Estudio del nivel de estrés oxidativo y valoración de la expresión de genes relacionados en la aterosclerosis carotidea

  1. ZAMORA GONZÁLEZ, nuri
Dirigida por:
  1. Carlos Vaquero Puerta Codirector/a
  2. J. A. González Fajardo Director

Universidad de defensa: Universidad de Valladolid

Fecha de defensa: 19 de enero de 2016

Tribunal:
  1. Mariano García Yuste Presidente/a
  2. Eduardo Tamayo Gómez Secretario/a
  3. Francisco S. Lozano Sánchez Vocal
  4. Rafael Fernández Samos Gutiérrez Vocal
  5. Rosa María Moreno Carriles Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

La aterosclerosis es una patología importante en nuestro medio, cuyas consecuencias pueden suponer secuelas importantes e incluso la muerte. Por ello, es interesante profundizar en el conocimiento de la patogenia implicada en este proceso para poder tomar medidas en un estadío temprano de la enfermedad. En el desarrollo del proceso aterosclerótico a todos los niveles, está presente el aumento del estrés oxidativo, que se define como el desequilibrio entre la producción de especies reactivas del oxígeno y la capacidad de neutralizar los productos intermedios altamente reactivos o de reparar el daño celular resultante. Los peróxidos y radicales libres producen un daño celular fundamentalmente a nivel de proteínas, lípidos y DNA. Las células presentan un entorno reductor gracias a las enzimas, que lo mantienen así a través de un gasto de energía metabólica constante. Los pacientes con una estenosis carotídea mayor del 70% medido por Eco-doppler son sometidos a tratamiento quirúrgico debido al riesgo que supone dicha estenosis desde el punto de vista de complicaciones neurológicas. Dentro de estos pacientes encontramos dos grupos, los que ya presentan sintomatología neurológica y los que no. Hasta ahora en la literatura se habían estudiado en conjunto desde el punto de vista del estrés oxidativo. El objetivo fundamental del presente trabajo ha sido esclarecer estos niveles en los pacientes que presentan síntomas neurológicos con respecto a los que no presentan síntomas. De esta manera establecemos una relación entre el incremento de los niveles de oxidación en la placa y la aparición de sintomatología. Este incremento se debe valorar como un factor de riesgo predictor de sintomatología. De tal manera, se podría identificar aquellos pacientes con una estenosis significativa (con síntomas o sin ellos) susceptibles de tratamiento quirúrgico. Para ello consideramos fundamental medir los niveles de estrés oxidativo en el tejido carotídeo afectado por la placa de aterosclerosis, ya que si a ese nivel no hubieran existido diferencias tampoco las hubieramos hallado en plasma. En esta línea, también consideramos medir los niveles de estrés oxidativo a nivel plasmático. Aunque no hemos encontrado diferencias significativas, esto posiblemente sea debido a la reducida gama de marcadores que hemos utilizado o la interferencia con otras patologías. Dada la relación del estrés oxidativo con el daño producido a nivel de los lípidos consideramos también realizar un estudio del perfil lipídico. Hemos encontrado en este punto una disminución de los niveles de Apo A1 en pacientes sintomáticos con respecto a los asintomáticos. Este hallazgo no está descrito en la literatura y supone un importante avance a la hora de encontar marcadores plasmáticos que diferencien estos grupos. De hecho, aunque ApoA1 no es considerado un marcador de oxidación podríamos considerarlo así ya que su expresión está modulada por los niveles de oxidación según algunos autores. La mieloperoxidasa, marcador de inflamación que se eleva en situaciones de estrés oxidativo, resultó significativamente mayor en enfermos que en sanos, aunque entre sintomáticos y asintomáticos la diferencia no fue significativa. Por otra parte, se han estudiado los niveles plasmáticos de osteopontina, que es una proteína que está presente en lesiones ateroscleróticas asociada con macrófagos y células espumosas, lo cual sugiere que participa en la progresión de la enfermedad, ya que permite diferenciar entre individuos sanos y pacientes afectados de aterosclerosis, en los cuales se encuentran valores más elevados. El uso de antioxidantes para prevenir la aterosclerosis es controvertido. Sin embargo, parece que los niveles de antioxidantes alcanzados a nivel plasmático pueden tener cierta importancia en el mantenimiento del estado reductor. La ApoD es una proteína implicada en el estrés oxidativo, de manera que aumenta su expresión ante patologías que cursan con aumento de niveles de oxidación, actuando como protector a nivel celular. Por esta razón, se ha estudiado tanto la presencia de esta proteína como la expresión del gen que codifica ApoD en tejido aterosclerótico de pacientes intervenidos de endarterectomía carotídea, con el fin de esclarecer si existen diferencias entre pacientes que presentan síntomas y aquellos que permanecen asintomáticos a pesar de presentar una estenosis suficientemente importante como para ser intervenidos. Dentro del estudio de la expresión génica en tejido carotídeo, se incluye además el estudio de expresión de un conjunto de genes implicados en el estrés oxidativo, con el fin de describir diferencias entre los pacientes sintomáticos y asintomáticos. Es en este punto donde hemos encontrado diferencias significativas. Podemos afirmar que los pacientes sintomáticos tienen menores niveles de expresión de aquellos genes que codifican proteínas protectoras frente al estrés oxidativo. Esto constituye un hecho novedoso y no descrito hasta la fecha en la literatura. De esta manera podemos decir que en el proceso patogénico de la enfermedad intervienen mecanismos que silencian estos genes, dando lugar a un aumento de los niveles de estrés oxidativo en la placa. La aparición de la sintomatología es por tanto un proceso consecuencia de este cese de expresión de genes protectores y de un aumento más o menos brusco de los niveles de oxidación sobre los niveles basales de estos enfermos (ya elevados sobre los controles). Este hallazgo es importante en la patogénesis de la enfermedad, pues constituye un punto de inflexión entre los mecanismos de defensa y los mecanismos de daño, produciendo un hecho relevante clínicamente como es la aparición de complicaciones neurológicas de la enfermedad. De forma global podemos concluir que los pacientes con aterosclerosis carotídea poseen unos niveles más elevados de estrés oxidativo. Este aumento puede ser consecuencia de una menor ingesta de sustancias antioxidantes, lo que se demuestra por una menor concentración de estos metabolitos en suero, por una alteración a nivel de la expresión de genes antioxidantes o por una combinación de ambas situaciones. Si a los individuos enfermos los clasificamos como sintomáticos y asintomáticos podemos concluir que los sujetos sintomáticos tienen niveles más elevados de estrés oxidativo que los asintomáticos, al menos en tejido. Además, este aumento de los niveles de estrés oxidativo en tejido viene acompañado de la disminución de la expresión de genes que codifican proteínas protectoras frente al estrés oxidativo. Esto indica que existe algún mecanismo en la fisiopatología de la enfermedad que consigue silenciar estos genes permitiendo la progresión de la misma. Este es un hecho novedoso que pone de manifiesto la importancia de los niveles de estrés oxidativo en la fisiopatología de la enfermedad. A partir de aquí se pueden generar nuevas estrategias tanto preventivas como diagnósticas y terapeúticas.