Accesos vasculares centrales: catéteres tunelizados y catéter central de insercción periférica
ISSN: 1576-5520, 2659-2959
Año de publicación: 2018
Volumen: 20
Número: 1
Páginas: 26-31
Tipo: Artículo
Otras publicaciones en: Enfermería Oncológica
Resumen
Entre los profesionales de enfermería que trabajan con pacientes oncológicos cada vez se constata un mayor interés en disponer de un acceso venoso seguro y de larga duración. A menudo es difícil obtener un acceso venoso periférico en pacientes diagnosticados de cáncer, generalmente muy pre-tratados y con fármacos nocivos para su capital venoso, siendo éstos objeto de numerosos intentos de canalización sin éxito, lo que dificulta y retrasa la administración de tratamientos. Actualmente las ciencias de la salud están logrando no sólo que los enfermos vivan más años, sino que además éstos tengan una mejor calidad de vida, a ser posible dentro de un ámbito socio familiar que sin duda entraña nuevos retos para el cuidado. Las complicaciones asociadas a los accesos venosos periféricos suponen un disconfort para nuestros enfermos, debido a cambios en la localización del catéter, limitación de movimiento, desajustes en la terapéutica, etc [1]. Dichas complicaciones asocian una morbilidad considerable dada la alta frecuencia de utilización de los accesos venosos periféricos y además pueden llegar a ser graves. Pese a la aparición de múltiples fármacos orales en el ámbito de la oncología, son muchas también las terapias que siguen administrándose por vía intravenosa. Por tanto, seguiremos atendiendo pacientes dependientes de que se cuente con un sistema fiable de administración del tratamiento, que dé seguridad y confort al enfermo y facilidades a los profesionales que tienen que manejarlo. La pronta implantación de un catéter venoso central (CVC) se hace esencial cuando se quiere preservar el capital venoso del paciente oncológico y se evita así el sufrimiento por las continuas venopunciones [2]. En definitiva los CVC son indispensables para la administración de quimioterapia, anticuerpos monoclonales, inmunoterapia, etc. durante largos periodos de tiempo, sirviendo así de soporte a uno de los pilares del tratamiento de los pacientes oncológicos, junto a la cirugía, radioterapia, etc [2].