Análisis desde la teoría de la conducta planeada de los predictores del ejercicio físico en personas mayores de 55 años

  1. Bonete López, Beatriz
Dirigida por:
  1. Esther Sitges Maciá Director/a

Universidad de defensa: Universidad Miguel Hernández de Elche

Fecha de defensa: 22 de junio de 2010

Tribunal:
  1. Jesús Rodríguez Marín Presidente/a
  2. Eduardo Cervelló Gimeno Secretario/a
  3. Antonio Cano Vindel Vocal
  4. José Miguel Latorre Postigo Vocal
  5. Antonio Sánchez Cabaco Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 294231 DIALNET

Resumen

El futuro prospectivo que presenta el Instituto Nacional de Estadística (INE) en sus últimos datos correspondientes al padrón del año 2010 para la España del siglo XXI, y que venía advirtiendo desde años anteriores en sus estimaciones demográficas, es que nos enfrentamos a una nación que ha incrementado cuantitativamente su población, encontrándose ésta considerablemente más envejecida. Se prevé, y cada vez más cierta y cercanamente, que España será en el año 2050, la nación más añosa de Europa (INE, 2010) y el segundo país del mundo más envejecido del mundo por detrás de Japón (Díaz, 2009). Este veterano panorama social reclama con urgencia respuestas de la comunidad científica y de los ámbitos aplicados relacionados con la tercera edad, porque además de que las necesidades atencionales sociales y sanitarias se verán indudablemente alteradas, los profesionales también deberán familiarizarse con el nuevo perfil de la persona mayor, diferente al que coexiste en nuestros días. El hecho que acabamos de presentar ya no solo supone un reto afrontarlo, como escuchamos de un tiempo a esta parte en los medios científicos, sino que la relevancia de la situación exige cambios muchos más esenciales y profundos, como la forma de conceptualizar, entender y afrontar el envejecimiento. Como hemos visto, el envejecimiento en el ser humano debe ser considerado como un proceso natural, que actúa de forma gradual con cambios y transformaciones que acontecen a nivel biológico, psicológico y social (Muñoz, 2006), pero debemos considerar que la forma de envejecer es específica para cada individuo y depende de variables tan diversas como la herencia genética, la forma de vida durante la infancia y la juventud, las enfermedades padecidas a lo largo de la vida, la calidad y la cantidad de trabajo soportados, y los hábitos nocivos o saludables mantenidos (Garcés de los Fayos, 2003). La interacción de estos factores ofrecerá como resultado un continuum que abraca desde el envejecimiento más patológico, al envejecimiento más satisfactorio, donde cada persona mayor es un agente activo de los cambios que ocurren en su cuerpo, en su mente y en su entorno social. Aunando estos dos aspectos que hemos mencionado, como son el envejecimiento poblacional y el reconocimiento del potencial de las personas mayores; en las últimas décadas el interés científico en el estudio del proceso de envejecer ha experimentado un crecimiento exponencial, al que no es ajeno la Psicología. Ante este panorama actual nace la Psicogerontología, que hoy en día se puede resaltar que es un campo aplicado de gran relevancia para poder contribuir, desde el conocimiento psicológico, al bienestar y la calidad de vida de los ciudadanos más longevos de nuestra sociedad (Sanduvete, 2004). Bajo la perspectiva de promover la calidad de vida, es cuando atendemos a la demanda de investigar en aspectos relacionados con la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad en esta etapa de la vida. La evidencia empírica ha señalado que si algún hábito saludable despunta en la actualidad como protector de la dependencia (Gázquez, Rubio, Pérez y Lucas, 2008), siendo a su vez promotor del bienestar general de las personas, éste es el ejercicio físico, partiendo de la premisa de que el ser humano es un individuo activo en un ambiente activo. La Teoría de la Conducta Planeada como modelo social-cognitivo que mejor predice el hábito saludable de practicar ejercicio físico, aunque en las investigaciones realizadas hasta el momento con población mayor de 55 años es escasa en comparación con muestras de otras edades. El objetivo general de la investigación realizada reside en evaluar el poder explicativo de las variables que integran la Teoría de la Conducta Planeada sobre la conducta de hacer ejercicio físico de forma regular en una muestra personas mayores de 55 años. Sobre la base del marco teórico que se desarrolla realizamos la siguiente afirmación en términos de hipótesis general: Las variables que integran la Teoría de la Conducta Planificada tendrán un alto poder explicativo sobre la conducta de hacer ejercicio físico en sujetos mayores de 55 años. La muestra evaluada está compuesta por 310 sujetos mayores de 55 años de las provincias de Alicante y Valencia. Los participantes en este estudio eran, por un lado, alumnos de las Aulas Universitarias de la Experiencia, y por otro lado, residentes en centros geriátricos. Las variables del modelo fueron evaluadas mediante un cuestionario realizado ad hoc con unos índices de validez y fiabilidad adecuados. El análisis estadístico consistió en un modelo de ecuaciones estructurales para corroborar nuestra hipótesis de partida. La Teoría de la Conducta Planeada en el ámbito del ejercicio físico aplicada con personas mayores, demuestra ser un marco explicativo de factible aplicación, además de ser discriminates entre los sujetos menores de 70 años y mayores de 70 años. Sin embargo, no podemos concluir este trabajo sin puntualizar algunos aspectos. Si bien el ajuste de los datos al modelo de la Teoría de la Conducta Planificada ha sido óptimo, la relación entre algunas variables implicadas no ha resultado ser significativa e, incluso, en ocasiones ha sido contradictoria a los resultados esperados. Un ejemplo de ello, lo podemos apreciar en los datos mostrados con la muestra completa, en los cuales la predicción de la Actitud hacia la Intención y de la Intención hacia la Conducta tiene es bastante baja. Dados los resultados obtenidos, consideramos que, a la hora de diseñar programas de promoción de la salud y prevención de la enfermedad relacionados con el ejercicio físico con esta población se debería:n tener en cuenta los siguientes aspectos a)En sujetos menores de 70 años, los programas para el fomento del ejercicio físico han de incluir estrategias para aumentar el control conductual percibido. Para conseguir esto, en primer lugar, hay que motivar y dar a conocer a los usuarios los beneficios de realizar estos programas, así como que los mismos sean conocidos por una amplia mayoría de esta población. Seguidamente, hay que tener en cuenta que se han de eliminar las barreras u obstáculos que impidan la realización de la conducta meta, realizar medidas objetivas pre y post del ejercicio para que la persona conozca los logros alcanzados y, por ejemplo, utilizar técnicas de biofeedback para que los sujetos perciban el control que ejercen sobre su propio cuerpo. También, tal y como hemos concluido en nuestro estudio, para este grupo de población, habrá que incidir sobre la norma subjetiva, entendida ésta como la influencia que ejercen los familiares y grupos de iguales en cada persona. Para ello, se pueden fomentar actividades intergeneracionales entre varios miembros de la familia, o instar a que las personas hagan ejercicio en compañía, y así aumentar la realización de la conducta meta. b)En sujetos mayores de 70 años, como la conducta no se encuentra bajo control volitivo del sujeto, deberemos realizar acciones de supervisión de la misma para aumentar su frecuencia. Así, pensamos que para esta población el seguimiento por parte de los profesionales de la salud ha de ser más continuo, por ejemplo aumentando la frecuencia de las citas con el médico y el personal sanitario, o llevando los sujetos un autoregistro de las actividades realizadas. Un aspecto sobre el que se debería seguir investigando es sobre el carácter volitivo o no volitivo de la conducta de practicar ejercicio físico, ya que este hecho ha resultado ser fundamental a la hora de explicar el papel de las diferentes variables en el modelo. Esta investigación ha aportado la evidencia de que la conducta volitiva se encuentra asociada negativamente a la edad y en relación con la conducta de hace ejercicio físico, aunque este hecho podría estar influenciado también en gran medida por el contexto del que proviene la muestra. Creemos que, para conocer más las características diferenciales que existen a lo largo del amplio periodo que abarca la vejez, y tal y como se ha evidenciado en nuestro estudio, en próximas investigaciones deberíamos contar con un mayor tamaño muestral, y así subdividir la muestra en los subgrupos de edad que se sugieren en la literatura científica sobre el envejecimiento. A su vez, y con el fin de generalizar los resultados, habría que seleccionar una muestra que resida en contextos diferentes a las Residencias de Tercera edad y que no realice una formación tan específica como son los participantes de los Programas Universitarios para Mayores. Tal y como se dijo en el estudio, se seleccionó a estos dos grupos de población por ser representativos, por un lado de personas que realizan un envejecimiento activo como es el caso de las personas que acuden a un programa de estudios universitarios para mayores, y personas que viven un envejecimiento normal. Sin embargo, sería más enriquecedor y nos arrojaría una visión más real de las diferentes formas de vivir la vejez, que en posteriores investigaciones se abarcase un mayor número de estilos de envejecimiento.