Factores culturales y estructurales de la violencia terroristaSu incidencia en el campo islámico

  1. Ortega Fernández, Diego
Dirigida por:
  1. José García Caneiro Director/a
  2. Fernando Amerigo Cuervo-Arango Director

Universidad de defensa: UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia

Fecha de defensa: 21 de septiembre de 2020

Tribunal:
  1. Carlos Echeverría Jesús Presidente
  2. Jesús Ignacio Martínez Paricio Secretario
  3. José María Mella Márquez Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

El matemático del siglo XIX John Venn decía que las personas, especialmente las que tienen poder público, suelen mantener creencias que se destruyen a sí mismas y a las que denomina profecías suicidas. R. Merton lo explica diciendo que, confiados en que saldremos con éxito de los retos que nos planteamos, las personas o los grupos nos sentimos satisfechos con nosotros mismos, lo que nos lleva al letargo y, de ahí, al fracaso. Éste es uno de los grandes riesgos a los que se enfrentan las democracias actuales. Confiadas en que el sistema democrático y social es el mejor que ha tenido nunca la humanidad, esta forma de convivencia está propiciando escenarios que ponen en grave riesgo sus principios fundamentales. En el presente trabajo investigamos la relación entre un tipo concreto de violencia política, el terrorismo, y sus relaciones con factores culturales y socio estructurales, que, como expone J. Galtung, no son visibles, pero están siempre presentes y constituyen el sustrato sobre el que se desarrolla la violencia. Nuestro objetivo es confirmar, como se ha puesto de manifiesto por otros investigadores, que la violencia terrorista carece de fundamentos de legitimación en las sociedades democráticas, y, cuando los utiliza, lo hace de una forma ideológicamente conveniente para alcanzar fines concretos que favorecen a las élites o grupos que los promueven. Entre las premisas que discutimos en este trabajo se encuentran: - El terrorismo no se puede legitimar por la religión. - El terrorismo no favorece nunca al conjunto social que lo sufre, ni a las víctimas ni a los terroristas. - El terrorismo no está asociado a trastornos de personalidad, ni a la pobreza, y sí a la injusticia y a la falta de libertades. Es por lo tanto una respuesta de violencia política dirigida y organizada por quienes aspiran al poder que, de alcanzarlo, en ningún caso será para mejorar la calidad democrática ni la libertad de los ciudadanos. Nos centramos básicamente en el análisis del terrorismo en un espacio concreto que hemos denominado campo islámico, concepto que hemos tomado de Mohamed-Cherif Ferjani, y que está delimitado por el sistema cultural derivado del islam. En este espacio, encuadramos las relaciones dentro de las sociedades mayoritariamente musulmanas, así como las que se generan como consecuencia de la presencia de lo islámico en aquellas que no lo son. En el ámbito del terrorismo islámico, la idea orientadora de nuestro trabajo será comprobar el grado de asociación entre este tipo de violencia y un fenómeno cultural concreto, la religión. Entendida ésta: por una parte, como conjunto de valores éticos y morales que satisfacen las necesidades espirituales del ser humano y, por otra, como instrumento ideológico asociado a intereses políticos y, por tanto, factor de violencia cultural. En el primer caso, toda religión positiva es, por naturaleza, ajena a la violencia. En el segundo, la religión se identifica con ideología. Fenómeno que, como indica el profesor Mark Lilla, parecía una cosa de otros tiempos y que hoy, está presente y asociado con una de las formas más crueles de violencia política. Nuestro paradigma conductor en el análisis del terrorismo se basa en la articulación de los componentes que constituyen la vida social: el individuo, la sociedad y la historia; o lo que es lo mismo: la psicología, la sociología y el contexto histórico. Partiendo de esta lógica, el trabajo se estructura en tres bloques temáticos relacionados. En el primer capítulo realizamos una breve aproximación a los fundamentos psicobiológicos de la conducta humana, haciendo hincapié en lo relativo a la conducta violenta. A continuación, analizamos la violencia desde un enfoque psicosocial, centrándonos en sus dimensiones cultural y estructural, así como en los diferentes tipos y manifestaciones que de ello se derivan. Posteriormente, realizamos un breve recorrido sobre la historia de la evolución de la violencia a lo largo del proceso de civilización. Finalmente, y para terminar el capítulo, analizamos un tipo de violencia concreta en sus aspectos más generales, el terrorismo, poniendo especial énfasis en la diferenciación entre los conceptos de guerra, terrorismo y guerra contra el terrorismo, así como en la relación de éste con una serie de factores estructurales. En el segundo capítulo nos centramos en el espacio concreto que hemos denominado campo islámico, consecuencia de la presencia del islam, tanto cuando se constituye como cultura mayoritaria, como cuando su presencia es minoritaria en el seno de otras culturas y sociedades. La idea se apoya en la teoría de campos de P. Bourdieu y en los trabajos sobre la formulación de campo islámico de Ferjani. Para definir el marco de este campo nos es imprescindible el conocimiento histórico, aunque sea brevemente, de la evolución del islam desde sus orígenes, sus fundamentos religiosos, así como los principios y valores que orientan a la comunidad musulmana y que constituyen su yo social y, finalmente, analizamos de forma comparativa los factores socioestructurales más destacados de las sociedades islámicas. En el capítulo tercero, tratamos un tipo de terrorismo que está especialmente relacionado con el islam en sus facetas más representativas: el terrorismo palestino, el islamista y el yihadista. En ellos, la religión musulmana se utiliza como sistema ideológico de legitimación de la violencia, aunque con distinta intensidad. Analizamos, desde un punto de vista estadístico, las características más relevantes del yihadismo como modelo sectario, introducimos una estimación del perfil psicosocial del terrorista yihadista y, finalmente, relacionamos los factores socioestructurales con el terrorismo yihadista, con la finalidad de extraer conclusiones sobre las influencias entre ambos. Para terminar, en el capítulo cuarto exponemos una síntesis de las conclusiones entre las que destacamos: - A medida que las sociedades alcanzan mayores niveles de desarrollo y civilización, presentan un decrecimiento en las tasas de violencia manifiesta. - Religión y religiosidad son conceptos diferentes e independientes del de violencia asociada a la religión; como es el caso del terrorismo yihadista. - La pobreza económica no está relacionada con la violencia terrorista, y si lo están factores o variables concernientes a la percepción de injusticia que tienen las personas sobre la situación en que viven. - La religión islámica no es una religión de guerra ni de guerreros. Quienes defienden esta idea están más en la línea de la violencia política que en la de la religión. - Terrorismo y narcotráfico están correlacionados. El terrorismo no solo utiliza el tráfico de drogas como medio de financiación, la intoxicación de la juventud y la disminución de sus capacidades cognitivas forman parte de sus objetivos estratégicos. Las drogas son, en este caso, un arma química. - Los terroristas no son soldados y, por lo tanto, no han de ser tratados ni designados como tales. No obstante, como seres humanos, gozan del derecho a un trato justo y humanitario y en ningún caso deben ser privados de los Derechos Humanos. - Los perfiles que caracterizan a hombres y a mujeres que han sido catalogados como terroristas de distintos tipos e ideologías presentan diferencias en su posicionamiento ante el suicidio terrorista. - Pese a los intentos de legitimar la violencia terrorista yihadista en la religión islámica, si acudimos a los textos fundamentales, El Corán y los hadices, encontramos que difícilmente se puede decir de éstos que reflejen un nivel de violencia muy diferente a los que podemos encontrar en la Torá o en el Antiguo Testamento de la Biblia. - En definitiva, concluimos que el terrorismo yihadista no está relacionado con factores que indiquen un bajo desarrollo de las infraestructuras en las sociedades islámicas, ni con los de un híper crecimiento de aquellos que componen las superestructuras: creencias religiosas, religiosidad o cultura religiosa. Sino con aquellas que constituyen la estructura: - Gobiernos e instituciones políticas y económicas corruptas. - Injusticia y desigualdades sociales. - Clase media formada que no puede prosperar, especialmente los jóvenes. - Estructura familiar y roles de la mujer que dificultan su acceso al mercado de trabajo, aun cuando alcanza altos niveles de formación. - Baja participación de la mujer en la vida pública (política). Organizaciones y élites religiosas que se encuentran en sintonía con las élites políticas y económicas.