La definición aristotélica de la ΦΥΣΙΣun aspecto de la consumación histórica de la Grecia Clásica

  1. Isidoro Giráldez, Emilio de
Dirigida por:
  1. Ismael Martínez Liébana Director

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 04 de febrero de 2021

Tribunal:
  1. Rogelio Rovira Madrid Presidente
  2. Juan José García Norro Secretario
  3. Salvador Mas Torres Vocal
  4. Javier Aguirre Santos Vocal
  5. Teresa Oñate Zubía Vocal
Departamento:
  1. Lógica y Filosofía Teórica

Tipo: Tesis

Resumen

En la medida en que la palabra phýsis alude a ciertos aspectos de lo que en la antigua Grecia significa en general ser, la misma es susceptible de ser ordinariamente empleada en dicha situación histórica de forma no restringida. Esto es así incluso por lo que respecta a Aristóteles, de cuya filosofía es característica, no obstante, la definición de la phýsis como un género del ser entre otros (diferenciable para empezar del que delimita la tékhne), por un lado, y la correlativa especificación de la physiké en el marco del saber como una filosofía teorética, por otro. Esta operación de definición es lo que se procede a estudiar en esta tesis doctoral, con vistas a comprender esta particularidad del pensamiento aristotélico como un aspecto de la consumación histórica de la Grecia clásica, y no como un contenido de una supuesta doctrina en torno a la naturaleza. El planteamiento expuesto, así como el objetivo general en él señalado, determinan a su vez cuatro objetivos específicos de nuestro trabajo. En primer lugar, se nos plantea la exigencia de someter a crítica la interpretación corriente de la definición aristotélica de la phýsis como un principio interno del movimiento (ya se interprete el carácter de éste de residir en el ente phýsei en clave local o innatista), con vistas a poner así de manifiesto el carácter trivial que imputamos a ésta. Este objetivo queda cumplido al término de la Introducción. En segundo lugar, hemos de dar razón del carácter originario del uso no restringido de phýsis, inquiriendo a la vez en qué ha de consistir en Grecia el ser en general para que sea phýsis y no otra palabra la seleccionada por la propia lengua para designar ordinariamente a toda entidad y aludir de ese modo, corrientemente, a ciertos aspectos esenciales de su acontecer. Más grave resulta, en tercer lugar, la obligación que igualmente contraemos de mostrar el sentido en el que, por más que se presente como un hecho de la lengua, al uso no restringido de phýsis (en conformidad con el cual los entes phýsei yacen implícitamente precomprendidos, en cuanto que género, como la materia de la que está hecho el ente debido a la poíesis) le pertenecería no obstante una esencial cuestionabilidad, a saber, justo aquella que queda definitivamente efectuada en la filosofía de Aristóteles. Estos dos últimos objetivos son llevados a cabo, mediante un examen exhaustivo de Metafísica V 4 y Física II 1, en la Primera Parte de nuestro trabajo, en la cual se argumenta que la originariedad del uso no restringido de phýsis halla su justificación en el propio significado de ser en Grecia: si, originariamente, phýsis significa en Grecia ser en general, es porque en dicha situación histórica ser es para las cosas aparecer de forma determinada, y es por tanto interpretable como un brotar, crecer, nacer (phýesthai). Conforme a nuestro planteamiento inicial, pero también conforme a los resultados de la Primera Parte de nuestra investigación, nos proponemos, por último, acceder a una sólida comprensión de la definición aristotélica de la phýsis acometiendo un rodeo, apartando la mirada de la phýsis y deteniéndonos por contra a examinar la tékhne (aquello por oposición a lo cual la phýsis se define y con lo que, en consecuencia, ésta no podría sino mantener una relación esencial) en cuanto que areté. Este rodeo sólo se considera concluido, a su vez, en la medida en que al cabo del mismo queda justificada la comprensión del ser en Grecia que subyace en nuestra investigación como su presupuesto más fundamental. Este cuarto objetivo es desarrollado en la Segunda Parte de nuestro trabajo, el cual concluye con la aparición de una phýsis desde luego definible e interpretable como un principio interno del movimiento, pero sobre todo reconocible como un límite de la actividad humana que debe a la vez ser considerado como su condición de posibilidad