Profesionales y posverdadLa responsabilidad colectiva como arma contra la falacia digitalizada
- David Caldevilla Domínguez 1
- Enrique García García
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Universidad Complutense de Madrid
info
ISSN: 1889-7304
Ano de publicación: 2020
Número: 21
Páxinas: 70-83
Tipo: Artigo
Outras publicacións en: aDResearch: Revista Internacional de Investigación en Comunicación
Resumo
Tema principal: Posverdad, también conocida como mentira emotiva: término de nuevo cuño que describe la distorsión intencional de la realidad, pretendiendo con ello crear y orientar una tendencia de la opinión pública para influir en las posturas de la sociedad. Esta definición y la realidad que representa tiene una presencia e importancia creciente en la vida moderna: la elección de Donald Trump, el auge de los separatismos, el Brexit o la irrupción de la ultraderecha son fenómenos de plena actualidad, salpicados por el fantasma de la post-verdad. Desarrollo lógico del tema: Basta consultar las redes sociales cada mañana para, por moda estadística, hallar un bulo en movimiento. Un bulo conocido por su autor e incuestionado por quienes lo comparten: noticia ilustrada iguala a realidad. Aunque el recurso a la mentira en política o por causas ideológicas está lejos de ser un invento reciente, la forma en que este fenómeno ha crecido y se ha descontrolado como elemento de influencia en la opinión pública es lo que ha propiciado su metamorfosis en el término «posverdad». Punto de vista y aportaciones del autor: La interconectividad debería escudarnos de la manipulación por parte de propagandistas profesionales, nos ha hecho más vulnerables frente a las mentiras pueriles y sencillas… informaciones que serían fáciles de desmentir, pero que quedan protegidas de ello por la indolencia colectiva y el estilo de vida acelerado. Repercusiones y conclusiones: Tras décadas de democracia consolidada y exitosa, la sociedad se encuentra por primera vez ante una amenaza que solo puede ser combatida eficazmente por parte del ciudadano de a pie. El esfuerzo propagandístico y educacional que sería preciso para resolverlo desde las instituciones llega al impensable escenario de la reeducación forzosa para la estandarización de criterios. Es preciso crear en el mayor número de personas la concienciación de la necesidad de autoformarse en la lectura crítica y la comprobación de datos, ante la creciente irrelevancia del periodista como mediador. O en su defecto, trabajar desde los grupos de comunicación para revertir la pérdida de credibilidad de estos.