Organizando la revoluciónEl ejército libertador del partido nacionalista de Puerto Rico y la insurrección nacionalista de 1950.

  1. Dávila Marichas, José Manuel
Dirigida por:
  1. Pedro A. Martínez Lillo Director/a

Universidad de defensa: Universidad Autónoma de Madrid

Fecha de defensa: 15 de diciembre de 2020

Tribunal:
  1. Álvaro Soto Carmona Presidente/a
  2. Raquel Arias Careaga Secretario/a
  3. Salvador Martí Puig Vocal
  4. Antonio Moreno Juste Vocal
  5. Romané Landaeta Sepúlveda Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

Resumen : Organizando la Revolución: El Ejército Libertador del Partido Nacionalista de Puerto Rico y la Insurrección Nacionalista de 1950 Durante el siglo XIX las ideas liberales-burguesas que inspiraron las revoluciones americana, francesa, haitiana e hispanomericanas, llegaron a Puerto Rico que era colonia de España. En la isla, los líderes liberales puertorriqueños más radicales, intentaron organizar revoluciones, pero fueron derrotadas. Consideramos que es en este contexto que nace el “nacionalismo revolucionario puertorriqueño” como consecuencia de la insatisfacción que sentían los revolucionarios con las condiciones políticas, sociales y económicas en las que la Corona Española mantenía a la Isla. A pesar del fracaso de las insurrecciones los revolucionarios del siglo XIX las ideas de liberación nacional permanecieron en el aire de la Isla, Cumpliendo con su sueño imperial, el 12 de mayo de 1898, el ejército estadounidense bombardeó las fortificaciones de San Juan, Puerto Rico, y el 25 de julio completan la invasión. Los militares estadounidenses desembarcan en Puerto Rico prometiendo progreso y libertad para la Isla y por ello fueron recibidos con brazos abiertos por la mayoría de los puertorriqueños, pero no cumplirán con su palabra y la Isla pasará a ser nuevamente una colonia. Ante el descontento con las políticas coloniales que impulsaba el gobierno de Estados Unidos, se fundan partidos políticos, pero la opción revolucionaria para acabar con el coloniaje no estuvo sobre el tapete durante las primeras tres décadas del siglo XX, tal como estuvo en el siglo XIX. Durante ese tiempo, los nuevos partidos políticos que se fundaron tras la invasión se concentraban en buscar formas para obtener reformas para el sistema colonial. En 1922 se constituyó el Partido Nacionalista de Puerto Rico. El nuevo movimiento predicaba la independencia de Puerto Rico y en la vía eleccionaria como método para alcanzarla. Hemos logrado documentar que entre 1922 y 1930, sus principales dirigentes evitaban la confrontación con el régimen invasor e hicieron poco por proporcionarle a la colectividad una estructura sólida, capaz de aumentar la matrícula del movimiento y de sostener económicamente la lucha. No será hasta que Pedro Albizu Campos es electo como Presidente del Partido Nacionalista en 1930, que se comienza a hablar nuevamente de Revolución en la Isla como la trayectoria que deben tomar los pueblos a los que se les niega su libertad, y el colectivo se restructura sobre “nuevas pautas de acción revolucionaria.” Albizu Campos comenzó a restructurar al movimiento ya que se era un revolucionario antiimperialista. Hemos logrado documentar que Albizu radicalizó su pensamiento mientras estudiaba Derecho en la universidad de Harvard. La influencia en él del Derecho Internacional fue fundamental ya que incorporó a su pensamiento la legalidad del uso de la violencia revolucionaria para combatir los regímenes despóticos y opresores. En Harvard también se hace militar y la influencia de las ciencias militares en Albizu también fue fundamental ya que comprendió que disciplina era un valor de suma importancia para el funcionamiento de un movimiento revolucionario. En Harvard también estudió a los “nacionalismos revolucionarios antillanos y latinoamericanos” del siglo XIX, y admiró y estudió a las tácticas de los republicanos irlandeses que había llevado a cabo la Insurrección de 1916, y cuando Eamon de Valera visitó Boston, Albizu se puso a disposición del movimiento republicano irlandés. El pensamiento revolucionario de Albizu Campos no se puede entender sin mencionar la influencia que ejerció en él pensamiento religioso del padre Francisco Suárez, y su idea de que la independencia nacional era un derecho natural dado por Dios y, por tanto, sagrado. Hemos logrado documentar también que el contacto que tuvo con los antiimperialistas antillanos durante su viaje por algunas las islas lo radicalizarán aún más. Vale destacar que Albizu Campos no rechazó la posibilidad de que Estados Unidos se retirase pacíficamente de Puerto Rico y por eso envió constantemente a los delegados de su partido a participar en los foros internacionales con la esperanza de presionar al Imperio, desenmascararlo ante la opinión mundial, y obligarlo a negociar. Sin embargo, esta estrategia no le cegó. Pensaba que los imperios no abandonan por su propia voluntad los territorios sometidos, y que la forma histórica con la cual los pueblos oprimidos se libraban de ellos era a través de la lucha armada. Argumentamos que una vez Albizu Campos puso en marcha cada uno de los cambios discursivos y prácticos que discutimos en el primer capítulo que permitieron la resctruturación del partido, contando con el apoyo de la juventud del partido, tanto masculina como femenina, y de algunos de los viejos revolucionarios del siglo XIX como Antonio Vélez Alvarado., sentó las bases para comenzar a militarizar el movimiento con miras a organizar una Insurrección armada si no se lograba resolver el problema colonial de manera pacífica. En 1931, un grupo de jóvenes nacionalistas deciden crear una asociación antiimperialista y bolivariana, que se llamó la Asociación Patriótica de Jóvenes Puertorriqueños ( A.P.J.P.). Los jóvenes, admiradores y seguidores del Partido Nacionalista, no perdieron tiempo y, a los pocos meses de haberse organizado , se acercaron a Pedro Albizu Campos en búsqueda de orientación y asesoría. EL líder nacionalista aprovechó la coyuntura para develar sus ideas y proyectos. Como militar , revolucionario y admirador del movimiento republicano irlandés les recomendó organizarse militarmente. Opinaba que la juventud nacionalista masculina devía adiestrarse en las ciencias militares , ya que dicha experiencia les permitiría desarrollar aquellas virtudes que creía necesarias en la lucha para la independencia de Puerto Rico. A través de dicha instrucción aprenderían, entre otras cosas, a defenderse, ser valientes y disciplinados. Como consecuencia de la orientación de Albizu Campos la APJP se transformará en el Cuerpo de Cadetes de la República y se les asignó un uniforme. El líder nacionalista entiende que los cadetes eran necesarios sabía que para llevar a cabo una insurrección tenía que contar con una juventud instruirda milutarmente y que hubiera interiorizado la importancia de la disciplina y el valor personal. Además, entendía que todo movimiento necesita un estímulo y los cadetes eran parte del “proyecto moralizardor”, ya que evidenciaba que había jóvenes nacionalistas dispuestos a ofrendar sus vidas en la lucha por la independecia. De este modo, se construye una visión heroica , combativa, y se constrarestaba la eyenda desmoralizadora que auspiciaban los colonialistas sobre la supuesta docilidad innata de los puertorriqueños. La construcción de más de 20 microbiografías de realizamos sobre jóvenes que pertenecieron a los Cadetes de la República nos permitió cuestionar las concepciones prevalecientes sobre el apoyo social con el cual contó el Partido Nacionalista . Algunos historiadores han argumentado que fue una pequeña burguesía la que se constituyó en su mayor apoyo. Contrario a esto, la microbriografías nos sugieren que la mayoría de los integrantes provenía de las clases pobres, obreras y campesinas de Puerto Rico. Y es que el Partido Nacionalista tenía mucha fe en reclutar a las clases menos privilegiadas, ya que sabían que eran las que más sufrían como consecuencia de la explotación económica de la isla por parte del imperialismo y, por tanto, eran las que tenían más probabilidad de rebelarse ante la opresión. Además, de que la documentación apunta a que los cadetes venían de las clases menos privilegiadas, también documentamos que era un cuerpo que aceptaba a jóvenes de todos los colores, religiones e ideologías que aspiraran a resolver el problema colonial. La composición social, racial, religiosa, y política, nos ayudó a entender el proyecto político albizuista. Su nacionalismo era una propuesta transclasista, antiracista y tolerante con la diversidad religiosa y política, para que todos los puertorriqueños , independientemente de sus diferencias, unieran fuerzas contra el que consideraba el principal enemigo de la nacionalidad: el imperialismo norteamericano. Albizu Campos y algunos de los jóvenes de la APJP, por lo menos desde 1931, tuvieron en la mente hacer de cada joven nacionalista un cadete, pero dentro del Partido Nacionalista hubo resistencia al proyecto de “militarizar” al movimiento. Hemos logrado documentar que no fue hasta la Asamblea Nacionalista de 1935 que Albizu y los que apoyaban su proyecto pudieron tener mayoría para declarar el servicio militar obligatorio para los jóvenes. Esto fue posible ya que habían sido expulsados por indiscplina amuchos de los que estaban en contra, y por la fuerte represión que desató el FBI y gobierno colonial, lo que llevó a muchos a pensar que era necesario tener un cuerpo que se dedicará a la defensa inmediata de la organización. Hemos logrado documentar, que durante el año 1932 los jóvenes de la APJP, lograron organizar batallones en muchos de los pueblos de la Isla. El impulso de los jóvenes tuvo su impacto sobre las jóvenes nacionalistas quienes se sumaron a la campaña de organizarse y fundaron la asociación Hijas de la Libertad. La noticia de la formación de las Hijas fue muy bien recibida por el Partido Nacionalista y por los miembris de la Asociación Patriótica de Jóvenes y, especialmente por las Juntas de Damas nacionalistas que se ofrecieron para ayudar a la nueva colectividad. Con el pasar de los meses , la prédica de los cadetes sobre la importancia de la organización y disciplina militar , generó simpatía entre las mujeres nacionalistas y las integrantes de las Hijas de la Libertad. Por tal razón, deciden organizarse “militarmente”, y seleccionaron un uniforme que hacía juego con el de los cadetes. Sin embargo, con el paso del tiempo, Albizu le aconsejó a las jóvenes que se instruyeran como enfermeras del “ejército” nacionalista. En 1935, se llevará a cabo la transformación de las Hijas de la Libertad al Cuerpo de Enfermeras, cuando la nacionalista Dominga Cruz propuso el cambio en la Asamblea del Partido Nacionalista de ese año. A partir de entonces, muchas jóvenes lograron recibir instrucción básica en primeros auxilios. Un acercamiento desde la perspectiva de género pone de relieve que mediante la participación en las Hijas de la Libertad y en el Cuerpo de Enfermeras las jóvenes lograron trascender aquellos discursos tradicionales que le consignaban a la mujer como único rol el cuidado del hogar y de los niños. Como hemos documentado y analizado, a pesar de la actitud paternalista que asumía el Partido Nacionalista respecto a las Hijas de la Libertad, las jóvenes del movimiento lograron tomar la iniciativa, adelantar sus intereses como mujeres, estudiantes y jóvenes. También abrieron el camino que les permitió tener una mayor intervención dentro de la política: en la toma de decisiones referentes a la agrupación de las mujeres dentro del partido, en la organización de asociaciones exclusivamente de mujeres jóvenes alrededor de toda la Isla, en la organización de actividades junto a la APJP, en la participación en cursos de capacitación ideológica, en la participación activa y militante en las actividades públicas celebradas por el Partido Nacionalista y en la participación de algunas de ellas en los cuadros revolucionarios del movimiento. Estas estrategias les permitieron visibilizar sus anhelos sobre la importancia de la implicación del elemento femenino en las reivindicaciones políticas. No obstante, los cadetes llevaron la voz cantante en la lucha, ya que eran los predilectos del liderato nacionalista ya que dentro de su visión nacionalista era más importante concentrarse en la instrucción de los hombres, dado que estos serían los primeros en derramar su sangre en la lucha. También procuramos comprobar la importancia de los Cadetes, Hijas de la Libertad y Enfermeras nacionalistas en los rituales que se llevaban a cabo en las conmemoraciones nacionalistas. Mediante su participación , el partido buscaba promover el fervor patriótico, los símbolos nacionales y estimular el catolicismo frente al proceso de americanización que impulsaba el gobierno etadounidense en la Isla. Los nombres que los jóvenes escogían para nombrar a los batallones de los cadetes y de las Hijas de la Libertad nos sugieren que sentían una gran admiración por aquellos que habían sacrificado sus vidas luchando contra el imperialismo español o norteamericano. Es decir, los nombres apuntan a que eran jóvenes comprometidos con el antimperialismo. Los Cadetes de la República nunca llegaron a ser un ejército real ante la falta de equipo militar y adecuada instrucción militar. Sin embargo, la organización no fue una mera “ficción” como la catalogó el intelectual José Luis González. La idea, como documentamos, era ir construyendo poco a poco el ejército revolucionario. En búsqueda de alcanzar la misión recibieron instrucción militar básica semanalmente, se seleccionó hombres de reconocida capacidad para llevar a cabo el adiestramiento, se estableció un reglamento y manuales de instrucción, se organizó un Estado Mayor, se hicieron esfuerzos para armarlos y hubo prácticas de tiro al blanco, sin embargo, como consecuencia de la precaria situación económica del partido, la represión desatada por parte del FBI y Gobierno colonial, y los fallidos intentos de conseguir armas en el extranjero, no se pudo armar a todos los cadetes. El hecho de que la inmesa mayoría de los cadetes de los cadetes estuvieran desarmados y que no hayan logrado ser instruidos en el manejo de armas de fuego, nos ayuda a comprender el por qué nunca fueron movilizados en la década de 1930 para llevar a cabo una insurrección. Sin embargo, logramos documentar que hubo varios grupos de cadetes que en respuesta a la violencia del estado colonial llevaron a cabo acciones armadas contra los representantes del imperialismo en Puerto Rico. Ciertamente, estos jóvenes lograron interiorizar , gracias a su participación en los cadetes, que eran soldados al servicio de la Patria, la Revolución y del Partido Nacionalista. Además, pertenecer a los Cadetes de la República en la década de 1930 le permitió a un grupo de jóvenes desarrollar las cualidades que les permitirán pasar a ser líderes militares del Partido Nacionalista o parte de su brazo armado a finales de la siguiente década. Tal es el caso de Tomás López de Victoria, Raimundo Díaz Pacheco, Juan Jaca Hernández, Estanislao Lugo y Rafael Burgos Fuentes, quienes ocuparán a partir de 1948 el rango de comandantes del Ejército Libertador, mientras Aníbal Torres, Domingo Saltari Crespo, Benicio Colón Leyro, Domingo Lugo, Rafael Cancel Rodríguez, entre otros, serán hombres de confianza dentro del brazo armado del movimiento, y la mayoría de los mencionados participarán en la Insurrección de 1950. Del mismo modo, pertenecer a las Hijas de la Libertad y al Cuerpo de Enfermeras le permitió a Blanca Canales desarrollar las cualidades que les permitirán ser en la siguiente década una mujer de confianza dentro del ala militar nacionalista y, por tal razón, fue movilizada para combatir en la Insurrección de 1950. La creación de los cadetes h generado debate en la historiografía puertorriqueña ya que algunos estudiosos consideran que su organización es prueba de la influencia del fascismo en el Partido Nacionalista. Sin embargo, analizamos cómo las opniones de los que defienden dicha postura, José Luis Vivas, Esteban Jiménez y Gordon Lewis, carecen de documentación que les construir un argumento que se sostenga a la luz de la evidencia. El historiador Luis Ferrao es el único historiador que utiliza evidencia documental con la intención de demostrar que el Cuerpo de Cadetes fue moldeado a imagen y semejanza de los cuerpos militares fascistas. Sin embargo, analizamos cada uno de los argumentos que presenta a favor de su tesis , para afirmar que éstos o son contradictorios o no se sostienen a la luz de la evidencia que presentamos. Además, consideramos que para probar que el Cuerpo de Cadetes fue moldeado a “imagen y semejanza” de los grupos fascistas europeos, Ferrao debió haber hecho un estudio comparativo entre la organización y el funcionamiento interno del Cuerpo de Cadetes y el de las milicias de Mussolini y Hitler. El análisis comparativo que realizamos conduce a entender que los “Camisas Negras” y los “ Camisas Pardas” fueron utilizados como instrumentos de represión en ambas dictaduras sobre todo contra todo lo que oliera a liberal y sobretodo a rojo, contrario a los cadetes que eran un movimiento de liberación nacional que no utilizaban la violencia sistemáticamente contra grupos contrarios para establecer un Estado Corporativo Nazi sino que se preparaban para, en caso de fallar la vía diplomática, tener hombres preparados para defenderse de la represión del estado y lanzar una insurrección con la intención de proclamar la República democrática en la Isla. Argumentamos que dentro de este debate sobre las influencias para organizar a los cadetes , la postura de que fueron moldeados siguiendo la experiencia de los Voluntarios Irlandeses es la más equilibrada ya que era el movimiento al que Albizu Campos admiraba y, además, un testimonio de Juan Antonio Corretjer , fuente de autoridad por ser parte del liderato nacionalista de ese entonces, así lo confirma. El gobierno federal y colonial decidieron acabar con los cadetes e Hijas de la Libertad porque los consideraban como una amenaza al orden que debían imperar en la colonia. A través de las reseñas de los principales periódicos de la década de 1930, los informes del “Federal Bureau of Investigation” ( F.B.I.) y de la División de Inteligencia Militar ( M.I.D), las entrevistas que le realizamos a algunos cadetes sobrevivientes de la Masacre de Ponce, y otras fuentes, logramos documentar cómo el regimen federal y colonial utilizó en la década de 1930 todo el aparato represivo del Estado y toda su estructura jurídica para criminalizar y eliminar a la “milicia” nacionalista. Entre los años 1931 y 1934, no existió una política agresiva para acabar con los cadetes e Hijas de la Libertad, sin embargo, a partir de 1935, el Gobernador Blanton Winship y el Jefe de la Policía Insular Francis Riggs, orquestraron una fuerte ola represiva en donde se intentará poner fin a la vida de Pedro Albizu y Campos y la policía asesinará a varios nacionalistas. Hemos logrado documentar que la represión incrementará a partir de que el Partido Nacionalista decide aplicar el Servicio Militar Obligatorio a la juventud del movimieto y nombrar a los cadetes y Enfermeras nacionalistas como “Ejército Libertador”. A partir de entonces el FBI y la División de Inteligencia Militar comienza una intensa vigilancia sobre los nacionalistas. El gobierno federal y colonial sabían que el clima de efervecencia revolucionaria que experimentaba el Partido Nacionalista luego de la Magna Asamblea Nacionalista de 1935, debía detenerse por todos los medios. A partir de sus investigaciones concluyeron que había arrestar a Albizu Campos y al liderato nacionalista y lograron enviarlos a prisión en un juicio arreglado de antemano. Además, utilizaron a la policía para llevar a cabo una campaña de hostigamiento contra los miembrso del “Ejército Libertador” con la intención de quebrantar la organización. Pero a pesar del arresto del liderato y la represión contra los miembros de la “milicia nacionalista” éstos continuaban movilizándose en números cada vez más mayores. Ante el fracaso del plan, el gobierno colonial decidieron que había que llevar a cabo una matanza ya que sabían que un acto de esa embergadura derrumbaría la estructura militar del nacionalismo. La actitud que asumió la policía insular- durante y luego de la Masacre de Ponce- demuestra que la matanza fue planificada y que las instrucciones eran las de disparar contra todo aquel que utilizara una camisa negra o uniforme blanco. El escarmiento fue exitoso ya que muchos miembros del “Ejército Libertador” se retiraron del partido por el trauma psicológico y físico que significó el suceso. La represión tuvo respuesta por parte de algunos grupos de cadetes que decidieron llevar a cabo atentados contra líderes de la administración colonial que consideraban responsables de la persecución y ola de asesinatos contra los nacionalistas. Hemos logrado documentar que fueron dos cadetes los que llevaron a cabo la ejeución del Jefe de la Policía Francis Riggs, también se antentó contra la vida del Comisionado Residente Santiago Iglesias Pantín, Juez Robert. A. Cooper quien sentenció a Albizu Campos y al responsable de la Masacre de Ponce, el Gobernador Blanton Whinship. Estos últimos tres atentados fracasaran y ocasionará que terminen presos altos oficiales del cuerpo de cadetes y líderes del Partido Nacionalista como Domingo Saltari Crespo, Raimundo Díaz Pacheco y Tomás López de Victoria. La Masacre de Ponce no puso fin a la persecución y hostigamiento por parte de las autoridades sobre los miembros del Partido Nacionalista. Como logramos documentar las autoridades prohibieron terminantemente que los cadetes y enfermeras fueran movilizados. Recordemos que cada vez que se anunciaba alguna conmemoración nacionalista, las autoridades establecían, bajo amenaza del uso de la fuerza: “ Nada de cadetes, ni de ostentación militar alguna”. Dichas amenazas tuvieron éxito ya que no logramos hallar a los Cadetes y Enfermeras en las conmemoraciones nacionalistas que prosiguieron la Masacre de Ponce. Y es que, ante las constantes amenazas y para evitar un nuevo baño de sangre, el Partido Nacionalista decidió no poner en riesgo la vida de sus jóvenes y dejaron de ser instruidos y movilizados. La situación política y económica a nivel loca e internacional cambió de manera errática mientras Pedro Albizu Campos y el resto del liderato del Partido Nacionalista se encontraban presos en la Cárcel de Atlanta. El 22 de julio de 1938 se anunció la creación del Partido Popular Democrático (PPD), dirigido por Luis Muñoz Marín. La fundación de dicho movimiento independentista afectó la matrícula y los ingresos del Partido Nacionalista ya que muchos nacionalistas ingresaron al nuevo colectivo. El nuevo partido poco a poco se fue aliando con los intereses imperialistas y dejó a un lado el ideal de la independencia. El nuevo partido logrará asumir posiciones de liderato dentro de la administración colonial y apoyaran la decisión de Washignton de convertir a Puerto Rico en una gran base militar del ejército de los Estados Unidos. En 1940 el gobierno de los Estados Unidos impuso a los puertorriqueños el servicio militar obligatorio, y el Partido Nacionalista, decidió recharzarlo por que consideraba que la Segunda Guerra Mundial era una entre imperios que competían por el dominio del mundo. El gobierno federal utilizará conscientemente la ley del servicio selectivo para perseguir y arrestar a los nacionalistas con la intención de continuar con su política de acabar con el Partido. Sabían que necesitaban silenciar a la oposición al regimen para poder militarizar la isla sin problemas. A pesar de las instrucciones del Partido Nacionalista, hemos logrado documentar que hubo nacionalistas como Estanislao Lugo y José Negrón, que ingresaron al ejército estadounidense, y esto luego será beneficioso para el Partido Nacionalista, ya que cuando ambos regresaron a la Isla luego de combatir en la guerra pusieron su conocimiento militar a disposición del movimiento. En 1941 el Presidente Roosevelt firma la Carta del Atlántico, pero a pesar de la retórica libertadora del documento se niega a liberar a Puerto Rico. Prefirió poner en marcha una serie de reformas para disfrazar el colonialismo en la Isla. Para la tarea envió a Puerto Rico a Rexford Tugwell, uno de los miembros de su “Brain Trust” durante el Nuevo Trato. Entre las reformas se encontraba hacer electivo el cargo de gobernador para la Isla. Durante su administración, continuó persiguiendo y arrestando a los miembros del Partido Nacionalista. Para 1942 eran cuatro los presidentes del Partido Nacionalista que estaban encarcelados: Pedro Albizu Campos (1936), Julio Pinto Gandía (1937), Ramón Medina Ramírez (1941) y Julio de Santiago (1942). Luego de terminar la II Guerra Mundial, el 24 de octubre de 1945 se crea la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Esta se suponía que habría de concebir un nuevo orden mundial que respondiera a los ocho puntos de la Carta del Atlántico, pero en la práctica nació como instrumento de supremacía mundial de los grandes potencias. Está ampliamente documentado que las potencias se resistían a poner en práctica la Carta del Atlántico y se aferraban a sus colonias. A pesar de la actitud imperialista de las potencias coloniales, la fundación de la ONU dio -por un tiempo- a los territorios coloniales la esperanza de que la nueva institución proclamaría el fin de la colonización.Los movimientos nacionalistas y anticolonialistas agarraron las cláusulas de la Carta de las Naciones Unidas inspiradas en la Carta del Atlántico que tenían que ver con el coloniaje y presionaron a las potencias metropolitanas a cumplir con sus obligaciones que accedieron acatar cuando firmaron el documento. Puerto Rico fue incluido en la lista de Territorios No Autónomos conforme al artículo 73e de la Carta de las Naciones Unidas. Desde entonces, el gobierno norteamericano tenía que rendir informes anuales a la ONU sobre las condiciones de su posesión colonial caribeña. Esta situación incomodaba al gobierno de los Estados Unidos, ya que el problema colonial de Puerto Rico pasaba a ser un asunto internacional que de no solucionarse lo desprestigiaba a nivel global porque lo presentaba como un país imperialista en un contexto que se vendían como los máximos representantes de la libertad y democracia. Ante la presión internacional, el nuevo Presidente de los Estados Unidos Harry S. Truman intentó vender la idea de que estaba comprometido con el proceso de autodeterminación de Puerto Rico. Puerto Rico pasaría a ser la “vitrina de la democracia” desde la cual el mundo, sobre todo los países latinoamericanos, se percatarían del compromiso de los Estados Unidos con la autodeterminación de los pueblos. Sin embargo, como analizamos, el discurso era pura demagogia ya que en realidad Estados Unidos se resistirá a abandonar su colonia. Para fines de 1945 un Truman presionado por los anticomunistas que lo rodeaban, como el Almirante Leahy, abandonó su actitud conciliadora hacia los rusos, que no se acomodaban a la doctrina que pretendía imponer al mundo, y sostenía que la única política que entendían era la de la amenaza. Así se dan los primeros pasos para lo que será la “Guerra Fría”, que creó un nuevo mundo bipolar en donde Estados Unidos y la Unión Soviética competirían por el liderazgo mundial. Ante los nuevos requerimientos de la Guerra Fría, el gobierno de Estados Unidos aumentó la persecución contra el Partido Nacionalista. En 1946 el Lcdo. Gilberto Concepción de Gracia, junto a un buen número de populares decidieron renunciar al PPD y fundar un nuevo partido político, el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP). Consideramos que la creación de un nuevo partido inpendentista tuvo que ser un golpe para la matrícula y los ingresos del Partido Nacionalista ya que muchas personas que simpatizaban con el ideal de la independencia pasaron a militar en el nuevo movimiento. De hecho, el nacionalista Casimiro Berenguer, quien participó en la conspiración para quitarle la vida al Gobernador Blanton Winship en 1938, fue uno de los que ingresó al PIP. El mismo año de la creación del PIP, ante la renuncia del Gobernador Tugwell, el Presidente Truman, cumpliendo con el plan de disfrazar el coloniaje en la Isla, designó por primera vez a un gobernador nacido en Puerto Rico. Le tocó a Jesús T. Piñero, colaborador cercano de Luis Muñoz Marín, ejercer el puesto. En 1947 fue firmada por el presidente Truman la ley que les permitiría a los puertorriqueños la posibilidad de elegir su gobernador. La idea de seleccionar por primera vez a un gobernador nativo en vez de uno norteamericano y la ley para hacer electivo el gobernador buscaba convencer a los pueblos coloniales, latinoamericanos y a la ONU de la “sinceridad” del Gobierno de los Estados Unidos de encaminar hacia un proceso de “autodeterminación” a Puerto Rico. Este año también como parte de las reformas coloniales se abrió un cambio de dirección en la política económica de los Estados Unidos respecto a Puerto Rico para explotar de nuevas maneras a la colonia. Así nace la “Operación Manos a la Obra”. Este proyecto creaba las condiciones materiales mediante una ley de incentivos industriales para atraer la inversión estadounidense a Puerto Rico. Este proyecto económico sentó la bases para el dominio cada vez mayor del capital norteamericano sobre la Isla. Los cambios impuestos en Puerto Rico daban la impresión a nivel internacional que los Estados Unidos estaban impulsando la descolonización en Puerto Rico. Sin embargo, la realidad era otra, el Gobierno de los Estados Unidos y sus servicios de inteligencia y militares, los capitalistas norteamericanos y sus colaboradores locales, aferraban sus garras de nuevas maneras en Puerto Rico. El neocolonialismo quedaba debidamente implementado. Al gobierno federal nunca le paró de preocupar el problema que representaba Pedro Albizu Campos y el liderato del Partido Nacionalista de Puerto Rico. Por ello durante el cautiverio de éstos en la cárcel de Atlanta el gobierno federal los intentó comprar, pero al percatarse que era insobornables, intentaron otras estrategias para acabar con el nacionalismo revolucionario. En la cárcel se intentó asesinar a Pedro Albizu Campos, pero no lo lograron, pero lograron deteriorar drásticamente su condición de salud. Esta era tan crítica que cuando fue excarcelado tuvo que ser hospitalizado. Albizu aprovechó su estadía en el hospital para continuar con su lucha y establecer contactos con nacionalistas y figuras importantes de la política internacional. Esto le permitió establecer redes transnacionales de su importancia ya que serían parte del grupo de voces que denunciarían el colonialismo en Puerto Rico a nivel internacional. Albizu también aprovechó la coyuntura para ponerse al tanto de todo lo que ocurría a nivel internacional y se percató que el contextop era favorable para desenmascarar a Washignton en los foros internacionales. Por ello el Partido Nacionalista logró que a Thelma Mielke se le permitiera ser delegada del movimiento en la ONU para que reclamara el fin del colonialismo en la Isla. Albizu Campos no salió recuperado del hospital y pasó a vivir en la ciudad de New York en la residencia de un nacionalista desde continuó estableciendo contactos con posibles aliados sobretodo de los movimiento anticoloniales del mundo. Hemos documentado que durante su estadía en el hospital y en la ciudad de Nueva York continuó siendo espiados por los servicios secretos de Estados Unidos. El 15 de diciembre de 1947, Albizu Campos regresa a Puerto Rico, y fue recibido por miles de personas a pesar de la campaña de amenazas del gobierno colonial para que no tuviera un gran recibimiento. Ese día dejó claro que era el mismo que se había ido. Al día siguiente, durante la primera conferencia de prensa que ofreció mencionó que “...su agrupación agotará todos los medios pacíficos en la lucha por la independencia, y que si por tales medios los Estados Unidos se avinieran al reconocimiento de la misma, sería esto lo más deseable. Sí, en cambio, los Estados Unidos decidiera ahogar el derecho de los puertorriqueños por la fuerza, entonces el Partido Nacionalista recurriría a la fuerza para lograr sus objetivos.” Los nacionalistas pensaban que tenía el derecho internacional de su lado. En el puerto también lo esperaban los agentes del FBI que no le perderían la vista ni un segundo. El gobierno colonial y el FBI trabajar mano a mano en la persecución de los nacionalistas. Era, como admitió el líder popular Sánchez Vilella, un “acoso total” e “ilícito”. Albizu decidió regresar a la tribuna para denunciar la situación en que se encontraba la Isla.Para Muñoz Marín , Albizu estaba enajenado de lo que ocurría, pero hemos logradod coumentar a través de sus discursos que no lo estaba. Albizu se dedicó a educar a los puertorriqueños sobre el significado de la democracia y la libertad , atacó la hipocrecía de los Estados Unidos de presentarse como el portavoz de la democracia , denunció los planes para disfrazar el colonialismo en la Isla y los planes del gobierno de establecer una falsa constitución para la Isla, desenmascaró al Gobernador de Puerto Rico al indicar que él no mandaba en la Isla, denunció la militarización, el reclutamiento militar obligatorio impuesto por los Estados Unidos para movilizar a los puertorriqueños a morir en guerras imperiales, acusó a las centrales azucareras de explotar a los trabajadores y denunció la pobreza rampante que existía en la Isla y denunción la persecución que sufrían los nacionalista, etc. Todos estos señalamientos buscaban legitimizar la futura Insurrección. La fogosa oratoria de Albizu atrajo al Partido Nacionalista a muchos jóvenes y logramos documentar que algunos de ellos participarán en la Insurrección de 1950. Mientras Albizu y el resto del liderato denunciaba el colonialismo desde la tribuna, los delegados en el extranjero del Partido Nacionalista participaban en los diferentes foros internacionales donde también denunciaban al imperialismo norteamericamo. Sin embargo, los delegados se enfrrentaban contra un poder que hacía fracasar las vías diplomáticas de resolver el conflicto. La represión contra los nacionalistas aumenteo luego del conflicto universitario de 1948, cuando el gobierno federal y olonial impulsaron la creación de la Seguridad Interna de la Policía, que hacía el trabajo sucio de los federales bajo la supervición de éstos. Los informes de la seguridad interna, conocidos popularmente como carpetas, demuestran lo intensa que fue la persecución. También, la represión aumentó cuando el gobierno colonial aprobó la ley 53, popularmente conocida como la Ley de la Mordaza. Desde entonces, se comenzó a perseguir a los nacionalistas para ir recopilando evidencia para tarde o tempranp arrestarlos, llevarlos a juicio y encarcelarlos. Además, la ley 53 servía como escarmiento contra la oposición al gobierno, pero principalmente contra los nacionalistas que eran los que hablaban abiertamente sobre la posibilidad de ir a la Revolución. Pocos meses después de aprobada la ley 53, Luis Muñoz Marín se convertirá en el primer gobernador electo por el pueblo, y este comenzará abogar por crear una nueva formula que acabaría con el colonialismo en la Isla a la que llamó “Estado libre Asociado”. Dirigir la represíon contra los que se oponían a su plan, que era parte del plan de sacar a Puerto Rico de la lista de territorios coloniales, ocupaban todo el tiempo del dirigente de la colonia. Como consecuencia de la represón contra los nacionalistas y de los planes para disfrazar el colonialismo en la Isla, los Cadetes de la República son reactivados. Estos reaparecieron el día de la llegada de Albizu Campos luego de 10 años de inactividad. Además, Pedro Albizu Campos decide organizar una junta revolucionaria secreta compuesta por ocho hombres de su exrema confianza que tendrían el rango de comandantes y quedarían bajo la supervición del Comandante General Tomás López de Victora. Las microbiografías que construimos de cada uno de los comandantes nos sugieren que eran hombres pobrados dentro de la filas del Partido Nacionalista, y algunos de ellos tenían experiencia militar. Albizu decidió que López de Victoria fuera el comandante general por que sus acciones revolucionarias sobresalían sobre los demás y por ello lo consideraba como el más apto para desempeñar el cargo de mayor responsabilidad. Hemos logrado documentar gracias a testimonios orales de los propios comandantes que ellos tenían la misión de organizar una insurrección armada en 1952 para detener la proclamación del Estado libre Asociado. Según los testimonios se estaban estudiando direrentes opciones sobre como llevar a cabo el levatamiento cuya intención no era derrotar al ejército de los Estados Unidos, sino que buscaba crearle una gran crisis al gobierno de los Estados Unidos, en un contexto que se vendían como los portavoces de la libertad y la democracia, que los obligaría a negociar, y también tenían la esperanza de que las organizaciones internacionales como la ONU reaccionaran y presionarían a los Estados Unidos a resolver el dilema colonial de la Isla. Tomás pensaba que debía tener para 1952 unos 7,000 a 8,000 hombres listos para lanzarlos a la revolución con el menor derramamiento de sangre posible. Albizu y los comandantes preferían no pelear, pero sabían que tenían que estar preparados por si se tenía que recurrir a la vía armada. Para organizar la insurrección los comadantes de zona tenían sus lugartenientes que les ayudaban a reclutar hombres y a instruirlos militarmente. Hemos logrado documentar que algunos de los ayudantes como Ricardo Díaz, Ramón Pedrosa, Julio Ramón del Río, Carlos Irizarry y José Negrón eran militares. Los miembros del ejército libertador eran instruidos en campamentos militares en donde se les instruía con las pocas armas, municiones y explosivos que tenían. Los comandantes también tenía la mision de coordinar la protección de la vida de Albizu Campos y evitar su arresto y tener honbres preparados para evitar que se repirtiera una masacre como la de Ponce en 1937. Hubo mujeres que fueron instruidas junto a los hombres, pero como en la década anterior se invirtió más energía en la instrucción de los varones ya que dentro de la mentalidad paternalista de los nacionalistas eran los éstos los primeros que debían derramar la sagre en la lucha. Fueron muchas las dificultades a las que se enfrentaron los comandantes para organizar el movimienro revolucionario, como no tener los recursos económicos para armar al ejército. Y es que el Partido Nacionalista no tuvo nunca una burgesía nacional que los apoyara económicamente y la mayoría los nacionalistasno tenían los recursos para financiar la lucha ya que venían de las clases menos provilegiadas. De hecho, documentamos que la mayoría de los cadetes vivían en la pobreza. Sino tener los recursos económicos hacía el trabajo difícil, el trabajo se complicaba por la represión constante e ilegal que sufrían los comandantes y los cadetes por parte de los agentes del FBI y la Seguridad Interna, que se encargaban, por ejemplo, de que los nacionalistas no consiguieran trabajo para así estrangular económicamente al movimiento. La situación de acoso, tal como señaló el comandante Juan Jaca Hernández, era insoportable. Hemos logrado documentar que el ejército revolucionario lograba sobrevivir mediante el ingenuo de los nacionalistas para conseguir fondos, y hubo mujeres que tuvieron un papel crucial en la búsqueda de dinero. Para acabar con el Partido Nacionalista y la posibilidad de una Insurrección en la Isla, el gobierno colonial y los agentes federales, decidieron no recurrir a una nueva matanza como la llevada a cabo en marzo de 1937, ya que no les convenía políticamente conmocionar nuevamente al país y al mundo con una noticia de esa magnitud en un contexto en el que iniciaba la Guerra Fría, y se vendía ante el mundo como el representante máximo de la libertad y la democracia. Preferían inciar una ola de allanamientos y arrestos utilizando como justificación la violación de la ley 53. Los nacionalistas sabían de los planes del gobierno y esta situación los mantenía en constante tensión ya que tenían que estar a la espectativa . Sabían que esa era la estrategía para desarmarlos y no pudiesen llevar a cabo una demostración armada que sabían que las autoridades sabían que preparaban, pero que no sabían cuando estallaría. Albizu Campos recibió información que su asesinato se llevaría a cabo el 26 de octubre de 1950 durante una actividad nacionalista en el pueblo de Fajardo. Ante los rumores el liderato militar del movimiento fue preparado para evitar su asesinato o posible arresto. La actividad terminó sin incidentes, pero cuando Albizu Campos regreso a su residencia en San Juan escoltado por nacionalistas y por la seguridad Interna. Al parecer, los oficiales quería detener el carro de Albizu, pero al no poder realizar su arresto, decidieron detener a su escolta. Entre los detenidos estaba el comandante Rafael Burgos Fuentes. Los oficiales estaban plenamente conscientes sobre la importancia de Burgos en la jerarquía militar del nacionalismo, así que este arrestó no parece mera casualidad. Mientras tanto, la prensa anunciaba que la policía había descubierto una “conspiración” y “complot” nacionalista y el día 27 la prensa anunció que se llevó a cabo una reunión entre el el líder del FBI en Puerto Rico con los altos oficiales de la policía insular. Estas noticia pusieron en estado de alerta a los nacionalistas ya que esperaban una ola de allanamientos y de arrestos de un momento a otro y tenían instrucciones de repeler a tiros cualquir intento de detenerlos. El 28 de octubre fue allanada la residencia de Melitón Muñiz, pero el líder nacionalista de Ponce no se encontraba en su residencia, la casa de Albizu Campos fue situada por la policía y hubo una fuga en masa de la prisión organizada por Pedro Benejam, quien le había prometido armas a los nacionalistas. Albizu analizó la situación y entendió que los agentes procederían arrestarlo utilizando como jusficación la ley de la mordaza. Ante la preocupación de perder en una ola de allanamientos las armas que con tanto sacrificio habían adquirido durante dos años, y de que él y sus compañaeros cayeran presos sin luchar y llamar la atención del mundo sobre lo que acontecía en Puerto Rico, decidió enviar la orden de levantamiento con el nacionalista Ulises Pabón quien inmediatamente fue a avisarle al Comandante general Tomás López de Victoria para que le avisara al resto de los comandantes. López le ordenó al resto del liderato militar atacar los cuarteles de la policía a las 12 del mediódía del lunes 30 de octubre y luego reunirse en el municipio de Utuado para resistir con la intención de llamar la atención del mundo. Esta versión, apoyada por múltiples fuentes testimniales apuntan a que no decicieron levantarse en armas para sabotear las inscripcciones de electores que se llevaría a cabo entre el 4 y 5 de noviembre como apunta la historiografía oficialista. Enterados de la orden los comandantes comenzaron a reunir a algunos de sus hombres ya que no se logró avisar a todos. Mientras se acuertelaban, logramos documentar que la policía vigilaba de cerca a los nacionalistas de Ponce ya que tenían sospechas de que éstos transportaban armas a la residencia de la madre de Melitón Muñiz en el barrio Macaná de Peñuelas. Por tal razón, el domingo 29, los fiscales pidieron una orden de allanamiento, y en la madruaga del 30 de octubre la recibieron y pudieron proceder, pero cuando la policía se aproximó a la residencia, los nacionalistas los recibieron a tiros. Este fue el primer combate de la Insurrección. A las 10 am hubo otro combate entre nacionalistas y la policía en Ponce. Estos tiroteos eliminaron el factor sorpresa con el que los nacionalistas esperaban atacar los cuarteles a las 12 del medio día. A pesar de esto, los nacionalistas lograron llevar a cabo ataques en San Juan, donde se atacó la mansión ejecutiva ,y a los cuarteles de Hato Rey, Jayuya, Arecibo, Utuado, Naranjito, mientras en Mayaguez hubo dos combates en lugares diferentes, y el 1 de noviembre dos nacionalistas atacaron la Casa Blair con la intención de secuestrar al Presidente Truman para que declarase la República de Puerto Rico a punta de pistola y llamar la atención del mundo sobre lo que ocurría en Puerto Rico. Hemos logrado documentar que muchos de los que participaron en la Insurrección eran Cadetes de la República. Ello nos hace concluir que la disposición para el combate y la habilidad para seguir órdenes que mostraron los cadetes nos sugiere que la organización de la milicia nacionalista fue crucial en crear una hermandad y mentalidad militar-revolucionaria que permitió la movilización y acción disciplinada de muchos de ellos. Es decir, podemos concluir que sin cadetes no hubiera estallado la Insurrección. Además, logramos documentar que además de Blanca Canales, Doris Torresola y Carmín Pérez, quienes combatieron en la Insurrección, la primera en Jayuya y las demás junto a Pedro Albizu Campos, hubo otras mujeres que participaron en la Insurreción colaborando con el proceso revolucionario de otros modos. También logramos documentar que hubo varios “revolucionarios por contagio”, es decir, personas que no eran nacionalistas, pero decidieron luchar junto a los revolucionarios. Ninguno de los grupos de nacionalistas logró llegar a Utuado y juntarse para resistir en las montañas de acuerdo al plan trazado. Hemos logrado documentar que este objetivo no se pudo concretizar por varias razones. Primero: por la improvisación y lo acelerado del proceso. Sólo hubo dos días para que los comandantes recorrieran la Isla para avisarle a los nacionalistas. Esto afectó mucho al movimiento, ya que fueron muchos los miembros del Ejército Libertador que no lograron participar y reforzar a sus compañeros porque no hubo la oportunidad de avisarles. Segundo: la falta de armamento y municiones afectó mucho al movimiento ya que no les permitió enfrentarse como tenían planificado a las fuerzas del régimen. Los nacionalistas no lograron contar con las armas que tenía escondidas Benegam, los cientos de rifles que un Guardia Nacional le pasaría a los nacionalistas de Mayagüez y para colmo, por lo apresurado de los acontecimientos, a los nacionalistas no les dio tiempo de buscar muchas armas que se encontraban escondidas o enterradas, o avisarle a compañeros que tenían armas, por tanto, salieron a luchar con pocas armas y sin municiones. También la falta de armamento impidió que los “revolucionarios por contagio” que se acercaron a los nacionalistas con la intención de luchar si les daban armas pudieran participar. Este escenario se dio en Jayuya, Utuado y Mayagüez. Tercero: hubo cadetes y revolucionarios que tenían armas pero decidieron no participar en la Insurrección por miedo o porque consideraban que llevar a cabo el levantamiento armado en ese momento era un suicidio o una locura ante la improvisación y la desventaja numérica, en equipo y preparación militar. Tampoco participaron los Guardias Nacionales y policías que habían quedado en apoyar a los nacionalistas. Cuarto: Ante la falta de armas y hombres, los nacionalistas fueron superados numéricamente, así como en equipo y preparación militar. Los insurrectos, equipados con pocas armas cortas y pocas municiones y bombas molotov, no pudieron competir contra la policía, los agentes del F.B.I. y los miembros de la Guardia Nacional que fueron movilizados y que tenían a su disposición mejores armas, como ametralladoras, morteros y aviones de guerra. Quinto: los nacionalistas no triunfaron en su misión principal, ya que no recibieron el apoyo popular que esperaban. La mayoría de los puertorriqueños no apoyaban la “vía jacobina” de los miembros del Partido Nacionalista. Para muchos quedaban abiertas las puertas de diálogo con el gobierno de los Estados Unidos y, además, muchos veían con esperanzas las reformas que el gobierno impulsaba para combatir la pobreza. De hecho, fueron muchos los puertorriqueños que a través de la sección de “opinión” del periódico El Mundo criticaron la acción de los nacionalistas. Sexto: el golpe tuvo que ser efectuado en el peor momento, en plena época de lluvias en Puerto Rico lo que impidió realizar acciones que hubieran permitido crearle al régimen grandes dificultades; por ejemplo, la quema de cañaverales. Además, el intenso aguacero que cayó durante esos días, como hemos comentado, dificultó a sobremanera el trayecto hacia a Utuado ya que muchas vías de acceso se cerraron por las crecidas de ríos y los derrumbes de terrenos. Recordemos que los revolucionarios de Arecibo se retrasaron en llegar a Utuado, en parte, por culpa de la intensa lluvia y los del grupo de Jayuya se perdieron por los montes en parte también como consecuencia del fuerte aguacero. Séptimo, algunos de los patriotas fueron desmoralizándose por distintas razones. A pesar de que el gobernador Luis Muñoz Marín tildó los acontecimientos como “disturbios” , que para resolver estos indicó que la Ley Marcial no era necesaria y que haría cumplir los procedimientos que rigen en un país democrático, hemos logrado documentar que el regimen movilizó a 4,313 efectivos de la Guardia Nacional y permitió que éstos efectuaran arrestos, acción que era ilegal sino había declarado la ley Marcial. También militarizó la policía y les probeyó armas largas, acción que también es ilegal sino se había declarado la ley marcial. Además, logramos documentar que el FBI, a pesar de que quería dar la impresión de que solo eran investigadores y no perseguidores, dirigían las operaciones de la Guardia Nacional y la policía. Como consecuencia de la movilización de los aparatos represivos del estado, la isla se militarizó. De hecho, muchos pueblos de la Isla fueron ocupados por la Guardia Nacional, la policía y los agentes del FBI que los acompañaban. Además, se bloquearon carreteras, se ocupó edificios públicos, se movilizaron aviones y tanques de guerra y se lanzaron morteros. Este clima represivo dista mucho de un ambiente en el que solo ocurrían unos simples “disturbios”. El Gobierno de Muñoz Marín aprovechó la situación para iniciar una ola de allanamientos y arrestos ilegales en masa contra toda la oposición a su gobierno. Hemos logrado documentar que se arrestó a Nacionalistas, exnacionalistas, al liderato del PIP, universitarios exhuelguistas, líderes obreros, líderes comunistas e incluso a populares desafectos a la administración, que no tenían nada que ver con la Insurrección. En el proceso se violaron los derechos civiles de la mayoría e incluso se practicó la tortura.Se arrestaron aproximadamente a 1,006 personas. En los Estados Unidos, también hemos logrado documentar, que se arrestó a decenas de nacionalistas que no tenían nada que ver con el ataque a la Casa Blair y que a muchos se les maltrató en el proceso. Todo apunta que el Gobernador Muñoz Marín ordenó el arrestó masivo de los líderes de la oposición al Partido Popular para que durante los días que se mantuvieran presos no pudieran hacer campaña en contra las inscipcciones de electores que se llevarían a cabo entre el 4 y 5 de noviembre. No es de extrañar que cientos de personas fueran liberadas inmediatamente después de que se llevaron a cabo las inscripciones. Los que permanecían presos eran por que sería acusados por participar en la Insurrección o por haber violado la ley de 53. El gobierno colonial también aprovechó la coyuntura para hacer aún más represiva la Ley 53. Mientras tanto, la oposición alegeba que las acciones del gobierno eran inconstitucionales. Incluso al FBI le preocupó como se aplicaba, pero no porque fuera ilegal, sino porque temían que los juicios en contra los nacionalistas acusados por de violar dicha ley se invalidaran, por ello el gobierno federal envió a Puerto Rico asesoría legal. La represión continuó en 1951. Se continuó utilizando el servicio selectivo para perseguir a los jóvenes nacionalistas y las actividades de los nacionalistas continuaban siendo vigiladas por grandes concentraciones de policías con la intención de inmidar. La Insurrección y la violación de derechos civiles que ocurría en la Isla dividió la oponión internacional. La insurrección recibió mucho más apoyo de la que historiador Carlos Zapata reconoce en su texto. Documentamos como Thelma Mielke y Laura Meneses de Albizu fueron cruciales en intentar darle visibilidad a la Insurrección a nivel intermacional. Sin embargo, la campaña de relaciones públicas y propagada que planificó el gobierno federal y colonial fue intensa y logró manufacturar una “verdad oficial” que se convertirá en hegemónica a nivel local e internacional, gracias al apoyo de los medios de comunicación e intelectuales al servicio del regimen, que logró incisivilizar el proceso revolucionario, y que se puede sintetizar de la siguiente manera: Puerto Rico se encontraba en un proceso de descolonización gracias al gobierno de los Estados Unidos y al Gobernador Muñoz Marín que respondía a la democrática que existía en la Isla, y los nacionalistas no eran políticos o revolucionarios que a través de la razón buscaban transformar radicalmente las estructuras de un poder político que consideraban injusto para construir una república democrática, por el contrario, eran movidos por ideas malvadas, irracionales y criminales que buscaban generar terror en la Isla como parte de la conspiración mundial que dirigían los soviéticos para destruir la democracia en el mundo. Además, como parte de la campaña de propaganda y relaciones públicas el gobierno colonial recurrió a encubrir crímenes llevados a cabo por el estado. La campaña del gobierno tuvo éxito y lograron vender la idea a muchos de que en Puerto Rico existía libertad y democracia y logró desprestigiar a los nacionalistas, para que no fueran vistos como revolucionarios que luchaban por la libertad de su pueblo, y minimizar la difusión del contenido político de la gesta revolucionaria. Esto evitó que muchos sectores de la comunidad internacional se enteraran sobre lo que realmente ocurría en la Isla y evitó, a su vez, que se generara una ola de indignación entre la mayoría del pueblo estadounidense y la comunidad internacional.