The Permian-Triassic transitionhistorical review of the most important ecological crises with special emphasis on the Iberian Peninsula and Western-Central Europe

  1. C. Virgili
Revista:
Journal of iberian geology: an international publication of earth sciences

ISSN: 1886-7995 1698-6180

Año de publicación: 2008

Título del ejemplar: Palaeobiodiversity and palaeoenvironments in Permian playas

Volumen: 34

Número: 1

Páginas: 123-158

Tipo: Artículo

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Resumen

Una de las crisis climáticas y biológicas más importantes de la historia de la Tierra sucedió hace unos 250 m.a., durante la transición del Pérmico al Triásico. Durante el Pérmico, todos los bloques continentales estaban ocupando el hemisferio norte constituyendo el supercontinente Pangea, mientras que el otro hemisferio quedó ocupado por el océano Panthalasa. Las condiciones generales de vida en los continentes eran muy precarias. La exuberante vegetación del Carbonífero había desaparecido casi completamente, así como los insectos de gran tamaño que se cobijaban en ellos y los anfibios que vivían en las zonas encharcadas. Del gran océano hay, sin embargo, menos información, aunque la fauna marina fue abundante y variada. Los paisajes de Pangea fueron muy variados, ya que comprendían regiones climáticas muy variadas. En las zonas polares había una gran cantidad de hielo acumulado mientras que en las zonas medias y tropicales los climas eran más cálidos y temperados. Las vastas áreas del inmenso continente, lejos de la influencia marina eran, sin embargo, muy áridas. En las llanuras, los cursos fluviales efímeros fueron depositando sus sedimentos, mientras que en las regiones costeras alimentaron zonas de lagoon en las que se fueron acumulando depósitos salinos. La actividad volcánica fue importante, como puede deducirse de las frecuentes acumulaciones de andesitas, piroclastos y cenizas volcánicas encontradas entre las rocas de edad Pérmico. Con el comienzo del Mesozoico, en el Triásico, el mundo comenzó a esbozar aquel que podemos ver hoy. Pangea comenzó a fracturarse permitiendo importantes cambios paleogeográficos. Al final del Pérmico, entre un 85%-95% de las especies marinas y continentales habían desaparecido, comenzando a desarrollarse las formas de vida que caracterizarían al Mesozoico y al Cenozoico. En la actualidad hay un importante apoyo a la teoría que relaciona esta crisis con una drástica aparición de erupciones volcánicas que liberó grandes cantidades de flujos de lava e inyectó nubes de polvo y gas tóxico a la atmósfera. La importante regresión de aguas marinas que tuvo lugar a finales del Pérmico también contribuyó a esta extinción y a la posterior recuperación. Perturbaciones generales relacionadas con anoxia y cambios en la temperatura y en la producción biológica han podido ser observados mediante el estudio de sedimentos marinos en aquellas series en las que hubo continuidad sedimentaria durante la transición entre el Pérmico y el Triásico. La extinción y posterior recuperación es muy evidente en la flora de series continentales. A comienzos del Triásico apenas quedaban trazas de vegetación en los sedimentos (sólo en forma de esporas de hongos) no siendo posible tampoco encontrar signos de recuperación hasta finales del Scytiense (Triásico Inferior), ya que las coníferas no aparecieron hasta el Ansiense (Triásico Medio).