Estudio de la composición en el arte levantino

  1. SEBASTIAN CAUDET, DESAMPARADOS
Dirigida por:
  1. Valentín Villaverde Bonilla Director/a
  2. Manuel Fernández-Miranda Director

Universidad de defensa: Universitat de València

Año de defensa: 1992

Tribunal:
  1. José Alfonso Moure Romanillo Presidente/a
  2. Bernat Martí Oliver Secretario/a
  3. Mauro S. Hernández Pérez Vocal
  4. Milagro Gil-Mascarell Boscá Vocal
  5. María del Pilar Utrilla Miranda Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

El estudio del Arte Rupestre Levantino supuso desde principios del siglo XX, uno de los campos de investigación más interesantes para los prehistoriadores, dado que eran las narraciones gráficas más antiguas de las culturas mediterráneas occidentales y de la franja oriental de la Península Ibérica, pero las polémicas de los investigadores sobre su origen y su datación no llegaron nunca a ser demostrados hasta la segunda mitad los años 80 por la ausencia de datos fiables. (El hecho de que no existieran yacimientos claramente vinculados a los conjuntos con pinturas era uno de los problemas esenciales. Y sin cronologías demostrables , el tema fue foco de discusiones académicas durante muchos años hasta que la autora de esta tesis entre 1986 y 1989 tuvo la enorme suerte de poder identificar, excavar, datar y más tarde publicar en 1992 el estudio de los materiales epipaleolíticos (o mesolíticos) del “Abrigo de Angel” (Castellote, Teruel) con tres muestras de Carbono 14 que fueron totalmente coherentes y fiables, fechando los niveles epipaleolíticos geométricos o mesolíticos, entre el 8.060 (+/-270 BP) y 8.150(+/-170BP), en este abrigo en el que se encontraban las pinturas levantinas de varios cuadrúpedos incompletos (posiblemente bóvidos) , así como de arqueros naturalistas (de dos momentos a juzgar por su tamaño y su diferente estado de conservación) de siluetas similares a las de los mejores arqueros naturalistas de la zona castellonense, corriendo con sus piernas extendidas y sus arcos y flechas en la mano. (“Nuevos datos sobre la cuenca media del Rio Guadalope: El Abrigo del Barranco Hondo y el Abrigo de Ángel”, Revista Teruel 1992)). En esos mismos años la autora de esta tesis trabajaba sobre el tema de la composición en el Arte prehistórico Levantino, realizando el análisis sistemático de los conjuntos pictóricos que podían ser reconocidos como composiciones intencionadas, plasmadas en los paneles pétreos de los abrigos rupestres de la zona estudiada con anterioridad para su memoria de licenciatura (desde el Pirineo aragonés al Júcar, incluyendo los abrigos rupestres con pinturas localizadas más al oeste en Aragón, Cuenca, Teruel y Valencia) en los que se seleccionaron para este estudio los que contenían las escenas existentes que fueron recogidas y analizadas en esta tesis, tras comprobar la composición intencionada y narrativa de lo representado, que evidenciaban la clara intención de asociación de los pintores por plasmar a los personajes realizando distintas actividades. El trabajo de los pintores, su habilidad y capacidad técnica eran muy evidentes al observar cómo en algunas ocasiones eran capaces de crear composiciones coherentes, así como de añadir de un modo lógico nuevas figuras a una escena o a un conjunto de figuras ya existente, en la que participaron de ese modo los “segundos pintores” (en la actividad cinegética, danzas, enfrentamientos humanos, ejecuciones, capturas de animales etc.). Y era igualmente significativo que las posturas y las direcciones lógicas de los movimientos se reflejaran con mucho sentido de la perspectiva y de la acción, así como que no se observaran “fallos o arrepentimientos” (en el sentido pictórico) en las figuras. Las pinturas habían sido publicadas en muchos casos entre los años 20 y 60 del siglo XX por diversos prehistoriadores pero no contaron con dataciones ciertas ni existían estudios sistemáticos globales sobre esos sencillos pero significativos hechos que mostraban la habilidad y el interés narrativo de “los primeros y a menudo de esos segundos pintores” que nos dejaron la evidencia de su valoración e interés por reflejar su propia vida y sus actividades. (Muy probablemente tendrían la intención narrativa en la que se “inmortalizaron ellos mismos”). Esta investigación sobre 108 conjuntos de pinturas, ahora atribuibles al Epipaleolítico y periodos posteriores (algunos con varios abrigos diferenciados), supuso el estudio de 132 paneles con figuras asociadas coherentemente de uno u otro modo, lo que supuso una inmersión en éste Arte Rupestre Levantino tan singular y lleno de vida, así como en la inteligencia, capacidad técnica y creativa de sus pintores, dado que éste fue el primer arte narrativo en la historia de la humanidad realizado con el sentido y las técnicas adecuadas para transmitir de un modo claro y comprensible las acciones por ellos desarrolladas, plasmando la postura de los personajes “el movimiento, la velocidad y las acciones” de las figuras, así como la “actividad” compartida, cuyo dinamismo era muy expresivo, logrando la narración natural e intencionada de unos creadores que habitaron en la zona donde estas pinturas se conservan. La metodología ya definida por la autora en 1985 sobre la composición de las pinturas contemplaba cuales eran los elementos esenciales para aceptar la existencia de “una escena”: la unidad temática, la unidad estilística, la articulación escénica, la actitud común o relacionable, el sentido de la descripción, y la perspectiva coherentes y un concepto técnico configurativo común (pp. 109-112). Y a nivel técnico aparece el escorzo “una técnica sofisticada” en la que algunas partes del cuerpo ven alteradas sus proporciones o desaparecen parte de los cuerpos para conseguir la coherencia de una postura. Por ello los conceptos pictóricos que manejan superan los trazados sencillos de las figuras, dado que es una técnica compleja que va más allá de lo que pudiera realizarse de un modo intuitivo. (Y es curioso que, como sucede en el Arte Paleolítico, no se observan restos de lo que pudo ser una “cierta enseñanza” de esos pintores levantinos, cuyos trazos de las figuras son firmes y seguros al pintar las siluetas del cuerpo humano y las de animales en diferentes actitudes y posiciones..), Pero además se encuentran en los abrigos “escenas acumulativas” : conjuntos que parten de una escena o grupo con un estilo determinado al que se incorporaron posteriormente de modo coherente otras figuras realizadas generalmente con otros conceptos pictóricos, cuya intencionalidad quedó evidenciada) (pp. 113 y 114). Y fue especialmente útil empezar a entender el interés de los propios pintores, a partir del análisis sistemático, de los temas por ellos inmortalizados (Escenas de caza, de recolección, danzas/rituales, ejecuciones, enfrentamientos humanos, captura de animales, así como otros temas singulares. (pp.1011-1019) Respecto a su significación, los temas son generalmente identificables, al tratar acontecimientos normales de la vida de los cazadores, aunque existen escenas más complejas, como las vinculadas con danzas, luchas entre grupos, ejecuciones, asaeteamientos, generalmente realizados con conceptos más sencillos(generalmente más toscos y/o filiformes) que fueron plasmados en las últimas etapas etc., pero en general se trata de un arte muy vital que refleja la propia vida, la agilidad, la fortaleza y el movimiento de unos personajes dispuestos a conseguir su alimento, cazando ciervos, cabras, jabalíes; pero también pintaron la muerte (ejecuciones, animales). Son personajes fuertes y ágiles (es interesante el hecho de que no aparecen figuras obesas..) y los animales más peligrosos, casi siempre pintados en concepto naturalista , eran el lobo, el lince y el jabalí a juzgar por las representaciones. Fue un trabajo largo e intenso y parece imposible transmitir el enorme interés de todos los conjuntos estudiados en estas páginas, pero en todo caso la rigurosa inmersión en tantas representaciones permitió comprender el enorme interés histórico y cultural, así como el valor que para los pintores debieron tener esas representaciones, en muchas de las cuales debieron reflejarse a ellos mismos y a los otros personajes de cada escena. Y sigue siendo interesante la escasa representación de las mujeres, y la inexistente de los ancianos y los niños, así como que no llegaran a plasmar otros temas vinculados con su propia vida, como la representación de su hábitat, algo que los especialistas hubiéramos deseado poder conocer. Sin duda la ocupación de estas zonas apropiadas para la caza pudo ser estacional y en periodos de temperatura suave a juzgar por los cuerpos al descubierto, sin haberse representado en ningún caso elementos de abrigo.