La minería romana en León y Asturias, su importancia en la configuración de los paisajes
- Sánchez-Palencia Ramos, F.J. 1
- López Sáez, J.A. 1
- Reher Díez, G.S. 2
- López Merino, L. 2
- 1 G.I. Estructura social y Territorio-Arqueología del Paisaje. CCHS-CSIC (Instituto de Historia)
- 2 G.I. Arqueobiología. CCHS-CSIC (Instituto de Historia)
- Ezquerra Boticario, Francisco Javier (coord.)
- Rey van den Bercken, Enrique (coord.)
Editorial: Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León
ISBN: 978-84-694-3543-4
Año de publicación: 2011
Páginas: 125-138
Congreso: Seminario sobre la evolución del paisaje vegetal y el uso del fuego en la Cordillera Cantábrica (1. 2007. León)
Tipo: Aportación congreso
Resumen
La minería de oro romana se produjo a ambos lados de la cordillera Cantábrica, en el cuadrante NO de la península Ibérica, durante el Alto Imperio (s. I-II d.C.) Las transformaclones de orden geomorfológico que produjo dejaron una clara huella sobre el paisaje, seguramente la de mayor impacto en la región hasta época muy reciente. La actividad minera romana se hizo de acuerdo con los intereses imperialistas de Roma, que exigían un amplio control sobre el territorio para poder imponer su modelo social y económico, de forma que, por primera vez en el NO, se produjo una ordenación de alcance regional. En ese contexto, la actividad minera se integra como un elemento catalizador en la explotación del territorio y como nuevo factor en la configuración de las formas de dependencia social. Los recursos puestos en explotación no son sólo los estrictamente auríferos, sino que incluyen desde otros de naturaleza mineral, pasando por los hidráulicos, hasta los de carácter agrario. Es decir, las zonas mineras romanas acabaron por contribuir de forma muy destacada a la configuración de un paisaje totalmente renovado, cuyas evidencias forman hoy paisajes culturales de gran interés por su potencial científico y de explotación racional comunitaria.