Development of executive function and social cognition and its relation with prejudice toward minority groups

  1. HOYO RAMIRO, ÁNGELA VICTORIA
Dirigida por:
  1. Mª Rosario Rueda Cuerva Director/a
  2. Rosa María Rodríguez Bailón Codirector/a

Universidad de defensa: Universidad de Granada

Fecha de defensa: 06 de noviembre de 2020

Tribunal:
  1. Luis José Fuentes Melero Presidente/a
  2. Soledad de Lemus Martín Secretario/a
  3. María Ruz Cámara Vocal
  4. Ileana Enesco Arana Vocal
  5. Rory T. Devine Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

El objetivo principal de la presente tesis doctoral fue el de analizar la relación entre las diferencias individuales en una serie de habilidades cognitivas y el prejuicio manifestado tanto a nivel explícito como implícito a lo largo de la infancia. En concreto, nos centramos en las etapas evolutivas de infancia temprana (entre 5 y 6 años), media (entre 8 y 9 años) y tardía (entre 11 y 12 años). Además, exploramos si la relación entre habilidades cognitivas y el prejuicio varía en función del estadio evolutivo en que se encuentra el/la niño/a. También se pretendió recoger evidencia empírica con objeto de responder a las siguientes preguntas de investigación: ¿Existe una relación significativa entre la función ejecutiva y la teoría de la mente en la infancia temprana y media? ¿Ocurren cambios evolutivos a lo largo de la infancia en las habilidades cognitivas y el prejuicio? ¿El desempeño conductual y la actividad electroencefalográfica están modulados por la combinación de demandas en diversos procesos de función ejecutiva? ¿Existe relación entre los índices de actividad cerebral electrofisiológica y de desempeño conductual ligados al control cognitivo y la regulación del prejuicio implícito? ¿La mejora de las habilidades cognitivas que se relacionan con la regulación del prejuicio reduce las actitudes prejuiciosas de los/as niños/as? ¿El entrenamiento en función ejecutiva y teoría de la mente mejora las habilidades entrenadas y además produce transferencia recíproca entre función ejecutiva y teoría de la mente, así como transferencia a inteligencia? El prejuicio es una actitud negativa que la gente mantiene hacia miembros de grupos a los que no se considera perteneciente (Brown, 2010). Las actitudes negativas se pueden expresar de forma explícita o de forma sutil o implícita (p. ej., Conner et al., 2007). En el presente trabajo se analizaron las relaciones entre las habilidades cognitivas (funciones ejecutivas y teoría de la mente) y el prejuicio en niños/as con edades comprendidas entre los 5 y los 12 años. Además, se exploró el rol de la motivación para controlar el prejuicio. El concepto de funciones ejecutivas alude a un conjunto de habilidades cognitivas que fundamentan la autorregulación de los individuos (Rueda et al., 2011). En el presente trabajo de investigación se consideraron las habilidades de control inhibitorio, flexibilidad cognitiva y memoria de trabajo, tradicionalmente englobadas bajo la denominación de función ejecutiva (Miyake et al., 2000; véase Friedman & Miyake, 2017, y Miyake & Friedman, 2012, para una reciente reconceptualización del modelo). El control inhibitorio ayuda a la supresión de respuestas automáticas pero inapropiadas; la flexibilidad cognitiva facilita el ajuste del comportamiento a las demandas cambiantes del ambiente; y la memoria de trabajo permite el mantenimiento, manipulación y actualización de los contenidos en memoria. El desempeño de los individuos en las funciones ejecutivas puede ser medido no sólo analizando la ejecución comportamental, sino también observando la actividad eléctrica del cerebro mientras se llevan a cabo tareas que requieren, por ejemplo, inhibir respuestas automáticas y elegir flexiblemente la regla de respuesta adecuada. Con este fin, se ha recurrido al análisis de componentes de actividad eléctrica llamados potenciales evocados (Luck, 2014), tales como los componentes N2 y P3. El componente N2 es una deflagración negativa que aparece aproximadamente entre los 200 y los 400 milisegundos tras la presentación de un estímulo (Abundis et al., 2014; Lamm et al., 2006) y que está ligada a las habilidades de monitorización del conflicto y supresión / control de la interferencia (p.ej., Donkers & Van Boxtel, 2004; Espinet et al., 2012; Jonkman et al., 2007b). El componente P3 implica una activación de polaridad positiva que aparece aproximadamente a los 300 – 500 milisegundos tras la presentación de un estímulo (Bruin & Wijers, 2002; Pfefferbaum et al., 1985). La amplitud del componente P3 ha sido relacionada con la inhibición de respuesta (p. ej., Bruin et al., 2001; Brydges et al., 2014; Wessel, 2018), la flexibilidad en el cambio de set de tarea (p. ej., Duan & Shi, 2014; Hung et al., 2016) y la actualización y ajuste comportamental (Dai et al., 2013; Donchin & Coles, 1988). La actividad en N2 y P3 constituye un índice de la implicación de las redes cerebrales involucradas en la monitorización y detección del conflicto, así como en el mantenimiento y en el reajuste del set de tarea (redes cíngulo-opercular y fronto-parietal; Dosenbach et al., 2008). Por su parte, la teoría de la mente es concebida como una habilidad que permite comprender los pensamientos y sentimientos propios y ajenos, y por tanto la atribución de estados mentales (Premack & Woodruff, 1978). La investigación empírica ha mostrado la necesidad de diferenciar entre estados mentales de tipo cognitivo y de tipo afectivo (p. ej., Miller, 2013; Sebastian et al., 2012). De acuerdo con el modelo propuesto por Shamay-Tsoory et al. (2010), los estados mentales pueden versar sobre emociones (teoría de la mente afectiva) o sobre creencias (teoría de la mente cognitiva). Además, para realizar inferencias sobre estados mentales de tipo afectivo es necesario entender primero que las emociones se basan en creencias (Miller, 2013; Shamay-Tsoory et al., 2010). La evidencia previa ha mostrado que es posible mejorar las habilidades relacionadas con la función ejecutiva y la teoría de la mente a través de la práctica estructurada, intensa y repetitiva (p.ej., Olesen et al., 2004). De acuerdo con Simons et al. (2016), además de impactar directamente sobre las funciones cognitivas entrenadas (transferencia cercana), el entrenamiento puede producir mejoras en otras habilidades relacionadas y / o en la ejecución en tareas que se basan en los mismos procesos cognitivos (Morrison & Chein, 2011; Dahlin, 2013). Con respecto al entrenamiento en funciones ejecutivas, estudios previos han mostrado, por ejemplo, transferencia cercana a las funciones ejecutivas entrenadas y lejana a funciones ejecutivas no entrenadas y a dominios relacionados como la inteligencia fluida, el razonamiento y el logro académico (p. ej., Blair & Raver, 2014; Blakey & Carroll, 2015; Pozuelos et al., 2019). En cuanto al entrenamiento en teoría de la mente, se ha demostrado su eficacia para mejorar las habilidades de mentalización a lo largo de la infancia (Hofmann et al., 2016). Hasta el momento, existe cierta evidencia sobre la transferencia del entrenamiento en teoría de la mente a habilidades de teoría de la mente no entrenadas (Bianco et al., 2016) y a la competencia social (Ding et al., 2015). Además, en etapa preescolar se ha encontrado transferencia recíproca entre función ejecutiva y teoría de la mente, de manera que la mejora de la función ejecutiva parece tener efectos sobre la teoría de la mente y viceversa (Kloo & Perner, 2003). En relación a la motivación para controlar el prejuicio, investigaciones con muestras adultas sugieren que algunos individuos están motivados internamente por no ser prejuiciosos dado que consideran el prejuicio como indeseable y realizan un esfuerzo activo para internalizar los valores y creencias en contra del mismo. Otras personas orientan sus esfuerzos no tanto a no ser prejuiciosos sino a esconder sus actitudes y a ofrecer una impresión acorde con los valores y normas que propugnan la igualdad y la no discriminación (p. ej., Devine; 1989). En esta línea, la evidencia muestra que las distintas motivaciones de los individuos influyen sobre la expresión del prejuicio explícito e implícito. Por ejemplo, Fazio et al. (1995) encontraron una correlación positiva entre las expresiones explícita e implícita del prejuicio en aquellas personas que muestran una baja motivación interna y externa para controlar el prejuicio. Más recientemente, Devine et al. (2002) informaron que la expresión del prejuicio es menor en las personas internamente motivadas que en aquellas personas externamente motivadas o que presentan simultáneamente fuentes de motivación internas y externas. Para dar respuesta a las preguntas de investigación planteadas, y partiendo del marco conceptual presentado, se llevaron a cabo una serie de estudios. El primero consistió en un estudio transversal donde participaron niños y niñas de 5 a 6 (n = 43) y de 8 a 9 (n = 43) años. Examinamos la relación entre las diferencias individuales en prejuicio explícito hacia el grupo étnico gitano, función ejecutiva y teoría de la mente cognitiva y afectiva. Otros objetivos del primer estudio fueron: comprobar los efectos experimentales de la tarea Dots (Davidson et al., 2006); examinar la relación entre función ejecutiva y teoría de la mente; analizar los cambios evolutivos en función ejecutiva, teoría de la mente y prejuicio; y explorar si la relación entre habilidades cognitivas y el prejuicio explícito está condicionada por el estadio evolutivo. En el segundo estudio, también de tipo transversal, participaron 193 niños y niñas. Para ampliar los resultados del primer estudio, incluimos un grupo de niños y niñas de entre 11 y 12 años, y medimos tanto el prejuicio explícito como implícito, así como las fuentes de motivación interna y externa para controlar el prejuicio. Junto con los objetivos del primer estudio, examinamos los patrones de confianza expresados por los/as participantes en un juego de la confianza diseñado para medir el prejuicio implícito, así como el rol de la motivación en la regulación del prejuicio. Llevamos a cabo un tercer estudio con el objetivo de examinar si, en la infancia media, la actividad electrofisiológica del cerebro está modulada por las demandas planteadas sobre varios procesos cognitivos. Para ello, analizamos la actividad electrofisiológica cerebral en los componentes N2 y P3 en relación a las demandas de monitorización y resolución del conflicto (ligadas al control inhibitorio) y de ajuste del set de tarea (ligadas a la flexibilidad cognitiva) planteadas por una tarea de conflicto espacial (tarea Dots; Davidson et al., 2006). Además de la modulación de la actividad eléctrica cerebral, examinamos la ejecución (es decir, precisión y tiempo de reacción), y las relaciones entre los índices electrofisiológicos y comportamentales. Un cuarto estudio tuvo el objetivo de ampliar la evidencia existente sobre el rol que los mecanismos de control cognitivo desempeñan en la regulación del prejuicio en población infantil. Para cumplir tal objetivo se estudió la muestra reportada en el tercer estudio. Estábamos interesadas en proporcionar evidencia preliminar sobre la relación entre la actividad cerebral ligada al control cognitivo y la regulación del prejuicio implícito. Finalmente, llevamos a cabo un quinto estudio donde implementamos una doble intervención en función ejecutiva y teoría de la mente con el objeto de examinar sus efectos sobre las habilidades entrenadas (transferencia cercana) y sobre habilidades no entrenadas pero relacionadas (transferencia lejana) de niños y niñas de entre 8 y 9 años. Un total de 93 participantes fueron distribuidos entre dos modalidades de intervención y dos modalidades de control activo: entrenamiento en funciones ejecutivas (n = 25); control en funciones ejecutivas (n = 24); entrenamiento en teoría de la mente (n = 22); y control en teoría de la mente (n = 22). Analizamos los efectos de transferencia cercana del entrenamiento de funciones ejecutivas y del entrenamiento en teoría de la mente, de transferencia entre función ejecutiva y teoría de la mente, y de transferencia lejana a inteligencia fluida y a la regulación del prejuicio. En conexión con las preguntas de investigación planteadas, los resultados obtenidos a lo largo de los cinco estudios mostraron los siguientes resultados: 1- Las habilidades cognitivas de función ejecutiva y teoría de la mente, así como la motivación interna, juegan un papel evidente en la regulación del prejuicio tanto de tipo explícito como implícito. Este papel es evidente a nivel de diferencias individuales a lo largo de la infancia. Los resultados no apoyan claramente que unas habilidades cognitivas u otras tengan más importancia en la regulación del prejuicio dependiendo del estadio evolutivo en el que se encuentre el/la niño/a. 2- Existe una correlación significativa entre función ejecutiva y teoría de la mente en la infancia temprana y media. 3- La mejora en el desempeño en tareas de función ejecutiva y de teoría de la mente se observa especialmente entre la infancia temprana y media, aunque la comprensión de estados mentales de tipo afectivo continúa desarrollándose hasta la infancia tardía. Mientras que el descenso evolutivo del prejuicio explícito no es evidente hasta la infancia tardía, no hay una trayectoria evolutiva clara en el caso del prejuicio implícito. 4- Tanto el desempeño comportamental como la actividad en los componentes N2 y P3 están modulados por las demandas de control inhibitorio y flexibilidad cognitiva planteadas por una tarea de conflicto espacial. Los datos sugieren que en la condición más demandante de la tarea (es decir, en la que requiere simultáneamente de los procesos de inhibición y selección de respuesta) hay una mayor necesidad de contar con recursos cognitivos y el sistema de inhibición y selección de respuesta encargado de ajustar el set de tarea se sobrecarga (es decir, se ve afectada la función de la red fronto-parietal del modelo de Dosenbach et al. (2008), tal como indica la amplitud media en P3). Además, cuando el mecanismo de monitorización del conflicto (informado por la amplitud media del N2) señala la necesidad de ajuste comportamental, el desempeño es mejor en ensayos de conflicto espacial (incongruentes) que en ensayos de no conflicto (congruentes). Los resultados confirmaron la predicción de que amplitudes medias incrementadas se relacionarían con un mejor desempeño y sugieren que una mayor amplitud media en los componentes N2 y P3 se asocia a un patrón de respuesta caracterizado por un ajuste entre el tiempo de respuesta y la precisión. 5- Nuestros hallazgos sugieren una relación entre la ejecución en la tarea Dots y los patrones de confianza en la medida de prejuicio implícito. En concreto, se encontró que los niños que muestran un decremento de la velocidad de respuesta para ejecutar correctamente la tarea presentan un patrón caracterizado por una mayor desconfianza inicial y un menor prejuicio posterior (en base al perdón al exogrupo). En cuanto a los componentes N2 y P3, los resultados muestran que la monitorización del desempeño y de la necesidad de ajuste comportamental se relaciona con un menor prejuicio basado en la desconfianza inicial y en el castigo al exogrupo, pero con mayor prejuicio basado en el perdón al exogrupo. Por último, los datos sugieren que una mayor amplitud media del P3 podría estar informando de una mayor dificultad para inhibir el prejuicio inicial y de una mayor flexibilidad en la regulación del prejuicio basado en el castigo. 6- Con respecto a la transferencia observada al prejuicio desde el entrenamiento de las funciones ejecutivas, los resultados mostraron que los/as participantes con una menor motivación interna para controlar el prejuicio eran los que mejoraban en el control del prejuicio explícito. Sin embargo, no se observó transferencia al prejuicio implícito. En cuanto al entrenamiento en teoría de la mente, se encontró que la reducción del prejuicio explícito fue mayor para aquellos/as participantes que presentaban una menor motivación externa para controlar el prejuicio. Además, aunque observamos que tanto el grupo entrenado como el grupo control incrementaban su perdón al exogrupo tras el entrenamiento, este efecto estuvo modulado en el caso del grupo control por la motivación externa, de manera que el incremento en perdón era mayor cuanto más externamente motivados/as para controlar el prejuicio estaban los/as participantes del grupo control. 7- Al examinar los efectos del entrenamiento en funciones ejecutivas, encontramos que no hubo la esperada transferencia cercana del entrenamiento al control inhibitorio ni a la flexibilidad cognitiva, así como tampoco hubo transferencia lejana a la inteligencia fluida. En cambio, sí hubo transferencia a la teoría de la mente. El entrenamiento en teoría de la mente mejoró el desempeño en aquellas tareas de evaluación más directamente relacionadas con las usadas en el entrenamiento. Además, se encontró un efecto marginalmente significativo de mejora en control inhibitorio. Referencias Abundis-Gutiérrez, A., Checa, P., Castellanos, C., & Rosario Rueda, M. (2014). Electrophysiological correlates of attention networks in childhood and early adulthood. Neuropsychologia, 57(1), 78–92. doi: 10.1016/j.neuropsychologia.2014.02.013 Bianco, F., Lecce, S., & Banerjee, R. (2016). Conversations about mental states and theory of mind development during middle childhood: A training study. Journal of Experimental Child Psychology, 149, 41–61. https://doi.org/10.1016/j.jecp.2015.11.006 Blair, C., & Raver, C. C. (2014). 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