Bienestar y relaciones sentimentales en adolescentes de andalucía

  1. GÓMEZ LÓPEZ, MARÍA DE LAS MERCEDES
Dirigida por:
  1. Rosario Ortega Ruiz Director/a
  2. Carmen Viejo Almanzor Codirector/a

Universidad de defensa: Universidad de Córdoba (ESP)

Fecha de defensa: 26 de febrero de 2020

Tribunal:
  1. Alfredo Oliva Delgado Presidente/a
  2. Eva María Romera Félix Secretario/a
  3. Gonzalo Hervás Torres Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

1. Introducción o motivación de la tesis Tras el surgimiento de la psicología positiva como una nueva perspectiva, cuyo objetivo es promover el funcionamiento positivo de las personas y determinar los caminos que conducen a una vida mejor (Aspinwall y Staudinger, 2002; Keyes y Haidt, 2003; Lopez y Snyder, 2009; Lopez, Pedrotti y Snyder 2019; Peterson y Seligman, 2004), el interés empírico por el bienestar se ha incrementado de manera considerable. Referido al funcionamiento y la experiencia psicológica óptimos, se trata de un constructo complejo y controvertido, con importantes implicaciones teóricas y prácticas (Ryan y Deci, 2001). Actualmente, la categorización hedonia-eudaimonia ha sido extensamente adoptada, al haber proporcionado un lenguaje científico común en base al que desarrollar las investigaciones (Kashdan, Biswas-Diener y King, 2008). El enfoque hedónico concibe el bienestar en términos de la experimentación de un alto nivel de afecto positivo, un bajo nivel de afecto negativo y un alto grado de satisfacción con la vida, adoptando ampliamente el bienestar subjetivo como unidad analítica (Pavot y Diener, 2008). La perspectiva eudaimónica, por el contrario, considera que el bienestar no es un estado o resultado final, sino un proceso de realización del potencial humano (Deci y Ryan, 2008). En este terreno, uno de los enfoques que cuenta con mayor soporte empírico y teórico hasta la fecha es el modelo de bienestar psicológico de Carol Ryff (1989, 2014), según el cual el bienestar está compuesto por seis dimensiones, cada una de las cuales representa lo que significa estar bien, sano y en pleno funcionamiento (Ryff y Singer, 2008): autoaceptación, relaciones positivas con otras personas, crecimiento personal, propósito en la vida, dominio del entorno y autonomía. No obstante, aunque la distinción hedonia-eudaimonia haya sido ampliamente aceptada por los investigadores, existe cierto escepticismo sobre si realmente representan dos formas diferentes de bienestar. Diversos autores consideran que son aspectos relacionados, aunque distintos, que engloban el funcionamiento psicológico positivo (Kashdan et al., 2008; Keyes, Shmotkin y Ryff, 2002; Disabato, Goodman, Kashdan, Short y Jarden, 2016). Además, este no es el úni reto al que debe enfrentarse la psicología postiva. A pesar de que su auge ha supuesto un gran avance en la comprensión del bienestar y otros aspectos positivos de la experiencia humana (Norrish y Vella-Brodrick, 2009), la mayor parte de la atención ha estado centrada en población adulta (Diener y Diener, 2009), por lo que el conocimiento acumulado sobre su funcionamiento en estapas previas del ciclo vital, como es el caso de la adolescencia, es relativamente reducido. Tradicionalmente concebida como una etapa agitada, turbulenta y conflictiva (Blos, 1962; Erikson, 1959; Freud, 1938; Freud, 1958; Hall, 1904), la tormenta y el estrés (Hall, 1904) como sello distintitvo de este periodo continúa vigente en las representaciones sociales actuales (Casco y Oliva, 2005), aún cuando ha sido empíricamente declinado su carácter inevitable y universal (Steinberg y Levine, 1997). En consecuencia, gran partde de la investigación ha estado guiada por una perspectiva de déficit centrada en examinar conductas problemáticas, desadaptativas y de riesgo (Oliva et al., 2010), reforzando la noción de que una adolescencia sana es aquella carente de problemas (Benson, 2003). Por tanto, el conocimiento sobre aspectos relacionados con el funcionamiento óptimo y el desarrollo positivo durante la adolescencia es significativamente menor (Huebner, Gilman y Furlong, 2009). En este sentido, tomando en consideración los diversos cambios que tienen lugar durante estos años, actualmente existe un amplio consenso sobre la importancia que adquiere en el desarrollo el mundo social de chicos y chicas (Steinberg, 2016), caracterizado especialmente por el aumento de las relaciones interpersonales fuera del entorno familiar (Benson y Faas, 2014; Connolly y McIsaac, 2009). Según la literatura especializada, el bienestar está fuertemente influido por el entorno dentro del cual el individuo se desarrolla, especialmente durante la adolescencia (Geldhof, Bowers y Lerner, 2013); sin embargo, un contexto particularmente relevante ha pasado en gran medida desapercibido en el campo de la investigación científica: las relaciones sentimentales. Concebidas durante décadas como transitorias, superficiales y de poca importancia (Collins, 2003), en los últimos años diversos autores han reclamado su consideración como activos y tareas esenciales del desarrollo (Collins, 2003; Connolly y McIsaac, 2009; Davila, Steinberg, Kachadourian, Cobb y Fincham, 2004; Furman y Shaffer, 2003). Según las investigaciones, los y las adolescentes encuentran en estas relaciones un importante contexto de apoyo, compañía e intimidad (Bouchey y Furman, 2003; Shulman, Connolly y McIsaac, 2011), siendo que a medida que la edad avanza, la pareja se convierte en el principal vínculo emocional (Collins y Van Dulmen, 2006; Collins, Welsh y Furman, 2009; Connolly y McIsaac, 2009). A pesar de ello, la diversidad de enfoques desde los que se ha abordado esta cuestión ha contribuido a la existencia de una mirada controvertida en la literatura científica, por lo que aún no se conoce en profundidad cuál es su relación con el bienestar durante la adolescencia. Por otra parte, el estudio del bienestar adolescente también debe hacer frente a ciertas limitaciones. En primer lugar, mientras que el bienestar subjetivo es homogéneamente evaluado en términos de satisfacción con la vida y balance afectivo (Atienza, Pons, Balaguer y García-Merita, 2000; Casas et al., 2013; Lewis, Huebner, Malone y Valois, 2011; Newland et al., 2014), el bienestar psicológico es frecuentemente entendido como la ausencia de síntomas internalizantes y externalizantes (Almquist, Östberg, Rostila, Edling y Rydgren, 2014; Cicognani, 2011; Holopainen, Lappalainen, Junttila y Savolainen, 2012; Lerkkanen, Nurmi, Vasalampi, Virtanen y Torppa, 2018). En segundo lugar, en la actualidad existen instrumentos de medida de bienestar subjetivo para adolescentes que cuentan con un amplio respaldo empírico (por ejemplo, el Personal Wellbeing Index -PWI-) (Cummins, Eckersley, Pallant, Van Vugt y Misajon, 2003), no ocurriendo lo mismo en cuanto al bienestar psicológico. Si bien una reducida cantidad de estudios ha llevado a cabo la adaptación de las escalas de bienestar psicológico de Ryff (1989, 2014) en población adolescente portuguesa (Fernandes, Vasconcelos-Raposo y Teixeira, 2010) mejicana (Loera-Malvaez, Balcázar-Nava, Trejo-González, Gurrola-Peña y Bonilla-Muñoz, 2008) e italiana (Sirigatti et al., 2009), la cantidad de investigaciones en torno a este constructo es mucho menor. Por otro lado, la frecuente utilización de la ausencia de enfermedad o síntoma como indicadores lo aleja de una necesaria congruencia teórica. En tercer lugar, existen pocos estudios que hayan llevado a cabo el análisis de datos longitudinales, especialmente de bienestar psicológico. Mientras que una cantidad de investigaciones han examinado la evolución de los niveles de satisfacción con la vida de diferentes muestras de adolescentes (Booker, Kelly y Sacker, 2018; Kansky, Allen y Diener, 2016; Meade y Dowswell, 2016; Patalay y Fitzsimons, 2018; Richards y Huppert, 2011), no se han hallado estudios análogos en cuanto al bienestar psicológico, entendido bajo los supuestos de la psicología positiva. 2.Contenido de la investigación En base a estas consideraciones y las necesidades detectadas en la revisión de la literatura, esta tesis doctoral ha estado motivada por dos grandes propósitos: (a) avanzar en el estudio empírico del bienestar durante la adolescencia; y (b) profundizar en la asociación de las relaciones sentimentales y el bienestar en etapas previas a la edad adulta. Para ello, se establecieron tres objetivos generales: (1) adaptar y validar un instrumento breve de bienestar psicológico para adolescentes; (2) analizar el estado actual de la investigación científica sobre el constructo de bienestar y su asociación con las relaciones sentimentales durante la adolescencia; y (3) identificar la incidencia de las relaciones sentimentales en el bienestar adolescente. Tres investigaciones independientes, aunque interrelacionadas, fueron diseñadas para alcanzar estos objetivos, partiendo de las siguientes hipótesis: (a) el instrumento desarrollado presentará buenas propiedades psicométricas, representando una medida válida y fiable del bienestar psicológico adolescente; (b) la cantidad de estudios centrados en la asociación entre las relaciones sentimentales y el bienestar durante la adolescencia resultará limitada, hallando un tratamiento heterogéneo del bienestar por parte de la literatura; y (c) las relaciones sentimentales serán un predictor significativo del bienestar adolescente. En relación al primer objetivo, esta tesis doctoral abordó el diseño y la validación de un instrumento breve para la exploración del bienestar piscológico en adolescentes (Brief Scale of Psychological Well-Being for Adolescents -BSPWB-A-). Los resultados del análisis confirmatorio realizado apoyaron la consideración de la BSPWB-A como una medida válida y fiable, con buenos índices de ajuste y consistencia interna, sustentando la primera hipótesis planteada. Este instrumento representa, hasta donde sabemos, la primera versión breve y adaptada a adolescentes españoles/as de las escalas de bienestar psicológico de Ryff (1989, 2014). La solución factorial obtenida estuvo compuesta por cuatro de las seis escalas de las diseñadas originalmente por Ryff (1989, 2014): autoaceptación (self-acceptance), relaciones interpersonales positivas (positive interpersonal relationships), autonomía (autonomy) y desarrollo vital (life development). Contar con un instrumento sólido tanto a nivel teórico como empírico hizo posible, por un lado, adoptar una aproximación holística del bienestar, analizando tanto el bienestar subjetivo como psicológico de chicos y chicas de Andalucía. Por otro lado, permitió profundizar en otro elemento clave para comprender el funcionamiento del bienestar psicológico durante la adolescencia: su estabilidad o cambio durante estos años. Los resultados obtenidos revelaron que las puntuaciones medias de los y las participantes cumplían los condiciones para ser consideradas satisfactorias, tanto en relación al bienestar subjetivo como psicológico, encontrando diferencias por edad y sexo. Por su parte, se encontró que el bienestar psicológico tendía a mantenerse estable a lo largo del tiempo, con un aumento en el tiempo 2 de las relaciones interpersonales positivas. Con respecto al segundo objetivo, dada la controversia en cuanto a la asociación entre las relaciones sentimentales y el bienestar durante la adolescencia, este trabajo de investigación se propuso llevar a cabo una recapitulación del conocimiento científico acumulado hasta el momento, a través de la realización de una revisión sistemática de la literatura existente. Los resultados validaron la segunda hipótesis enunciada, revelando que los trabajos centrados específicamente en la adolescencia continúan siendo escasos, o están bajo el paraguas de estudios más amplios que contemplan, igualmente, etapas posteriores del desarrollo, como la adultez emergente. En general, la literatura sostiene la importancia de las relaciones sentimentales, sugiriendo que se encuentran asociadas de manera significativa al bienestar en ambos periodos; sin embargo, en relación a la adolescencia, los resultados de los estudios han mostrado un escenario complejo: mientras que diversas variables personales y relacionales pueden resultar factores de riesgo para el ajuste personal y el bienestar (Ackard y Neumark-Sztainer, 2002; Button y Miller, 2013; Callahan, Tolman y Saunders, 2003; Coker et al., 2000; Fernández-Fuertes y Fuertes, 2010; Long et al., 2017; Moksnes y Haugan, 2015; Soller, 2014; Van Ouytsel, Ponnet y Walrave, 2017), otras variables, como la calidad de las relaciones, el estatus sentimental, la implicación en relaciones con personas del mismo sexo o las relaciones sexuales dentro del contexto de una relación sentimental parecen tener una influencia positiva (Baams, Bos y Jonas, 2014; Bauermeister et al., 2010; Ciairano, Bonino, Kliewer, Miceli y Jackson, 2006; Stevenson, Maton y Teti, 1999; Viejo, Sánchez y Ortega-Ruiz, 2015). Durante la adultez emergente, según los trabajos revisados, las personas que mantienen relaciones sentimentales son más felices, se sienten más satisfechas con sus vidas, tienen menos problemas de enfermedad mental y física, muestran mayores niveles de autoestima y manifiestan más afecto positivo que las personas solteras. Esta controversia podría deberse, entre otros factores, a que las investigaciones revisadas realizan un tratamiento del bienestar considerablemente heterogéneo, encontrando una elevada cantidad de variables utilizadas para su evaluación, así como la utilización frecuente de síntomas de enfermedad mental (ausencia de) como indicadores, especialmente en relación al bienestar psicológico. Dadas estas dificultades, identificar la incidencia de las relaciones sentimentales en el bienestar adolescente se dibujaba como un reto científico por abordar (objetivo 3). Esta tesis ha avanzado en esta línea, encontrando soporte a la tercera y última hipótesis. Los resultados aportados apuntan que el estatus sentimental puede actuar como un fuerte predictor del bienestar psicológico de los y las adolescentes, manteniendo una asociación positiva con las relaciones interpersonales positivas y con el desarrollo vital, y negativa con la autonomía y la autoaceptación. 3.Conclusión En conclusión, los resultados obtenidos en este trabajo sugieren que la adolescencia puede no ser la etapa problemática y turbulenta que continúa presente en las representaciones sociales actuales (Oliva et al., 2010). Los datos han revelado un perfil general de adolescentes satisfechos con sus vidas, con sus relaciones y consigo mismos, a pesar de las variaciones por edad y sexo. Es por ello que promover un cambio de mentalidad se considera particularmente importante. Las potencialidades de los y las adolescentes, y su capacidad para lograr una adaptación exitosa y sentir altos niveles de bienestar, deben ser tenidas en cuenta en todos los niveles contextuales con el potencial para promover un desarrollo positivo: familiar, social, educativo, comunitario, clínico y empírico. Los hallazgos realizados apoyan las consideraciones de los enfoques que abogan por una visión más optimista de esta etapa (Geldhof et al., 2013; Huebner, 2004; Seligman, Ernst, Gillham, Reivich y Linkins, 2009), así como la consideración del bienestar adolescente como un fenómeno multidimensional y complejo, que recoge tanto variables individuales como contextuales. El estudio del bienestar adolescente requiere, por tanto, adoptar una mirada psicoevolutiva, utilizando aproximaciones que contemplen su asociación con las características específicas de este periodo, entre las que se encuentran los cambios psicosociales en general, y las relaciones sentimentales en particular. Dada la centralidad que adquieren en la vida de chicos y chicas, esta tesis doctoral aboga por su consideración como activos para el desarrollo (developmental assets) (Connolly y McIsaac, 2009), y ha puesto de manifiesto la necesidad de realizar un esfuerzo científico mucho mayor en el análisis de su asociación con el bienestar en etapas previas a la edad adulta. Es por ello que se considera fundamental dedicar mayor atención científica, educativa y social al desarrollo sentimental durante la adolescencia, otorgando un mayor valor a la importancia de estos contextos relacionales para la consecución de una transición exitosa y satisfactoria hacia la edad adulta. Finalmente, una de las principales conclusiones sobre el estado actual del estudio científico del bienestar es que es vital fomentar la comprensión de este constructo sin hacer un uso continuo de la ausencia de enfermedad o síntoma como indicador. Esto lo distorsiona, impide establecer relaciones con otras variables y, en consecuencia, dificulta el proceso científico. La heterogeneidad terminológica observada demuestra que se trata de un constructo complejo y, en ocasiones, mal interpretado, algo particularmente visible en los estudios sobre bienestar psicológico. Establecer un marco teórico y metodológico compartido y sólido en el estudio del bienestar es, por tanto, una acción ineludible para poder progresar hacia una comprensión integral de la experiencia humana. 4. Bibliografía Ackard, D. M. y Neumark-Sztainer, D. (2002). Date violence and date rape among adolescents: Associations with disordered eating behaviors and psychological health. Child Abuse & Neglect, 26(5), 455-473. doi:10.1016/S0145-2134(02)00322-8 Almquist, Y. B., Östberg, V., Rostila, M., Edling, C. y Rydgren, J. (2014). Friendship network characteristics and psychological well-being in late adolescence: Exploring differences by gender and gender composition. 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