El senado romano. Estudio histórico y exegético
- VILACOBA RAMOS, KAREN MARÍA
- Ana Rosa Martín Minguijón Director/a
- Francisco Bartol Hernández Codirector/a
Universidad de defensa: UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia
Fecha de defensa: 18 de octubre de 2018
- Enrique Martínez Ruiz Presidente
- Federico Fernández de Buján Secretario/a
- Fernando Reinoso Barbero Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
El nacimiento de Roma está íntimamente ligado a la creación de algunas de sus más longevas instituciones, en la que destaca con personalidad propia, el Senado. Por tanto, para procurar tener una visión global y entender la evolución de este, hemos seguido su devenir desde su nacimiento con Rómulo hasta el Dominado. La estructura de la tesis ha quedado dividida en cuatro capítulos, en los que hemos pretendido acercarnos tanto a las atribuciones que le fueron conferidas a la Curia, y su pérdida a lo largo de la historia de Roma, como de su funcionamiento y su importancia legislativa. Y, por último, los miembros que formaron parte del Ordo Senatorius, como prototipos de los hombres políticos romanos. En cuanto a las competencias del Senado, estudiamos aquellas que les fueron conferidas: desde la materia religiosa, la política exterior (gobierno provincias, declaraciones de guerra, tratados de paz), el asesoramiento, y la Hacienda pública. Obviamente, estas funciones variaron a lo largo del tiempo, por lo que hemos querido reflejar esta pérdida de atribuciones. Con fundamento en ellas, queríamos poder constatar la idea que se ha mantenido por parte de los estudiosos, de que realmente el Senado perdió, en algunos aspectos, durante el Imperio, el protagonismo que gozó en época republicana. No obstante, lo dicho, la Curia también se convirtió en un vehículo para el poder, sobre todo en época imperial, en la que se transforma en una asamblea legislativa, ya que el emperador le atribuye las funciones propias del antiguo comicio, con lo que sus decisiones fueron asimiladas a las leges. Por lo que el Senado, como señala d´Ors, “comienza un camino novedoso, en tanto y cuanto, introduce novedades en el campo del Derecho”. En el capítulo dedicado al desarrollo de las sesiones senatoriales en la Curia, hemos procurado plasmar todo el proceso de estas, desde la convocatoria, la relatio, la deliberación y las votaciones. No obstante, no sólo nos hemos limitado en reflejar el protocolo que llevaban implícitas, sino que además hemos querido indagar en cuál era el ambiente que se vivía y respiraba en esta institución durante sus reuniones. En este aspecto nos interesaba saber si el Senado podía detentar su auctoritas patrum, de manera libre. Para ello hemos acudido a las fuentes, que proporcionan valiosa información, como, por ejemplo, el desarrollo de una sesión, en boca de sus protagonistas. Este tipo de testimonio acerca a la realidad de la sesión senatorial, más allá de lo estrictamente estipulado por el presidente. Gracias a las evidencias extraídas de las diversas fuentes, pudimos conocer en qué medida la membresía senatorial podía pronunciarse libremente sobre los diversos asuntos debatidos en la Asamblea. Las informaciones que nos proporcionaron el estudio de las diversas fuentes nos permitieron conocer el ambiente que se respiraba desde el nacimiento de la Curia, en época de Rómulo, pasando por los tiempos republicanos y la época imperial. Buscamos saber si el sistema político romano, había sufrido en ciertos momentos, tendencias coercitivas a todo aquel que se saliera de la línea marcada, bien por intereses de bandos, en la República, sobre todo, o por los propios emperadores. En el capítulo dedicado a los senatus consulta, hemos intentado reflejar todo el proceso que requería la promulgación de éstos. Desde su redacción (las fórmulas usadas, la extensión) hasta su depósito en el templo de Ceres. Hemos incluido, además, un listado que, sin ser exhaustivo, resulta ilustrativo de aquellos promulgados tanto en época preclásica como clásica, ya que, aunque durante la República el Senado participaba en la actividad legislativa prestando su auctoritas a las leyes comiciales, no fue hasta el último siglo de esta forma de gobierno, que ejerció una actividad propia legislativa. Por último, en el capítulo dedicado al Ordo senatorius, nuestro interés no sólo se ha centrado en los requisitos que se exigían para el censo senatorial, que como hemos podido investigar, fluctuó a lo largo del tiempo. La riqueza que se presuponía a los miembros del Senado, estudiando las fuentes, debe ser matizada, tanto para el período republicano, como para el imperial. También ha sido un punto importante, poder esclarecer todas las prebendas y prohibiciones que eran inherentes al cargo. Dentro de estas ventajas o limitaciones, subyacía un interés mayor, como hemos podido comprobar, tanto de proteger a la clase senatorial, en sus relaciones con sus coetáneos, como de evitar que los miembros del Senado se convirtieran en un lastre para el Estado romano. Intentando fijar el “prototipo ideal de senador”, prestamos atención a las cualidades que se exigían a los miembros de la Curia. Estas formaban parte del Mos maiorum, siendo entendido, como las pautas y normas no escritas, que marcaban las costumbres y tradiciones, que estaban dotadas de una autoridad moral. En el panegírico que Quinto Metelio hizo a la muerte de su padre Lucio Metelio podemos fijar el ideal del hombre político romano “ser un soldado de primera clase, excelente orador, un emperador fortísimo, guía de cosas muy importante, tener el más alto cargo, tener una gran sabiduría, ser un gran senador, adquirir una gran fortuna a través de medios honorables, dejar muchos hijos, y gozar de gran consideración entre sus ciudadanos”. La vida de un senador en Roma, en resumidas cuentas, de un político, tenía unas singularidades que, difícilmente, podemos encontrar en otros miembros de la sociedad romana. En primer lugar, producto de los Comicios y de las elecciones en la época republicana, debía tratar con gentes de todo tipo y condición. En esto radicaba poder ingresar en el Senado. Invariablemente el cargo confería igualmente, una vida social intensa, que se repartía entre la celebración de banquetes y salidas a los espectáculos que se ofrecían en Roma en todos los tiempos. Las fuentes son explicitas en muchos casos, sobre estas costumbres, por ello lo hemos reflejado en nuestro trabajo. Nuestro estudio se acompaña, además, de un nutrido apéndice documental, tanto de fuentes jurídicas como de fuentes literarias.