Tratamiento no farmacológico de la obesidad

  1. María Carmen Montañez Zorrilla
  2. Alfonso Luis Calle Pascual
Revista:
Endocrinología y nutrición: órgano de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición
  1. Manuel Serrano Ríos (coord.)
  2. José Antonio Gutiérrez Fuentes (coord.)

ISSN: 1575-0922

Año de publicación: 2013

Volumen: 60

Número: 1

Páginas: 15-18

Tipo: Artículo

DOI: 10.1016/S1575-0922(13)70019-6 DIALNET GOOGLE SCHOLAR

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El objetivo actual del tratamiento dietético de la obesi-dad en pacientes con diabetes tipo 2 es conseguir pérdidas moderadas de peso (perdidas del 7-10% del peso corporal, aunque pérdidas > 2 kg pueden ser suficientes para obtener beneficio metabólico). Esto puede ser posible creando un balance energético negativo disminuyendo sólo 500 kcal de la ingesta diaria y aumentando 500 kcal el gasto energético inducido por el ejercicio diario. La realización de actividad deportiva de intensidad al menos moderada puede tener efectos adicionales. La ADA recomienda que, según la ali-mentación habitual del paciente diabético y en función de lo que se aleje de los objetivos establecidos, se deben proponer los cambios oportunos que permitan adaptar su estilo de vida para alcanzar los objetivos9. Para ello es importante utilizar nuevas herramientas que garanticen una mayor ad-herencia para disminuir la ingesta calórica, como el tamaño de la porción y la densidad energética. Desde 1970, el tama-ño de las porciones de múltiples alimentos y bebidas ha ido aumentando de manera paralela al incremento de la preva-lencia de la obesidad, lo que indica que el tamaño de las porciones puede jugar un papel importante en este aumento de prevalencia. Se ha demostrado en varios estudios que el aumento de tamaño de las porciones se relaciona con un mayor consumo de energía y que el consumo de porciones mayores puede ser persistente en el tiempo, sin acompañar-se de reducción compensatoria en el consumo de energía total. Por otro lado, consumir alimentos con mayor densidad energética (mayor energía por unidad de peso) se asocia de forma positiva a una mayor ingesta de energía que puede condicionar un aumento de peso. Por el contrario, el aumento de peso se puede prevenir mediante dietas que contengan alimentos con baja densidad energética, como las verduras y las frutas10.