"Todas las gentes del mundo son hombres"el gran debate entre Fray Bartolomé de las Casas (1474-1566) y Juan Ginés de Sepúlveda (1490-1573)

  1. Maestre Sánchez, Alfonso
Revista:
Anales del seminario de historia de la filosofía

ISSN: 0211-2337

Año de publicación: 2004

Número: 21

Páginas: 91-134

Tipo: Artículo

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Resumen

La primera mitad del siglo XVI es un momento trascendental en la historia de España. En efecto, no sólo es una época de transición del Medioevo o la Modernidad, sino que con ello asistimos a un "renacimiento" en todos los órdenes de la vida cultural, política, ideológica... En este tiempo -finales del siglo XV y mediados del XVI- los problemas del "descubrimiento", "conquisto" y "gobierno de las Indios" únicamente podían ser afrontados con pautas ideológicas heredadas de la Edad Media. El problema que ahora se planteo -desde una dimensión jurídico, filosófico y teológico- es el del 'justo titulo' que tienen los Reyes cristianos de Castillo y León paro 'el sometimiento de las poblaciones indígenas', produciéndose así uno de los acontecimientos más curiosos en la historia del mundo occidental cuando dos notables españoles, Bartolomé de Las Cosas y Juan Ginés de Sepúlveda, se reunieron en Valladolid en 1550 paro discutir un gran problema nacional que concernía tonto o los indios americanos como a Aristóteles. Entonces, por primera vez y quizá por última, un imperio organizó oficialmente una encuesto sobre la justicia de los métodos empleados para extender su dominio. La disputo de Valladolid ha de interpretorse claramente como el testimonio apasionado de un hecho decisivo en la historia de lo humanidad: por no haber triunfado las ideos de Juan Ginés de Sepúlveda se dio un poso más, penoso e inseguro todavía, en el camino de la justicia para "todas los razas en un mundo de múltiples razas"; por hablar con tanta vehemencia Fray Bartolomé de las Casas en Valladolid en favor de los indios americanos, su larga y complicada argumentación tuvo también otra utilidad: fortaleció a todos aquellos que en su tiempo, y en los siglos que siguieron, trabajaron con la creencia de que "todas las gentes del mundo son hombres ". No bestias, ni esclavos por naturaleza, no como niños con un entendimiento limitado o estático, sino hombres que son capaces de llegar a ser cristianos, que tienen pleno derecho a gozar de sus bienes, su libertad política y su dignidad humana, y que en su creencia deberían ser incorporados a la civilización española y cristiana en vez de ser esclavizados o destruidos.