El concepto de amor en Teoría políticaun estudio a partir de Hannah Arendt

  1. Fernández López, Daniel
Dirigida por:
  1. Joaquín Abellán García Director
  2. Víctor Alonso Rocafort Director

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 18 de diciembre de 2020

Tribunal:
  1. María Luisa Sánchez-Mejía Rodríguez Presidenta
  2. Scheherezade Pinilla Cañadas Secretaria
  3. Cristina Sánchez Muñoz Vocal
  4. Antonio Campillo Meseguer Vocal
  5. Ángel Valencia Sáiz Vocal
Departamento:
  1. Historia, Teorías y Geografía Políticas

Tipo: Tesis

Resumen

La presente tesis doctoral versa sobre el amor y su vinculación con el pensamiento político. En vista de la longevidad de los dos, el camino que se nos ha planteado ha sido largo. Desde el Asia Menor del siglo VIII antes de Cristo hasta el Chicago de las primeras décadas del tercer milenio, visitaremos varias cristalizaciones amorosas vinculadas con la política: la philía en Grecia, el ágape en el cristianismo y la fraternité en el pensamiento revolucionario. En el primer capítulo, veremos que la philía es una presencia usual en las páginas de varios de los grandes autores de la época que piensan sobre la política. Por ello, la pregunta que nos ha guiado ha sido: ¿a qué se debe que la protagonista sea ella y no ér¿s, storge o el propio ágape? En virtud de lo cual, a lo largo del capítulo visitaremos múltiples áreas en las que la philía ha operado, con el propósito de averiguar cuáles son las cualidades que después le han valido ostentar un papel clave en la política de la polis. El resultado es un amor que gira sobre la puesta en común y los elementos que la hacen posible, especialmente uno: la palabra, pronunciada y escuchada en público. Posteriormente, nos volcaremos en el ágape, una palabra de origen griego que alza el vuelo gracias al cristianismo. Y si la philía había sido un amor vinculado a la política, ahora nos preguntaremos por qué el ágape es uno opuesto a ella. La explicación es simple: el ideal del ágape es el de una obediencia lo más ciega posible a las órdenes de Dios ¿y a sus vicarios¿, que las había hecho saber gracias al que el Nuevo Testamento dice que es Su vástago. En tercer lugar, la fraternité révolutionnaire ya no es un amor de la Antigüedad, sino de la Modernidad. Ella es un amor de liberación: el que usan las clases populares para salir de un yugo que ha concentrado el poder lejos de ellas. Así podremos verlo en las dos épocas que hemos elegido: primero, la de la Revolución francesa, con le menu peuple; y, después, la del surgimiento del socialismo científico, con das Proletariat. Finalmente, el último capítulo no da cuenta un solo amor, sino que al principio explora el vínculo que une a la concordia de la ciudad con el amor desde la Grecia clásica; luego explica la ruptura del mismo, que se produce en el salto del siglo XVIII al XIX; posteriormente se ocupa de la pérdida de posiciones que experimenta el amor en la Europa que da pie a las dos guerras mundiales; y, por último, salta a Estados Unidos, país en el que el amor, desde la Independence hasta hoy no pierde de vista los tres amores visitados con anterioridad. Después de los capítulos hay una Adenda en la que la protagonista es Hannah Arendt, la autora a partir de la cual hemos pensado nuestra tesis. Allí veremos que el amor es uno de los alicientes clave en su vida y en su pensamiento, al punto de cristalizar en una expresión adoptada por ella misma en 1955: Amor Mundi, a la que agregaremos dos más: Amor Vitae y Amor Humani Generis. De ahí nos sale que la philía sirve a los propósitos democráticos; que el ágape, en su versión más pulida, hace superflua a la política; que la fraternité révolutionnaire falla después de liberar a los sectores más vulnerables de la población; que los tres amores europeos hacen las veces de modelo para los que surgen en Estados Unidos; y que Arendt opta por dar continuidad a los valores del primero de ellos, ahora agrupados en la friendship.