Intersubjetividad liberadora en la esencia de la experiencia estética. Comprensión de la fenomenología de Mikel Dufrenne a la luz de las consideraciones sobre el arte musical de los «banyarwanda»

  1. Nzeyimana, Pierre Claver
Dirigida por:
  1. Ricardo Pinilla Burgos Director/a

Universidad de defensa: Universidad Pontificia Comillas

Fecha de defensa: 12 de septiembre de 2017

Tribunal:
  1. Ana María Leyra Soriano Presidenta
  2. Angelo Valastro Canale Secretario/a
  3. Antonio Notario Ruiz Vocal
  4. Sixto José Castro Rodríguez Vocal
  5. Miguel García-Baró López Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

Para ofrecer una definición más adecuada de la realidad de la experiencia estética, no hay que solamente quedarse al nivel de una simple relación que hay entre el sujeto y el objeto. Hay que también ir mucho más allá. Porque el objeto esconde algo que explicaría mejor la realidad misma de esa experiencia. Es su identidad y su poder que tiene del sujeto que lo ha hecho. Toda obra de arte es fruto de la mano de un sujeto. Con lo cual, todo objeto estético mantiene una relación estrecha con el sujeto, se identifica a él. Se trata de ese sujeto concreto que Mikel Dufrenne evocó en toda su filosofía fenomenológico-antropológica, o de ese sujeto que goza de la vida viviendo y haciendo vivir al “otro” tal cual lo expresaron los “banyarwanda” en su arte musical que se define como antropológico-vitalista. Entonces, la experiencia estética es una relación que se establece entre sujetos (artista y espectador), y se apoya en la comunión, la comunicación, el diálogo entre ellos. Es esa relación que es posibilitada por la presencia del objeto estético percibido en la realidad del sujeto. Se trata de ese objeto que, por su poder de expresar, de trasmitir un mensaje, de modificar la situación del sujeto en contacto con él, se hace diferente dentro de lo que hay en el mundo. No se deja ser tratado sólo por su materialidad, sino por su equiparación con el sujeto mismo. Por eso, la experiencia estética es esa relación entre sujetos de igual dignidad, de esa relación donde cada protagonista disfruta de la realidad de una comunidad de vida y de amor. Se trata de esa relación que se define estética y esencialmente por la intersubjetividad estética donde los sujetos en diálogo, no solo se caracterizan por sus sacrificios o su neutralización, signos de la épochè fenomenológica que acompaña y ayuda a definir maravillosamente la realidad de la experiencia estética, sino también por su empatía que les sirve de base para una buena y fructuosa experiencia estética. Cada sujeto sacrifica su propio mundo para abrir y proponer un mundo universal para todos, un mundo de la intersubjetividad donde cada uno se libera liberando al “otro”, donde cada uno se enriquece en la realidad de la interdependencia que les hace vivir y les permite transmitir una vida.