Estudio de asociación entre biomarcadores de inflamación, autoinmunidad y estrés oxidativo, con los índices de actividad en el lupus eritematoso sistémico

  1. FERNÁNDEZ MATILLA, MERITXELL
Dirigida por:
  1. José Andrés Román Ivorra Director/a

Universidad de defensa: Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir

Fecha de defensa: 12 de septiembre de 2019

Tribunal:
  1. Miguel Ángel González-Gay Mantecón Presidente/a
  2. Onofre Sanmartín Jiménez Secretario/a
  3. Juan Ángel Jover Jover Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 602616 DIALNET lock_openTESEO editor

Resumen

El lupus eritematoso sistémico (LES) es una enfermedad autoinmune caracterizada por una alteración en la producción de citocinas y la activación de linfocitos T y B, dando lugar a la producción de autoanticuerpos y al depósito de inmunocomplejos en órganos diana. El interferón 1 alfa (INF1α) es una de las citocinas proinflamatorias producidas, y se considera una molécula clave en la etiopatogenia del LES, siendo responsable de la diferenciación de las células dendríticas e, indirectamente, de la regulación al alza de la interleucina 10 (IL10). Asimismo, el factor estimulante de linfocitos B (BLyS) está involucrado en la producción de autoanticuerpos y en la actividad clínica del LES, y su expresión está regulada por otras citocinas, como IL10 e INF1α. Por otro lado, y aunque existen diferentes índices para valorar la actividad de la enfermedad y el daño acumulado, no existe un consenso unánime sobre cuál es el más adecuado, aunque sí disponemos de recomendaciones de las sociedades científicas o revisiones sistemáticas al respecto. Sin embargo, no son muchos los trabajos que asocien estos índices con las moléculas anteriormente mencionadas, ni con parámetros clínicos propios del LES. Disponer de dicha información podría mejorar el manejo del paciente con LES, tanto para la detección precoz de exacerbaciones, como en el seguimiento de la actividad de la enfermedad o incluso la monitorización de tratamientos. Así pues, el presente estudio plantea una posible relación entre la actividad clínica y el daño acumulado del LES con las concentraciones de IFN1α, IL10 y BLyS. Para realizar nuestro estudio se reclutaron 142 pacientes diagnosticados de LES según los criterios de clasificación para el lupus eritematoso sistémico SLICC_2012, y 34 controles sanos. A todos los sujetos se les realizó una evaluación clínica y analítica, así como una revisión de su historial médico enfocado principalmente al LES y enfermedades relacionadas. Los datos referentes al LES se registraron siguiendo el modelo del proyecto RELESSER (estudio nacional multicéntrico de la Sociedad Española de Reumatología, para el estudio de las características clínicas y biológicas del lupus eritematoso sistémico en España). Nuestro estudio se llevó a cabo de acuerdo con la Declaración de Helsinki y todos los participantes firmaron el correspondiente consentimiento informado. Además, el estudio había sido previamente aprobado por el Comité Ético de Investigación Clínica del hospital. Los datos recabados fueron almacenados en una base de datos electrónica y segura, diseñada específicamente para tal fin. Para evaluar la actividad clínica en el momento de la visita se utilizó el cuestionario SELENA-SLEDAI, así como las concentraciones de anticuerpos anti-dsDNA y complemento (fracciones C3 y C4), y parámetros habituales de hematimetría y sedimento de orina, por ser los datos analíticos incluidos en cuestionarios validados para tal fin. Además, se midieron los títulos de anticuerpos antinucleares (ANA), anticuerpos antiantígenos nucleares extraíbles (ENA) y anticuerpos antifosfolípidos (AAF): anticoagulante lúpico (AL), anticuerpos anticardiolipina (AAC), anticuerpos anti-beta2-glicoproteína (aB2GP), así como parámetros habituales de control analítico general en sangre. También se cuantificaron los valores de velocidad de sedimentación globular (VSG) y proteína C reactiva (PCR). Los pacientes asimismo completaron el cuestionario SLICC/ACR para evaluar daño acumulado. Las concentraciones de INF1α, IL10 y BLyS se midieron por métodos colorimétricos, siguiendo las instrucciones del fabricante. Todos los análisis estadísticos y gráficos se realizaron utilizando el software R 3.3.2. Los datos se presentan como media (desviación estándar) y mediana (1r, 3r cuartil) en el caso de variables continuas, y como frecuencias relativas y absolutas para variables categóricas. Las diferencias en las variables continuas entre los grupos se evaluaron mediante la prueba de suma de rangos de Wilcoxon. Las relaciones entre las diferentes variables se evaluaron mediante regresión lineal, regresión ordinal y regresión logística, según corresponda. Las diferencias se consideraron significativas en los valores P inferiores a 0,05. En los pacientes con LES los valores de INF1α, IL10 y BLyS fueron estadísticamente más altos que en controles sanos. Además, siguiendo las últimas tendencias de investigación, se procedió a analizar el perfil de citocinas de nuestros pacientes. Para ello los pacientes se clasificaron en dos grupos, según presentasen concentraciones altas o bajas de cada citocina, tomando como punto de corte una concentración de citocina mayor que 2 veces la desviación estándar +1 del logaritmo del valor medio de la población de control. De esta manera, las conclusiones de nuestro estudio fueron las siguientes: 1. Los pacientes con lupus eritematoso sistémico presentan niveles séricos aumentados de las moléculas inmunomoduladoras IL10, INF1-α y BLyS, en comparación con los niveles observados en controles sanos. 2. Existe una asociación estadísticamente significativa entre niveles séricos elevados de IL10 y la actividad clínica en el lupus eritematoso sistémico, medida tanto con marcadores clásicos analíticos como con cuestionarios estandarizados. Sin embargo concentraciones elevadas de INF1α sólo se asocian con los marcadores analíticos de actividad, y concentraciones elevadas de BLyS con los títulos elevados de ANA. Por tanto, la IL10, independientemente del valor del resto de citoquinas estudiadas, sería el mejor biomarcador de actividad clínica en el lupus eritematoso sistémico. 3. Se han identificado diferentes perfiles de pacientes según las concentraciones de las tres citoquinas estudiadas, siendo los perfiles con dos o más citoquinas elevadas los que se asocian con actividad clínica medida con métodos tradicionales. 4. Los pacientes con lupus eritematoso sistémico presentan niveles séricos aumentados de SOD en comparación con los de controles sanos. Por el contrario, niveles de GSH y GSSG son significativamente menores en los pacientes con respecto a los controles sanos, aunque el cociente GSH/GSSG no presenta diferencias entre ambos grupos. La capacidad antioxidante total tampoco presenta diferencias entre ambos grupos. 5. Los niveles de los biomarcadores de respuesta antioxidante analizados no se asocian con la actividad clínica del lupus eritematoso sistémico, medida tanto con marcadores clásicos analíticos como con cuestionarios estandarizados. Sin embargo, la capacidad de respuesta antioxidante determinada por los valores de GSH y GSSG disminuye en función del mayor daño acumulado. No se observa relación estadísticamente significativa entre los niveles de las moléculas inmunomoduladoras IL10, INF-1α y BLyS, con las concentraciones de SOD, GSH, GSSG o la capacidad antioxidante total, en los pacientes con lupus eritematoso sistémico.