Diseño de un programa de evaluación e intervención de variables emocionales, conductuales y personales para personal de emergencias

  1. Pujadas Sanchez, Maria Dolores
Dirigida por:
  1. Francisco Javier Pérez Pareja Director/a

Universidad de defensa: Universitat de les Illes Balears

Fecha de defensa: 04 de febrero de 2016

Tribunal:
  1. María Antonia Manassero Mas Presidente/a
  2. Débora Godoy Izquierdo Secretario/a
  3. Juan José Miguel Tobal Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 441696 DIALNET lock_openTDX editor

Resumen

La actual organización geopolítica y económica ha configurado una situación laboral y social que implica una serie de riesgos para los trabajadores (Sennett, 2000, 2001, 2006, 2009, 2011) derivados de un contexto global, de la presión e inestabilidad laboral y de las exigencias de la tarea, a los que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha clasificado como riesgo psicosocial. Simultáneamente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha manifestado que las nuevas enfermedades profesionales, entre las que destacan el estrés, la depresión y la ansiedad, son la epidemia del siglo XXI. De todo ello, cabe destacar que el creciente interés por la salud laboral y el “bienestar psicológico” ha propiciado un gran avance en la investigación de estos trastornos, concienciando a los trabajadores y a las organizaciones de la necesidad de poner en marcha programas de prevención, evaluación, formación, información e intervención para mejorar la calidad de vida tanto a nivel personal, como a nivel laboral y social. Por otra parte, el actual contexto global y el auge de las nuevas tecnologías, han puesto de manifiesto la aparición de riesgos emergentes que representan una amenaza para la seguridad de las personas, de sus bienes y del medio ambiente donde se mueven y, que debido a su complejidad, son difusos y difíciles de controlar. Tal es así, que lo que acontece fuera de la propia comunidad puede trascender o afectar de forma directa o indirecta al entorno próximo, como sucede en grandes catástrofes y atentados terroristas, entre otros. Ello ha obligado a las diferentes comunidades, tanto en el orden nacional como internacional, a reorganizarse y analizar nuevas estrategias para hacer frente a este tipo de amenazas. Seguridad y defensa son términos complementarios que analizaremos en el presente estudio, así como la estructura necesaria para el desarrollo de las tareas de seguridad en el marco de las emergencias. Dentro de esta estructura, los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, a nivel gubernamental y también algunas organizaciones no gubernamentales, constituyen el sector de profesionales y voluntarios implicados en la resolución de situaciones consideradas de riesgo o emergencia para la población. Cuando todavía son pocos los estudios en el área de emergencias, consideramos que la importancia de este trabajo radica en aportar una visión práctica de la intervención en emergencias. En la revisión teórica, inicialmente, se abordarán algunas variables conductuales del personal de emergencias y su relación con las variables psicosociales, motivacionales y organizacionales, centrando el foco de atención en las respuestas de mayor riesgo, la ansiedad y el estrés, consideradas conductas de riesgo psicosocial. Ello implica a su vez, el análisis del medio donde se desarrollan estas conductas con el fin de canalizar este tipo de conflictos dentro de un contexto global. En esta línea, la clínica y la intervención estratégica en emergencias se centra, en primer lugar, en mantener el equilibrio entre los recursos y necesidades de las personas y en el análisis de las demandas y oportunidades del medio, dando lugar a nuevos modelos para afrontar situaciones de riesgo, tanto a nivel individual como a nivel comunitario. En cuanto a las variables conductuales, partiendo de los trabajos pioneros de Selye (1936, 1960,1974) respecto a la respuesta fisiológica del estrés, se ha revisado el modelo de Lazarus y Folkman (1986), el cual considera el estrés como un proceso de afrontamiento (adaptativo o no adaptativo, eficaz o ineficaz) que no siempre guarda relación con los resultados, ya que éstos dependen en gran medida del contexto. Más adelante, Carver y Scheier (1994) presentaron dos tipos de afrontamiento, definiendo el afrontamiento situacional en función de los cambios del entorno y, el afrontamiento disposicional en base a dos componentes, denominados estilos de afrontamiento y estrategias de afrontamiento. Finalmente, los trabajos de Lazarus y los trabajos de Moos sobre el afrontamiento han sido el eje principal de este estudio por su visión integral de la persona y el contexto en el marco de las emergencias. Respecto a las variables motivacionales, los trabajos pioneros de McClelland, Atkinson, Clark y Lowell (1953) publicados en su obra “La motivación de logro” (The Achievement Motive), fueron un avance sobre las teorías cognitivas y sociales. De igual forma, los trabajos de R.H. Moos (2005) destacan el papel de la atmósfera social en la satisfacción de las personas, identificando los principales factores del clima laboral en el desarrollo organizacional, en la salud laboral y en la productividad. En la actualidad, se consideran “organizaciones inteligentes” aquellas que disponen de un sistema abierto en el que sus miembros, además de relacionarse, pueden desarrollar su capacidad creativa y de aprendizaje (Senge, 1992, 1995, 2014). Finalmente, sin entrar en valoraciones o criterios personales, nos ha parecido importante mostrar algunos modelos de afrontamiento, tanto a nivel personal como a nivel comunitario, desde el enfoque de la psicología positiva, tales como el pensamiento sistémico, la resiliencia y el crecimiento postraumático, entre los que destacan autores como Siegrist (1996), Grotberg (1998, 2001), Folkman y Moskowitz (2000), Calhoun y Tedeschi (2001), Seligman (2003), Zuckerfeld y Zonis (2006), Cyrulnik (2007), Leka y Cox (2010) y Wollin (2010), entre otros, y también cabe mencionar la propuesta de la UNESCO respecto a la educación en emergencias, como principal estrategia de afrontamiento. La segunda parte del estudio se centra en el análisis y tratamiento estadístico de las respuestas de afrontamiento del personal de emergencias. Para ello hemos revisado algunos instrumentos de medida elaborados por diferentes autores tales como la Escala de Modos de Afrontamiento de Folkman y Lazarus (1980), el Inventario COPE de Carver, Scheier y Weintraub (1989), el CSI de Tobin, Holroyd y Reynolds (1984,1989) y el CRI-A de R.H. Moos (1993), entre otros. En este contexto, los objetivos que se plantean en el presente estudio pretenden validar una serie de hipótesis capaces de aportar un enfoque eminentemente práctico respecto al perfil del profesional de emergencias y a las estrategias más utilizadas por los intervinientes, con objeto de presentar o validar un instrumento ágil y eficaz que nos permita establecer cuáles son las estrategias de afrontamiento más adecuadas en los procesos de selección y formación e intervención del personal de emergencias. Resumiendo, nuestro esfuerzo va dirigido a proporcionar una visión integral del profesional de emergencias en relación al contexto donde se desarrolla la tarea, poniendo el foco de atención en los estresores laborales que afectan la salud y el bienestar psicológico, personal, familiar, laboral y social y, como éstos pueden ser manejados de forma más eficaz por el propio interviniente y por la organización.