Laberinto de fortuna¿un espejo de príncipes?

  1. Medina Ávila, Blas
Supervised by:
  1. Remedios Morán Martín Director

Defence university: UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia

Year of defence: 2005

Committee:
  1. José Manuel Pérez-Prendes Muñoz de Arraco Chair
  2. Narciso Martínez Morán Secretary
  3. Miguel Ángel Pérez Priego Committee member
  4. Benito de Castro Cid Committee member
  5. Ángel Gómez Moreno Committee member

Type: Thesis

Teseo: 133991 DIALNET

Abstract

El trabajo expone, a través del cotejo con los principales temas políticos abordados en destacadas obras castellanas, adscritas a la corriente literaria conocida como espejos de príncipes, y pertenecientes a los siglos XIII-XV, la concepción política que Juan de Mena muestra en su "Laberinto de Fortuna", su visión sobre el recto y legítimos régimen que cuida de la conservación de la república: la monarquía. En el laberinto, obra alegórica, didáctica, narrativa, moral, política y heroica, se contiene una de las más significadas apologías sobre la monarquía, encarnada en la figura regia de Juan II y en su privado Álvaro de Luna, una gran propaganda que sabe aprovechar conceptos tradicionales y ejemplos comunes para su aplicación a una situación histórica concreta y determinada, marcada por las guerras civiles y el cuestionamiento de la tendencia de la monarquía a figurar como poder único, y absoluto sobre un vasto territorio y bajo un solo derecho que desconozca privilegios. Para ello, el Laberinto de Fortuna convierte a Juan II en guía, capitaneando con fuerte remo (El condestable) el barco de la república (Castilla) hacia el puerto seguro de la santa guerra y de la unidad en la fe. Y serán la idea de España -el procomunal- y el recto ejercicio de las virtudes (los verdaderos bienes del hombre), que han de ser impuestas, valoradas y ensalzadas, las que determinan el orden y las jerarquías sociales y legitimen la monarquía y a Juan II. Por otro lado, el curial Mena, tras diseñar un poder absoluto, ideológico del mismo, se erige en sabio y consejero, en línea directa con el monarca, a quien brinda, a través de un catálogo doctrinal de cerezas, su voz, que es la de los egregios letrados, miembros de una nobleza escolar abiertamente opuesta a la nobleza guerrera, pues más aprovechan al as haciendas los filósofos con sus consejos que los príncipes con las armas.