estudio, centrando la atención en la asociación existente entre los factores de resiliencia y los síntomas de depresión y TEPT y autoestima. A continuación, se muestran los resultados de las moderaciones entre los factores de resiliencia y la violencia sufrida y los síntomas depresivos y TEPT. Por último, se compararon los resultados encontrados en las puntuaciones de resiliencia en la muestra de la población general (participantes del segundo estudio empírico) y la muestra clínica, así como el beneficio que las participantes del estudio percibieron en cada uno de los factores de resiliencia evaluados mediante el instrumento creado. Finalmente, los capítulos nueve y diez abordan los objetivos y justificación del estudio, así como la discusión de los resultados encontrados y las limitaciones de los estudios, las futuras líneas de investigación, las implicaciones clínicas y conclusiones generales que se desprenden de los estudios. En general, los resultados del primer estudio ponen de manifiesto que las mujeres emplean diversos factores, tanto individuales (por ejemplo, la actividad física, introspección y espiritualidad) como externos (por ejemplo el apoyo social) que promueven la resiliencia. Además, algunos de estos factores promueven el desarrollo de otros factores de resiliencia. Los resultados de los análisis factoriales confirmatorios del segundo estudio indican que el inventario desarrollado tiene una estructura jerárquica en el que los factores de resiliencia fueron explicados por un factor más general de resiliencia. Dicho modelo mostró un buen ajuste a los datos. Asimismo, las puntuaciones del inventario de resiliencia se asociaron con la escala de autoestima, mientras que varias de sus escalas se asociaron significativamente con menos síntomas de TEPT y depresión. Por otro lado, no hubo diferencias de género en las puntuaciones totales de resiliencia, aunque si en varios de los factores. Los resultados del tercer estudio empírico revelan que el instrumento creado en el segundo estudio y adaptado para poder aplicarlo a mujeres que han sufrido violencia en la pareja, mostró un ajuste adecuado a los datos. Los análisis factoriales confirmatorios indican que los 17 factores de resiliencia incluidos en el inventario se agruparon en tres dimensiones de resiliencia. En cuanto a las correlaciones encontradas entre el inventario de resiliencia y la sintomatología y la autoestima, se encontró que la puntuación total obtenida en el inventario, así como en las tres dimensiones de resiliencia se asociaron de forma significativa y negativa con los síntomas depresivos y de TEPT. Al mismo tiempo que correlacionaron de forma significativa y positiva con la autoestima. Se evaluaron también, las correlaciones entre los tipos de violencia sufridos y los síntomas de estrés postraumático y depresión. Los resultados revelaron que todos los tipos de violencia fueron perjudiciales para la salud mental de las mujeres, a pesar de que cada tipo de violencia produjo unas consecuencias negativas concretas. Por otro lado, de las tres dimensiones de resiliencia del inventario, dos de ellas actuaron como moderadoras de la relación entre el tipo de violencia sufrido y los síntomas y la autoestima. Al comparar la puntuación total obtenida en el inventario de resiliencia entre la población general del segundo estudio empírico y la muestra clínica del tercer estudio, se encontró que la población general obtuvo mayores puntuaciones. Atendiendo a los factores de resiliencia de forma individual, cabe reseñar que la población general puntuó más alto en algunos de los factores, mientras que en otros factores sucedió lo contrario. Finalmente, se evaluó el beneficio que las mujeres percibían en cada una de las dimensiones y factores de resiliencia. En general, los factores externos fueron percibidos por las mujeres como más beneficiosos.