Experiential metaphysicsreality, language and mind as explored through Galen Strawson and Noam Chomsky

  1. Armenteros Fernandez, Manuel
Dirigida por:
  1. Carlos Alberto Blanco Pérez Director/a

Universidad de defensa: Universidad Pontificia Comillas

Fecha de defensa: 10 de noviembre de 2020

Tribunal:
  1. Jesús Marcial Conill Sancho Presidente/a
  2. Ricardo Pinilla Burgos Secretario/a
  3. José Ignacio Murillo Gómez Vocal
  4. Juan Pedro Núñez Partido Vocal
  5. María Mar Cerezo Lallana Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

El objetivo principal de esta tesis ha sido examinar y dar una respuesta diferente a la pregunta planteada por Quine, ¿qué hay?, cuando hablamos sobre el mundo. Al examinar las obras de Galen Strawson y Noam Chomsky, y al estudiar algunas de las contribuciones procedentes de la neurociencia, cabe identificar ciertos patrones en la naturaleza. Galen Strawson señala que todo lo existe en el mundo es físico, incluyendo la experiencia, considerada precisamente como el fenómeno acerca del cual los seres humanos pueden estar más seguros. Al decir esto, Strawson intenta indicar el grado de extrañeza que exhibe la naturaleza de lo físico con relación a las concepciones que albergamos sobre ello. De hecho, si queremos explicar cómo surge la conciencia a partir de lo que ya sabemos sobre el mundo físico, entonces es posible que en lo más profundo de la realidad haya componentes que involucren o que realicen la experiencia de tal manera que cuando se modifica la materia de cierta forma el resultado desemboque en una experiencia consciente, que no requiere la emergencia radical; en el seno de la naturaleza. Por su parte, al abordar el planteamiento filosófico de Noam Chomsky se descubre que el mundo es un misterio en relación al sentido común que usamos cuando tratamos de analizarlo. Como consecuencia de ello, con frecuencia nos esmeramos en formular teorías del mundo en vez de hablar del mundo de manera directa, que son cuestiones claramente distintas. Además, Chomsky señala que cuando hablamos sobre cosas en el mundo, nuestras palabras no se refieren a los objetos del mundo, pero los humanos sí hacen tal referencia. Este proceso de referirse a cosas en el mundo es más complejo de lo que puede parecer a simple vista. El modo en que las personas se refieren a objetos en el mundo es a través de un proceso llamando continuidad psíquica; donde uno es capaz de señalar propiedades dependientes de la mente que no son propiedades del objeto en sí. Con la filosofía de Chomsky es posible percatarse de que el mundo que uno da por hecho depende, crucialmente, de la naturaleza de la criatura que lo examina y no de la naturaleza del propio mundo. Al examinar el trabajo de algunos importantes neurocientíficos, como Stanislas Dehaene y Bernard Baars, se confirma la observación de que el cerebro es el órgano más complejo que los científicos pudieran estudiar. Los experimentos de los neurocientíficos confirman que el cerebro es fundamental para la conciencia, pero no han logrado dilucidar exactamente cómo es posible que el cerebro produzca semejante fenómeno. Al final se argumenta que no es probable que del mero estudio del cerebro sea posible entender cómo emerge la experiencia de materia modificada, y se justifica también la tesis de que la mente no es igual al cerebro. Lo que hay, por retornar a la pregunta de Quine, es un mundo común que tiene una arquitectura mental compartida, donde las personas dan sentido a las cosas en el mundo, porque son partícipes de una misma naturaleza.