Plan de Evaluación, detección e intervención nutricional en niños hospitalizados
- GAMBRA ARZOZ, MARTA INMACULADA
- Consuelo Pedrón Giner Director/a
Universidad de defensa: Universidad Autónoma de Madrid
Fecha de defensa: 23 de junio de 2017
- Luis Madero López Presidente/a
- L. Soriano Guillén Secretario/a
- Maria Cristina Cuerda Compés Vocal
- María Rosaura Leis Trabazo Vocal
- Cecilia Martínez Costa Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
Introducción: la prevalencia de desnutrición es mayor en los niños hospitalizados que en la población sana oscilando entre un 6% y un 41% según los diferentes estudios. Un deficiente estado nutricional se asocia a un aumento de la morbimortalidad, contribuyendo a una mayor estancia y a un aumento de los costes. Los cribados nutricionales tienen como objetivo identificar a aquellos pacientes que se beneficiarían de una intervención nutricional. No existe consenso sobre cuál es el cribado más adecuado. Objetivo: analizar el riesgo nutricional y la evolución clínica posterior en los pacientes ingresados en un Hospital Pediátrico durante un periodo de 3 meses, como estudio piloto para valorar la conveniencia de la realización sistemática del cribado nutricional al ingreso hospitalario. Métodos: en primer lugar se aplicaron cuatro cribados nutricionales (PNRS, PYMS, STAMP, y STRONG) a 74 pacientes resultando STRONG el más sencillo y rápido de aplicar. Posteriormente se realizó un estudio observacional prospectivo unicéntrico incluyendo 282 pacientes recogidos de forma consecutiva. El riesgo nutricional fue evaluado con el cribado STRONG clasificando a los pacientes en 3 grupos (riesgo bajo, moderado y alto de desnutrición). Se analizó la incidencia de complicaciones infecciosas, uso de soporte nutricional, pérdida de peso, duración de la estancia hospitalaria y gasto económico durante la hospitalización. El análisis estadístico se realizó con SPSS, la comparación entre variables cuantitativas se realizó mediante el método ANOVA y cualitativas mediante la prueba de 2. Resultados: la prevalencia de desnutrición aguda y crónica al ingreso fue del 16% y del 7,1% respectivamente. Los pacientes se clasificaron como riesgo bajo (119, 42,2%), moderado (127, 45%) y alto (36, 12,8 %). Al comparar la puntuación obtenida con la evolución clínica de los pacientes, se observó una mayor estancia media, un mayor gasto sanitario y una mayor necesidad de intervención nutricional en aquellos clasificados como riesgo alto (p<0,001). La tasa de complicaciones infecciosas fue muy baja (3,5%) y se distribuyó de forma homogénea entre los 3 grupos. El peso al alta fue mayor que el del ingreso en todos los grupos, con una relación inversa a la puntuación obtenida en el STRONG (p <0,001). Conclusión: los pacientes pediátricos hospitalizados que presentan riesgo alto de desnutrición precisan soporte nutricional con frecuencia, estancias hospitalarias más largas y suponen un mayor gasto sanitario. La introducción del cribado nutricional sistemático al ingreso permitiría intervenir de forma temprana. Estudios a más largo plazo nos permitirían conocer si con estas medidas se acortaría la estancia y disminuirían los costes.