Dolor crónico, deterioro funcional y enfermedad cardiovascular en las personas mayores

  1. Rodríguez Sánchez, Isabel
Dirigida por:
  1. Esther García García-Esquinas Director/a
  2. Fernando Rodríguez Artalejo Codirector/a

Universidad de defensa: Universidad Autónoma de Madrid

Fecha de defensa: 24 de junio de 2021

Tribunal:
  1. José Ramón Banegas Banegas Presidente/a
  2. Francisco José García García Secretario/a
  3. Pedro Gil Gregorio Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 670713 DIALNET

Resumen

Antecedentes y objetivos Debido al envejecimiento poblacional, en los próximos años la mayoría de países tendrán que hacer frente a importantes retos para prevenir y controlar las enfermedades crónicas y otras condiciones que acarrean mayor frecuencia de deterioro funcional, fragilidad y discapacidad. El dolor crónico tiene gran prevalencia en las personas mayores, en especial entre las mujeres, y es la causa principal de años vividos con discapacidad en mayores de 50 años. La frecuencia del dolor y de fragilidad aumenta con la edad, coexistiendo a menudo ambas entidades, por lo que el dolor persistente podría considerarse una causa, consecuencia o incluso una manifestación adicional del síndrome de fragilidad, aunque dicha relación causal todavía no está bien establecida. Además de asociarse con el deterioro funcional, el dolor crónico en las personas mayores a menudo convive con otras enfermedades crónicas prevalentes como la cardiovascular, pudiendo compartir ciertos mecanismos fisiopatológicos. Dado que no hay estudios que examinen la relación entre fragilidad, enfermedad cardiovascular y dolor crónico, así como su distribución según el sexo en las personas mayores españolas, los objetivos de esta tesis doctoral son los siguientes: 1. Identificar factores (clínicos, psicosociales y de estilos de vida) asociados al mayor riesgo de dolor en las mujeres que en los hombres mayores. 2. Analizar individualmente la asociación entre frecuencia, intensidad y localización del dolor y el riesgo de fragilidad en personas mayores, así como identificar posibles mecanismos patogénicos que medien en dicha relación. 3. Analizar la asociación prospectiva entre dolor crónico, cambios en los factores de riesgo cardiovascular e incidencia de enfermedad cardiovascular en personas mayores. Métodos Se han analizado los datos del estudio Seniors-ENRICA 1, una cohorte de base poblacional en España formada por personas mayores de 60 años no institucionalizadas reclutadas entre 2008 y 2010. La información se actualizó en 2012 (primera oleada), 2015 (segunda oleada) y 2017 (tercera oleada), recabándose información del dolor por primera vez en 2012. Además de la información de dolor, en 2012 se recogieron las características sociodemográficas y de estilos de vida, los factores de riesgo cardiovascular, y la morbilidad crónica de los participantes. También se realizaron exploraciones físicas detalladas en las que se valoró la situación funcional de los participantes. Los análisis se realizaron con regresión logística o regresión lineal según la naturaleza de los desenlaces estudiados (fragilidad y enfermedad cardiovascular) y se ajustaron por potenciales factores de confusión. Resultados y conclusiones En este estudio prospectivo realizado en personas mayores no institucionalizadas residentes en España: 1. Las mujeres de edad avanzada tienen mayor riesgo de dolor severo que los hombres, padeciendo una mayor frecuencia e intensidad (discapacidad) del dolor, así como dolor en un mayor número de localizaciones. El mayor de riesgo de dolor en las mujeres que en los hombres se explica en parte por una mayor frecuencia de enfermedad osteomuscular y una peor situación funcional en las mujeres, siendo otros factores contribuyentes una peor salud mental, en especial un mayor malestar psicológico, y una menor actividad física en las mujeres. Estos hallazgos sugieren que intervenciones encaminadas a mejorar el control de la enfermedad osteomuscular, reducir el malestar psicológico e incrementar la actividad física podrían disminuir el riesgo de dolor en las mujeres ancianas, y sus diferencias entre sexos. 2. Hay algunas necesidades no atendidas en el tratamiento de las formas menos severas de dolor. Por ejemplo, el 13% de los participantes del estudio Seniors-ENRICA-1 tenía dolor esporádico, y, aunque el 83% habían precisado atención médica para el dolor, solo en el 75% de ellos se prescribió tratamiento analgésico; los valores correspondientes para sujetos con dolor leve fueron del 17, 79, y 77%. 3. La frecuencia, intensidad y localización del dolor se asocian con un mayor riesgo de fragilidad y de la mayoría de sus componentes, tanto cuando la fragilidad se valora con de manera fenotípica (criterios de Fried) como cuando se usa la acumulación de déficits de salud (escala de Rockwood). Ya que los criterios de Fried y muchos de los dominios del IF no están relacionados entre sí, la consistencia de los resultados sugiere que hay diferentes mecanismos ligados al dolor y la fragilidad. Dada la naturaleza multidimensional del dolor, éste puede afectar a diversos sistemas biológicos y reducir tanto la reserva fisiológica como la capacidad de homeostasis tras la exposición a un factor estresor menor, siendo esto lo que caracteriza a la fragilidad. En el futuro se debe investigar si un manejo efectivo del dolor, especialmente en el contexto de enfermedades crónicas, puede reducir dicho riesgo. 4. El dolor crónico se asocia con mayor frecuencia de consumo de tabaco, obesidad, alteraciones del sueño y depresión. Además, padecer un dolor moderado o severo a lo largo del tiempo se asocia con menor actividad física recreativa, peor calidad del sueño, peor salud mental y menor calidad de la dieta, tanto a corto como medio plazo. Sin embargo, nuestros resultados sugieren que estos factores no son los principales responsables del aumento de riesgo de enfermedad cardiovascular observado en adultos mayores con dolor crónico.