Gran mecanismo en el teatro de Christopher Marlowe
- Viar Aparicio, Jon
- Jon Juaristi Linacero Director
Defence university: Universidad de Alcalá
Fecha de defensa: 16 February 2018
- Ana Valenciano López de Andújar Chair
- M. del Mar Rebollo Calzada Secretary
- Antonio López Vega Committee member
Type: Thesis
Abstract
El primer capítulo de esta tesis doctoral está dedicado a la vida y leyenda de Christopher Marlowe, los datos biográficos de que disponemos, la conocida Teoría Marlowe, la duda razonable sobre Shakespeare y la versión stratfordiana, pero también mencionaremos otras teorías menos plausibles aunque no por ello menos conocidas, como la oxoniense o la baconiana. En apenas seis años Christopher Marlowe escribió al menos diez obras teatrales, algunos poemas y dos traducciones - una de Ovidio y otra de Lucano - sacando al Teatro inglés de las tinieblas medievales y dejando a William Shakespeare un panorama totalmente distinto. Este dato de las traducciones es muy relevante pues antes de decidirse a escribir teatro, Marlowe pudo familiarizarse con el género épico y su estilo, lo que le sirvió más adelante para escribir extensos monólogos dramáticos en verso. Con la traducción de la Farsalia de Lucano, Marlowe estudió a fondo el decasílabo blanco. Ese riguroso estudio le ayudó a convertirse en el máximo exponente del decasílabo yámbico sin rima, el mismo estilo que emplearía algunos años más tarde William Shakespeare. En el segundo capítulo de la tesis nos centramos en el análisis dramático de siete obras teatrales atribuidas a Marlowe: Tamerlán, Tamerlán II, La Masacre de París, Doctor Fausto, Dido reina de Cartago, Eduardo II y El judío de Malta. Es imposible explicar cómo pudo surgir William Shakespeare sin leer a Christopher Marlowe. Por ello compararemos los textos del propio Marlowe con los atribuidos a Shakespeare. Con ambos autores surge el teatro moderno. En cierto modo sus obras son una superación de la tragedia griega. Los sujetos tienen aquí el poder de elegir conforme a su propio criterio y sus pasiones. Los personajes ya no son únicamente víctimas de un destino, ya no son marionetas de los dioses. El deseo y el subconsciente mueven a los personajes y hacen avanzar la acción precipitando su propia caída. Esta idea del ascenso-caída es una constante en todas las obras de Marlowe. Con excepción de la primera parte de Tamerlán, todas encajan en ese esquema. Esto me hace pensar que el primer Tamerlán pudo ser un encargo y que en la segunda parte Marlowe derrocha todo su talento sin cortapisas. La situación privilegiada de los héroes marlovianos acaba complicándose y el fracaso se vuelve inexorable. Los personajes cambian las circunstancias, al revés que en la tragedia griega. Son ambiciosos, subversivos, sedientos de poder, víctimas de sus propias decisiones, de sus deseos y sus pasiones. Hay aquí una libertad de elección frente al destino, hay un margen de capacidad de decisión frente a él. En el tercer capítulo hago referencia a otras obras que bien pudieron ser escritas por el propio Marlowe utilizando los mismos esquemas, argumentos y pruebas o evidencias que he logrado encontrar. Comentaremos el Enrique VI, obra en la que se demostró la colaboración de Marlowe, el Eduardo III - que no fue atribuida a Shakespeare hasta el siglo XX - y Las alegres victorias del rey Enrique V de Inglaterra. Estos son algunos trabajos que merece la pena explicar por la confusión en la que se han visto rodeados a lo largo de los siglos. En todas las obras de Marlowe los personajes actúan conforme a sus deseos y se hacen responsables de los goces y los sufrimientos alcanzados en sus vidas. No son dioses. Son humanos. Algunos de ellos se atreven incluso a despreciar a esos dioses tan venerados.