Lectores y lecturas en una ciudad universitaria del renacimiento. Huesca, siglo XVI

  1. FONTOVA SANCHO, LAURA
Zuzendaria:
  1. Manuel José Pedraza Gracia Zuzendaria

Defentsa unibertsitatea: Universidad de Zaragoza

Fecha de defensa: 2016(e)ko otsaila-(a)k 08

Epaimahaia:
  1. Francisco Javier García Marco Presidentea
  2. Antonio Carpallo Bautista Idazkaria
  3. Emilio Torné Valle Kidea

Mota: Tesia

Teseo: 402934 DIALNET

Laburpena

La ciudad de Huesca fue sede universitaria desde el siglo XVI lo que atrajo a gran número de estudiantes y religiosos que acudían a sus aulas. La propia institución de la Universidad contrató al primer impresor de la ciudad en el último cuarto de siglo: Juan Pérez de Valdivielso. La capitalidad de la diócesis que ostentaba Huesca también fue causa de que numerosas órdenes religiosas se asentaran en ella. Todo lo anterior y su enclave estratégico en uno de los nodos de las principales rutas comerciales que atravesaban los Pirineos, favorecieron el enriquecimiento del comercio y la vida cultural, que discurrió paralelo al crecimiento de otras ciudades de la época igualmente atractivas económica y culturalmente. Así se entiende que Huesca haya sido estudiada de manera multidisciplinar. Si bien, el libro ha sido mínimamente estudiado como objeto material producto de la imprenta, nunca ha sido estudiado atendiendo al fenómeno social y al impacto de la lectura en la ciudad. Esta tesis pretende profundizar en el estudio de bibliotecas privadas para analizar la influencia de la difusión del libro y la presencia de la universidad y su imprenta en la consolidación de la lectura entre los habitantes de la ciudad en el siglo XVI, primera etapa de aparición del libro impreso en la ciudad. Los objetivos planteados han sido: elección de la fuente que va a posibilitar este estudio, determinar la cantidad de libros encontrados en bibliotecas inventariadas y conocer en manos de quién estaban, qué tipos de lecturas se observan, y si la figura de la universidad y su imprenta influyó en el aumento de demanda de libros y lectores. A todos estos objetivos se les ha dado respuesta en mayor o menor medida. La fuente archivística elegida ha sido el inventario post-mortem. Señalar que al no ser su realización una exigencia legal hay que relativizar la muestra conservada pues es evidente que no todas las bibliotecas reales de la ciudad se conocen. Se han localizado 720 inventarios post-mortem que corresponden al 13’31% de la población estimada en Huesca. De ellos, 279 inventarios son pertinentes para la investigación pues contienen libros o material de escritura, y de estos 170 poseen ambas cosas, lo que nos sitúa ante un 3,14% de población conocida que presumiblemente leía o tenía posibilidad de leer, bien el propietario, bien su entorno más cercano. Aún con estas cifras, este tipo documental se ha demostrado como el más relevante para estudiar bienes culturales por ser el que agrupa la mayor cantidad de bienes inventariables, en este caso de libros, lo que permite conocer el estado de una biblioteca en un determinado momento al menos, hecho nada desdeñable. Así, se concluye que los inventarios son una fuente altamente relevante para el estudio de la lectura, y no solo desde un punto de vista cuantitativo sino también cualitativo. Del estudio de los inventarios se obtiene la cifra de 2.136 títulos de obras citadas en los inventarios localizados, a los que se le añaden los 734 títulos de la biblioteca de Pedro del Frago estudiados por Manuel José Pedraza y que formarían parte de las bibliotecas que había en Huesca en el siglo XVI. Como se ve ese, en apariencia reducido, 3,14% de población oscense ya poseía la nada despreciable cantidad de más de 2.500 títulos en sus bibliotecas. Las bibliotecas más relevantes se encuentran en manos de miembros del clero y de los juristas y médicos, que cuentan con bibliotecas compuestas entre los 60 y 200 libros, y algunas incluso mayores. La proporción por estratos sociales corresponde un 40,34 % al clero, un 24,43% a profesionales liberales, un 23,29 % a artesanos y agricultores, un 6,81 % a mercaderes, y un 5,11 % a nobles. La temática de los libros localizados corresponde en un 60% a obras religiosas. Un 16% a obras de derecho civil. Un 6% a obras científicas. Un 4% a obras de filosofía moral. Un 6% a literatura en prosa y en verso. Y un 8% a obras de gramática, diccionarios, obras de referencia y libros de oratoria. Señalar que la distribución de lecturas se ha basado en una clasificación cercana al siglo estudiado, decisión fundamentada en la posibilidad que su manejo ofrece para ponderar adecuadamente el valor que tenían los libros para sus coetáneos. Y sobre la determinación de la influencia de la universidad de Huesca y su imprenta en un aumento de la demanda de lecturas. Al carecer en un 30,82% de inventarios del dato del oficio, cargo o profesión del difunto, y ser escasos aquellos en los que aparece esta vinculación de forma explicita y, a pesar de que hay otros que se intuyen o se deducen por el estudio de otras fuentes; se concluye que las pruebas encontradas no permiten generalizar esta hipótesis. Hará falta seguir investigando sobre la biografía de los individuos sobre los que se hace el inventario de bienes post-mortem. Esta es la línea que se abre para adentrarse en la causa de formación de estas bibliotecas y que permitirán conocer la relación entre el lector y sus libros.