Caracterización del sistema inmune innato de la cavidad peritonealPapel en la defensa frente a infecciones bacterianas intraperitoneales
- HERNÁNDEZ VILLARRUBIA, LAURA
- Carlos Fernández-Ardavín Castro Director
- María López-Bravo Arancibia Codirector/a
Universitat de defensa: Universidad Autónoma de Madrid
Fecha de defensa: 24 de de gener de 2020
- Francisco Sánchez Madrid President/a
- Esteban Veiga Chacón Secretari/ària
- Andrés Hidalgo Alonso Vocal
Tipus: Tesi
Resum
La sepsis peritoneal es una de las patologías con mayor morbilidad y mortalidad en los países desarrollados. La entrada de patógenos a la cavidad peritoneal se produce cuando la barrera física que limita el peritoneo resulta dañada, causando una infección en el espacio peritoneal que, de no ser controlada localmente por el sistema inmune, se disemina al resto del organismo iniciando un cuadro clínico de sepsis. Por ello, el sistema inmune de la cavidad peritoneal desempeña un papel fundamental en el control local de la infección, evitando con ello los daños colaterales de la diseminación sistémica del patógeno. En este trabajo describimos, utilizando un modelo de infección peritoneal con la cepa M6L4 de E.coli, que los LPMs, la población de macrófagos residentes de la cavidad peritoneal, actúan como primera línea de defensa del sistema inmune innato, controlando la infección bacteriana durante los primeros minutos tras la infección. La internalización de E. coli por los LPMs es concomitante con su adhesión al mesotelio que recubre tanto la pared peritoneal, como los órganos abdominales. Esta adhesión resulta en la formación de agregados de macrófagos, estructuras complejas y multiestratificadas, que están principalmente formadas por LPMs, células B1 y neutrófilos, siendo también detectable un número bajo de células T, mastocitos y plaquetas. En la pared peritoneal, la formación de los agregados desestabiliza las uniones estrechas que anclan eficazmente a las células mesoteliales entre sí, provocando la formación de discontinuidades en la barrera mesotelial. Estas discontinuidades, a lo largo de los primeros días postinfección, facilitan la invasión del estroma submesotelial por los LPMs y por macrófagos inflamatorios derivados de monocitos, infiltrado que agrava la desorganización mesotelial. Durante la resolución de la infección, los agregados de macrófagos y la infiltración submesotelial desaparecen progresivamente; sin embargo, el mesotelio peritoneal presenta zonas en las que lesiones provocadas por la infiltración de LPMs y células inflamatorias no han sido completamente reparadas, resultando en un daño residual en esta barrera que limita y protege la cavidad peritoneal, lo podría conferir una mayor susceptibilidad ante infecciones subsecuentes o facilitar la implantación tumoral.