Estudio territorial y paisajístico de la agricultura periurbana en la región metropolitana de madrid: Análisis de casos y propuestas de ordenación y gestión

  1. Yacamán Ochoa, Carolina
Dirigida por:
  1. Rafael Mata Olmo Director/a

Universidad de defensa: Universidad Autónoma de Madrid

Fecha de defensa: 05 de septiembre de 2017

Tribunal:
  1. Jorge Hermosilla Pla Presidente/a
  2. Nieves López Estébanez Secretario/a
  3. Simón Sánchez Moral Vocal
  4. David Gallar Hernández Vocal
  5. Alberto Matarán Ruiz Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

Desde la segunda mitad del siglo XX, las áreas metropolitanas han estado marcadas por un proceso de constante expansión de usos residenciales e industriales, y por el incremento de infraestructuras de transporte para mejorar la conexión entre las ciudades y sus periferias, proceso comúnmente conocido como “periurbanización”. Esta situación pone sobre la mesa nuevas cuestiones sobre la función de la agricultura en estos territorios en recomposición (Larcher, 1998) y sobre la capacidad de abastecimiento que tiene la agricultura periurbana en el interior de las áreas metropolitanas. Mientras que la artificialización del suelo es cada vez mayor, el espacio utilizado por la agricultura periurbana se reduce y está altamente fragmentado. Sin embargo, por paradójico que resulte, el gran problema no consiste tanto en la reducción de la superficie fértil, como en el retroceso y la falta de renovación de la actividad agraria profesional en los entornos urbanos derivados en gran medida de la falta de gestión del suelo. Según las ciudades y la época, el significado de la agricultura y las funciones que ha desempeñado han ido cambiando (Jarrige et al., 2006). Su vínculo con la ciudad, en general, se ha ido deteriorando con el paso del tiempo. La proximidad espacial a los entornos urbanos ha sido el factor que ha influido de modo más determinante sobre la agricultura periurbana, en muchos lugares, de forma negativa. En otros, gracias a las políticas de protección y gestión territorial, la proximidad urbana se ha convertido en una oportunidad. La agricultura periurbana podría definirse de acuerdo con las siguientes características: Actividad agraria condicionada por el sistema urbano en el que se desarrolla, que ejerce sobre ella impactos negativos que limitan su viabilidad económica (CESE, 2004). Actividad económica que produce alimentos y que, por lo tanto, es una pieza clave dentro del sistema agroalimentario urbano, adquiriendo un nuevo rol en las políticas alimentarias alternativas que buscan relocalizar y territorializar el alimento. Actividad agraria multifuncional que ofrece bienes y servicios complementarios, junto a la producción de alimentos. Cabe preguntarse cómo integrar todas estas cuestiones que definen la agricultura periurbana dentro los proyectos agrourbanos, en aras de recuperar la conexión entre la alimentación urbana y la producción de proximidad. Desde los planteamientos de la planificación territorial estratégica, se está reconociendo cada vez con mayor claridad el valor que tiene la alimentación para el futuro de los espacios urbanos (Pellegrino et al., 2013). En este sentido, en la actualidad la agricultura periurbana está jugando un nuevo papel, determinado por la creciente demanda de alimentos locales entre los consumidores urbanos (Zasada, 2011), una circunstancia que resulta esencial para que la planificación territorial pueda reorientar el tratamiento de la agricultura en las áreas urbanas y asegure su puesta en valor con la relocalización y territorialización de los sistemas alimentarios. Las recientes políticas públicas que están abordando los aspectos espaciales de la alimentación y creando marcos de gobernanza territorial para mejorar la participación de agentes económicos y sociales en torno a políticas alimentarias alternativas, están sirviendo a la vez para vertebrar a los agentes de la cadena agroalimentaria y asegurar la protección y la viabilidad económica de la agricultura periurbana, incidiendo de esta forma en cuestiones como la seguridad y la soberanía alimentarias. En la planificación estratégica, desde el enfoque territorialista, se está trabajando con una serie de herramientas para la activación de los paisajes productivos y culturales de la agricultura, mediante la concertación con los agentes locales, con una fuerte implicación de los poderes públicos municipales y orientadas a la protección y gestión de los valores identitarios del territorio al servicio del bien común (Mata y Yacamán, 2016). Es el caso de los Parques Agrarios, las Infraestructuras Verdes, las Cartas del Paisaje y la Custodia del Territorio.