El pulso, la auscultación cardiaca y el origen del latido cardiacohombres e ideas
- GONZALEZ HEREDIA, RAQUEL
- Godofredo Diéguez Castrillo Director/a
Universidad de defensa: Universidad CEU San Pablo
Fecha de defensa: 16 de julio de 2013
- José Luis Velayos Jorge Presidente/a
- Tomás Chivato Pérez Secretario/a
- Albino García Sacristán Vocal
- A.L. Villalón García Vocal
- Enrique Luis Borobia Melendo Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
El corazón ha ocupado siempre un lugar muy destacado en los seres humanos, esencialmente porque lo consideran el centro de sus emociones y porque han ido aprendiendo que sus enfermedades implican una amenaza para su vida. Es un órgano especialmente importante para los fisiólogos porque están interesados en conocer su funcionamiento y también para los médicos en general porque el corazón enferma con mucha frecuencia y el diagnóstico y tratamiento de sus enfermedades representan un verdadero reto. Esta Tesis se ha hecho con el objeto de describir cómo se ha ido conociendo a lo largo del tiempo tres aspectos relacionados con la función cardiaca: el pulso, la auscultación cardiaca y el origen del latido cardiaco, así como la relación que ha habido en el conocimiento de estos tres aspectos y las personas más relevantes que han contribuido a ello. Para ello, se han utilizado las fuentes bibliográficas consideradas más adecuadas. El conocimiento de cada uno de estos tres aspectos se fue adquiriendo con mucha separación temporal entre sí, especialmente entre el conocimiento del pulso y la auscultación cardiaca. Lo primero que se conoció fue el pulso, lo segundo en conocerse fue la auscultación cardiaca y el tercer aspecto fue localizar el sitio donde se inicia el latido cardiaco. La cronología de la adquisición de estos conocimientos probablemente está en relación directa con la dificultad de explorar cada uno de estos tres aspectos, y los espacios de tiempo que transcurrieron entre cada uno de ello se debe probablemente a la disponibilidad e introducción de las técnicas clínicas, fisiológicas e histológicas adecuadas para explorar y precisar cada uno de ellos. El pulso se conoce desde la antigüedad y en diferentes culturas, y pronto se observó que estaba relacionado con los movimientos cardiacos, lo que dio gran relevancia a la palpación y contaje del pulso. En el Papiro de Smith egipcio (3000-2500 años a. C.) el autor conocía el pulso y lo contaba. La figura más importante de la antigüedad en el conocimiento del pulso fue Galeno, que parece haber escrito 16 libros sobre este tema y lo describió con mucho detalle y definió múltiples tipos. En el siglo XVI, J. Struthius simplifica los tipos de pulso y en esta época alcanza su ¿máximo interés¿ entre los médicos; desde entonces este interés empezó a disminuir progresivamente. Lo que más se hace hoy es contar su frecuencia y registrar su morfología para obtener información sobre el estado funcional del sistema cardiovascular. Tal vez debería mantenerse aunque solo sea para favorecer el acercamiento del médico al paciente, junto con el uso de procedimientos de exploración más modernos y más precisos. La auscultación cardiaca es el segundo concepto que se conoció. Hipócrates ya practicaba la auscultación directa del tórax, aunque era dirigida a los pulmones, no al corazón. Es muy probable que el interés por establecer la relación entre el pulso y los movimientos del corazón llevara a prestar atención también a la auscultación de los ruidos cardiacos. En el siglo XIX se introduce el estetoscopio monoaural por Laennec, se caracterizan los tipos de ruidos cardiacos y se estudian los mecanismos que producen estos ruidos. En este momento se empezaba a conocer las características morfológicas del pulso, lo que incrementó el interés por conocer la auscultación cardiaca. El estetoscopio sufrió varias modificaciones y fue evolucionando hasta llegar al fonendoscopio que tenemos en la actualidad. A finales del siglo XIX la auscultación cardiaca se empezó a utilizar con más frecuencia y como herramienta diagnóstica más fiable. Desde hace pocos años la auscultación está siendo reemplazada por técnicas más sofisticadas y de alto coste, lo cual está contribuyendo a que se use menos la auscultación convencional y los médicos estén perdiendo la habilidad en su uso. También sería aconsejable que los estudiantes de medicina y los médicos en formación aprendieran la auscultación cardiaca, además de las técnicas modernas del registro de los ruidos y soplos cardiacos (fonocardiograma convencional y electrónico). El tercer aspecto en conocerse fue determinar el sitio donde se origina el latido cardiaco. Desde antiguo se había observado que el corazón continuaba latiendo durante un tiempo a pesar de que el individuo estuviera muerto, e incluso cuando el corazón se encontraba fuera del cuerpo. Más recientemente, en el siglo XIX, se propusieron dos teorías: que el latido cardiaco se produce en el propio corazón (teoría miogénica) o fuera de él (teoría neurogénica). Pero el conocimiento del sitio donde se inicia el latido cardiaco (el nodo sinusal) se logró a comienzos del siglo XX cuando se dispuso de las técnicas electrofisiológicas y, sobre todo, histológicas adecuadas para hacer los estudios necesarios. En este terreno, el papel de los morfólogos fue determinante. Desde entonces, el avance en el conocimiento de la electrofisiología normal y patológica del corazón ha sido muy considerable y de gran aplicación práctica, especialmente para el diagnóstico y tratamiento de los enfermos con arritmias cardiacas.