Características psicopatológicas, acontecimientos vitales estresantes y conductas autolesivas suicidas y no suicidas en adolescentes evaluados en salud mental

  1. Díaz de Neira, Mónica
Dirigida por:
  1. Juan José Carballo Belloso Director
  2. Enrique Baca García Director/a

Universidad de defensa: Universidad Autónoma de Madrid

Fecha de defensa: 18 de marzo de 2014

Tribunal:
  1. Manuel J. Blanco Rial Presidente/a
  2. Lucas Giner Secretario/a
  3. Laura Muñoz Lorenzo Vocal
  4. Rocío Navarro Vocal
  5. Rebeca García Nieto Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

1.1. INTRODUCCIÓN Las conductas autoagresivas y suicidas de los adolescentes suponen un importante problema de salud pública. Pese a que el suicidio es relativamente infrecuente entre los adolescentes, la ideación y conductas autoagresivas muestran prevalencias elevadas. Sin embargo, la escasez de estudios en nuestro país, tanto con población escolar como clínica, en la etapa de la adolescencia supone un desconocimiento en nuestro medio de la prevalencia, las funciones y los factores de riesgo y protección asociados a los intentos de suicidio, las autolesiones y la ideación suicida. El presente estudio tiene dos objetivos fundamentales. En primer lugar, establecer la prevalencia de los intentos de suicidio, las autolesiones no suicidas y la ideación suicida. Y en segundo lugar, clarificar la relación entre los eventos vitales estresantes, la psicopatología, y las conductas autoagresivas; atendiendo en particular a los intentos de suicidio, a las autolesiones no suicidas y a la ideación suicida, en una muestra de adolescentes atendidos en salud mental. 1.2. MATERIAL Y MÉTODOS El estudio es de carácter transversal, en él participaron 267 adolescentes de entre 11 y 18 años, reclutados de las consultas ambulatorias del Servicio de Psiquiatría de la Fundación Jiménez Díaz del 1 de noviembre de 2011 al 31 de octubre de 2012. Se administró a los adolescentes la Escala de Pensamientos y Conductas Autolesivas que evalúa la presencia, frecuencia y características de la ideación suicida, la planificación suicida, los gestos de suicidio, los intentos de suicidio y las autolesiones sin intención suicida; la Escala de Acontecimientos Vitales Estresantes; el Cuestionario Apgar-familiar, el Inventario de Expresión de Ira, Estado-Rasgo en Niños y Adolescentes; El Inventario de Depresión Infantil; y el Cuestionario de Capacidades y Dificultades. El clínico completó información acerca del diagnóstico, el tratamiento y el tipo de terapia, y cumplimentó la Escala de Impresión Clínica Global, subescala de Gravedad de la enfermedad y la Escala de Funcionamiento Global. Además los padres o tutores legales de los adolescentes completaron un protocolo de evaluación de datos sociodemográficos, antecedentes médicos y psiquiátricos e historia de escolarización; así como el cuestionario de Capacidades y Dificultades, versión para padres. Para lograr el primer objetivo se realizaron análisis descriptivos sistemáticos para cada una de las variables estudiadas, analizando las diferencias entre varones y mujeres. Para conseguir el segundo objetivo, se emplearon análisis de regresión logística univariados para comprobar el impacto de cada una de las variables en las conductas autoagresivas y posteriormente análisis de regresión logística multivariados para establecer la naturaleza y la magnitud de la asociación entre las diferentes variables y las conductas autoagresivas, determinando así factores de riesgo y/o protección. 1.3. RESULTADOS Con respeto al primer objetivo: un 20,6% de los adolescentes afirmaron haber tenido ideación suicida; un 2,2% planes suicidas; un 9,4% gestos suicidas; un 4,5% intentos de suicidio y un 21,7% autolesiones al menos una vez a lo largo de su vida. Se hallaron diferencias estadísticamente significativas entre varones y mujeres en los intentos de suicidio y la ideación suicida, siendo más frecuentes entre las mujeres. El 47,6% de los adolescentes refirieron haber tenido a lo largo de su vida al menos una de las conductas estudiadas y el 47,2% de ellos señalaron 2 ó más de estas conductas. En relación a la función atribuida a las conductas examinadas, la mayor parte se realizaron con la intención de regular emociones (reforzamiento negativo automático), a excepción de los gestos suicidas (que mostró una función relacionada con el contexto social). Con respecto al segundo objetivo: la sintomatología emocional y el haber sufrido en los últimos 3 años más de 8 acontecimientos vitales estresantes fueron factores de riesgo independientes asociados a la ideación y conductas suicidas. La elevada internalización de la ira, el haber pasado por tratamientos médicos previos, la sintomatología emocional y un bajo funcionamiento global fueron factores de riesgo independientes asociados a los pensamientos y conductas autoagresivas sin intención suicida. La percepción de un funcionamiento familiar normal por parte de los adolescentes fue un factor de protección muy significativo tanto para las autoagresiones con intención suicida como sin ella. 1.4. CONCLUSIONES Se observan elevadas cifras de prevalencia de intentos de suicidio, autolesiones e ideación suicida entre los adolescentes atendidos en salud mental. Por ello y unido al conocido riesgo de transición de unas conductas autoagresivas a otras, se recomienda la evaluación sistemática y rutinaria de dichas conductas en los adolescentes atendidos en dichos recursos. Los acontecimientos vitales estresantes y la sintomatología emocional están asociados a diversas autoagresiones. A la hora de evaluar la presencia o ausencia de conductas autoagresivas, estos factores podrán ser un indicador de riesgo. La función más frecuentemente señalada por los adolescentes de las conductas autoagresivas fue la evitación de eventos privados aversivos, con excepción de los gestos suicidas cuya función más habitual fue el reforzamiento positivo social. Por lo que debería ser tenido en cuenta a la hora de diseñar los protocolos de intervención. Futuras investigaciones deben determinar la prevalencia de los pensamientos y las conductas autoagresivas en adolescentes en otros contextos, tanto clínicos como escolares; y explorar los factores de riesgo (sociodemográficos, psicológicos, clínicos, biológicos y/o genéticos) que permitan predecir la aparición o la recurrencia de nuevas conductas autoagresivas, mediante diseños longitudinales.