Estudio sobre la infección y transmisión del retrovirus ovino de Jaagsiekte en un rebaño afectado de adenocarcinoma pulmonar ovino

  1. BENITO ZÚÑIGA, ALFREDO ANGEL
Dirigida por:
  1. Aurora Ortín Pérez Director/a
  2. Marcelo de las Heras Guillamón Director/a

Universidad de defensa: Universidad de Zaragoza

Fecha de defensa: 09 de diciembre de 2010

Tribunal:
  1. José Antonio García de Jalón Ciércoles Presidente/a
  2. Luis Miguel Ferrer Mayayo Secretario/a
  3. Maria Esperanza Gómez Lucía-Duato Vocal
  4. Valentín Pérez Pérez Vocal
  5. Ana Domenech Gómez Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 301154 DIALNET

Resumen

Un estudio epidemiológico sobre las características de la infección por el retrovirus ovino de Jaagsiekte (JSRV) fue realizado sobre un rebaño ovino naturalmente afectado de APO. El rebaño estaba dedicado a la producción de carne y ubicado en la provincia de Zaragoza, en la Comunidad Autónoma de Aragón. La evaluación inicial de los niveles de infección por el JSRV en los animales del rebaño (n=238), realizada mediante una prueba de PCR (U3-PCR) diseñada para la detección de este virus en los leucocitos sanguíneos (De las Heras y col. 2005), demostró que el JSRV estaba presente en el 28% de la población y distribuido en animales de entre 4 meses a 10 años de edad. Aunque la prevalencia inicial de esta infección retroviral en el rebaño fue relativamente alta, la evaluación del rebaño al final del estudio demostró que el JSRV fue detectado en casi el 50% de los animales evaluados tras un periodo de tres años. En base a los datos obtenidos en el estudio preliminar en el rebaño, se formaron dos grupos de ovejas según sus resultados en la prueba de U3-PCR. Un grupo de ovejas inicialmente negativas (Grupo A) y otro de ovejas inicialmente positivas (Grupo B); y también dos grupos de sus respectivas progenies de corderos: Grupo C (hijos de madres JSRV-) y Grupo D (hijos de madre JSRV+). Estos animales fueron identificados en el rebaño y evaluados para la detección del JSRV mediante la prueba de U3-PCR en sangre durante un estudio prospectivo de aproximadamente dos años de duración. El JSRV demostro una amplia diseminación en los grupos totales de ovejas y corderos seleccionados llegando a afectar al 78% de las ovejas y al 59% de los corderos al final del mismo. Adicionalmente, la evaluación individual de aquellos grupos de animales que empezaron como negativos el estudio prospectivo, demostró que las ovejas alcanzaron una incidencia acumulada de infección por el JSRV del 58% tras 28 meses de estudio, mientras que en los corderos se llegó al 41% en tan solo 12 meses. Esta mayor velocidad de diseminación observada para el JSRV en el grupo de corderos parece indicar una mayor susceptibilidad de estos animales a la infección retroviral, algo que fue evidenciado también por el alto nivel de positivos encontrados para este virus en los corderos de una edad igual o inferior a 6 meses (21%) durante la evaluación inicial del rebaño y en el grupo de corderos totales (30%) al inicio del estudio prospectivo. La presencia de una asociación entre la edad y la positividad al JSRV en los animales evaluados en el estudio preliminar del rebaño, fue estudiada mediante la prueba de Chi cuadrado y la prueba exacta de Fisher, las cuales no demostraron una asociación estadística significativa entre estos factores. Sin embargo, la evaluación final del rebaño reveló que aquellos animales que empezaron el estudio con un año de edad alcanzaron al final, el mayor nivel de positividad al JSRV con casi un 70% de casos positivos en este grupo de edad. Este mayor nivel de positividad en los animales de menor edad, también fue observado durante el estudio prospectivo del grupo total de ovejas seleccionadas (Grupos A y B), las cuales fueron agrupadas según su edad al inicio de este estudio en animales de 2, 3 y 4 o más años de edad, y en donde el mayor nivel final de PCR+ y de promedio de nuevos casos positivos por sangrado para el JSRV se presentó en las ovejas de 2 años. Estos resultados junto con la mayor sensibilidad observada en los corderos frente a esta infección retroviral, sugieren que la edad si es un factor que podría estar asociado con la presencia de la infección por el JSRV en los animales. Con los datos obtenidos del estudio prospectivo de las cohortes de corderos procedentes de madres negativas y positivas al JSRV en el rebaño (Grupos C y D), se procedió a realizar un análisis para determinar si la positividad al JSRV en la madre era un factor de riesgo para la presencia de la infección en la progenie. Los resultados de este análisis no mostraron algún tipo de riesgo estadísticamente significativo para el factor evaluado, observándose adicionalmente que a lo largo del estudio prospectivo en los corderos, la evolución los resultados del PCR fue muy similar en ambos grupos de animales. Es posible que la importante propagación del JSRV durante los primeros meses de vida de los animales en el rebaño, por una o más vías de transmisión, ya sea mediante el estrecho contacto de los corderos con ovejas con la enfermedad clínica o subclínica del APO, o la trasmisión de este virus por otras rutas como el calostro/leche y/o la vía uterina, sea una de las causas del por qué en nuestro estudio la infección por el JSRV en la madre no representara un factor de riesgo para la aparición de esta infección en la progenie. De manera adicional al estudio prospectivo en el rebaño y con el objetivo de evaluar el papel de la vía del calostro/leche en la transmisión del JSRV, un total de 8 ovejas gestantes fueron separadas del rebaño y alojadas en unas instalaciones adecuadas para este fin. Estas ovejas se encontraban clínicamente sanas y fueron seleccionadas según sus resultados para el JSRV en la prueba de U3-PCR en sangre (5 ovejas positivas y 3 negativas). La identificación del JSRV en este estudio de trasmisión fue realizada mediante la prueba de U3-PCR en la sangre de ovejas y corderos, mientras que para las muestras de calostro y tejidos se utilizo una prueba de PCR semianidado (U3-hn-PCR) descrita previamente por Palmarini y col. (1996). Un total de 7 corderos (5 procedentes de madres positivas y 2 de madres negativas) fueron obtenidos, mantenidos en contacto con sus madres hasta el destete (2 meses), y evaluados para el seguimiento de la infección por el JSRV hasta los ocho meses de vida. En estos corderos la detección inicial del JSRV en sangre ocurrió a la edad de 10 semanas, llegando a ser PCR+ hasta el 60% de los animales a las 14 semanas de edad. Al termino del estudio el JSRV fue detectado en la sangre y/o el nódulo linfático mediastínico (NLM) de todos los corderos procedentes de madres positivas y también en un animal de madre negativa. Aunque las muestras de calostro de este estudio resultaron PCR- , es posible que su presencia, de forma similar que en la sangre, ocurra a un muy bajo nivel o de forma intermitente, impidiendo descartar completamente la presencia de este virus en estas secreciones. Por el contrario, el alto nivel de infección observado en los corderos de este estudio, en donde la probabilidad de una transmisión horizontal del JSRV es muy baja, dada la ausencia de enfermedad o lesiones de APO en las ovejas madre, sugieren a esta vía como el mecanismo de transmisión más factible para este virus en los corderos. La posible participación de la vía intrauterina en la transmisión del JSRV en el rebaño también fue evaluada, analizándose un total de siete fetos obtenidos tras la necropsia de 5 ovejas positivas y 2 negativas al JSRV, mediante la prueba de U3-PCR en sangre y mediante la prueba de U3-Hn-PCR en el NLM. Solo una de las ovejas positivas al JSRV presentó lesiones de APO a la necropsia, y aunque ninguna de las muestras de pulmón o NLM procedentes de los fetos evaluados en nuestro estudio presentó un resultado positivo al JSRV, estos resultados negativos no descartan la posibilidad de esta vía de transmisión, aunque si sugieren, que de existir, se produciría con una frecuencia muy baja en los animales sin lesiones de APO. Paralelamente al estudio epidemiológico, se realizó un estudio de necropsia de todos los animales muertos o eliminados del rebaño por parte del ganadero durante estas investigaciones. Un total de 92 animales fueron remitidos al laboratorio para su correspondiente estudio de necropsia, siendo el mayor porcentaje (82%) remitido por desvieje del rebaño y solo un 11% enviado por algún tipo de sintomatología respiratoria. Las lesiones de APO representaron el mayor porcentaje de las lesiones pulmonares observadas durante la necropsia (47%) y el 16% de los casos evaluados en el rebaño después de tres años de estudio. Considerando una población media del rebaño de aproximadamente 230 animales a lo largo del estudio, la tasa de morbilidad para esta enfermedad fue del 4% en un periodo de tres años de estudio, indicando que una baja tasa de morbilidad no necesariamente representa un bajo nivel de infección por el JSRV en un rebaño afectado. Las lesiones de APO fueron observadas en animales de diferentes edades, con el 80% de los casos en ovejas de entre tres y seis años de edad; siendo clasificadas patológicamente como clásicas (40%), atípicas (27%) y una forma intermedia entre ambas denominada como mixta (33%). Solo el 60% de los animales con lesiones de APO en el rebaño presentaron manifestaciones clínicas de la enfermedad, coincidiendo con la observación de lesiones de tipo clásico o mixto durante la necropsia. Por otro lado, en los animales con enfermedad subclínica (40%), el mayor porcentaje (67%) fueron animales que presentaron lesiones diagnosticadas como atípicas con una media de 7,5 años de edad en el momento de la necropsia. Considerando que una de las medidas más utilizadas en el control del APO consiste en la eliminación de aquellos animales con enfermedad clínica, con el fin de reducir el riesgo de transmisión horizontal del JSRV, la contribución de estos animales con lesiones subclínicas en la transmisión de este virus en un rebaño afectado podría tener considerable importancia. Según lo expuesto, nuestro estudio ha demostrado que en condiciones naturales el JSRV establece una amplia diseminación de la infección en una población ovina afectada de APO, en donde las etapas iniciales de la vida del animal parecen ser el periodo de mayor diseminación del JSRV en el rebaño afectado. Por otro lado, el desarrollo de lesiones de APO parece ser un evento poco común en un animal infectado, tal como lo indica el bajo porcentaje de animales con lesiones de esta enfermedad hallados en los estudios de necropsia. Nuestro estudio también sugiere la importancia de otras rutas como el calostro/leche y el contacto con animales con enfermedad subclínica del APO en la difusión del JSRV en una población afectada, los cuales deberían ser aspectos importantes a considerar en los próximos programas de control de la enfermedad del APO en un rebaño afectado.