Fiesta y ritual en la Manila del siglo XIXla construcción de una identidad cultural oficial hispano-filipina

  1. Fernández Palacios, José María
Dirigida por:
  1. Miguel Luque Talaván Director

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 21 de diciembre de 2020

Tribunal:
  1. Sylvia Lyn Hilton Stow Presidenta
  2. Ascensión Martínez Riaza Secretaria
  3. Rafael Rodríguez-Ponga Salamanca Vocal
  4. Emilio José Luque Azcona Vocal
  5. Marta María Manchado López Vocal
Departamento:
  1. Historia de América y Medieval y Ciencias Historiográficas

Tipo: Tesis

Resumen

A lo largo del siglo XIX las islas Filipinas continuaron bajo soberanía española. No se trataba de una nueva colonia, sino una antigua posesión de la Monarquía Hispánica. La historiografía viene estudiando la especificidad jurídica en que se produjo la inclusión de las provincias ultramarinas a lo largo del siglo XIX. A partir de la Constitución de 1837 se fijó el carácter especial de las provincias de Ultramar. En torno a esa circunstancia, fue creándose un movimiento nacionalista filipino que reclamaba, al menos al principio, la plena asimilación del archipiélago como una provincia española con los mismos derechos y deberes de sus habitantes respecto a los de la España europea. La anterior demanda sólo es explicable a raíz de la identificación de esas élites reformistas, hispanizadas y burguesas, con la identidad española. En este sentido, la historiografía también ha venido demostrando cómo durante la Edad Moderna, la Monarquía Católica fue un universo de intereses dispares y compuesto por una gran heterogeneidad de circunstancias. La coherencia de dicho conjunto devenía de una cultura política monárquica y católica que era mostrada, construida y socializada a través de varios mecanismos; pero, sobre todo, de un sistema de fiestas y rituales en que las distintas cortes regionales expresaban este sentido de conjunto. El objetivo fundamental de nuestra investigación ha sido analizar la evolución de esta cultura simbólica y ceremonial: sus continuidades y cambios. Particularmente la irrupción en las mentalidades de los nuevos conceptos nacionalistas, del liberalismo, la secularización y las retóricas del progreso material como horizonte social. Y, en ese sentido, observar cómo estas nuevas ideas, profundamente igualitaristas en teoría, fueron incorporadas a una estructura de gobierno que primaba la especialidad, la diferencia de Filipinas. Así, dicho análisis se ha centrado en estudiar la evolución tanto de las propias formas rituales y ceremoniales (de las herramientas), como la naturaleza del discurso desplegado en aquellas ocasiones y, finalmente, las formas de socialización (asunción, adaptación y/o rechazo) de dichas retóricas. Para ello hemos adoptado la perspectiva teórica de la historia socio-cultural, utilizando el concepto de ¿tiempo de fiesta¿ como objeto de estudio y, ello, a través de una perspectiva metodológica amplia: básicamente, pero no sólo, a través de los modelos proporcionados por la ¿descripción densa¿ que viene manejando la Antropología social y cultural. Atendiendo a estos objetivos y perspectivas metodológicas la estructura resultante de la Tesis han sido trece capítulos divididos en cuatro partes; a través de los cuáles, hemos alcanzado una serie de conclusiones. La mejora constante de las comunicaciones hizo que las retóricas nacionalistas españolas tuvieran un peso creciente en el discurso oficial identitario hispano-filipino. Estos mensajes se modularon en función de si iban dirigidos prioritariamente a las élites hispanizadas o al grueso de la población indígena menos aculturada. Respecto de los segundos, los mensajes monárquico-paternalistas desplegados por el clero católico continuaron teniendo un papel fundamental haciendo pervivir muchas de las ideas de la cultura política tradicional; mientras que, por su parte, entre las élites ilustradas tuvo mayor peso la insistencia en nuevos conceptos de índole nacionalista y progresista. En ese sentido, fue la fiesta y el ritual el mecanismo que nacionalizó un discurso o cultura política tradicional permitiendo la identificación de Filipinas, su pueblo y sus élites (tanto reformistas como defensoras del status quo) con España. La incapacidad política para traducir esa asimilación ideológica a la realidad jurídica fue lo que acabó provocando que el nacionalismo filipino o, al menos, parte de él, construyera una identidad incompatible con la oficial hispano-filipina en que esas élites reformistas, ahora independentistas, habían sido formadas.