El clero en Madrid durante la segunda república

  1. GONZALEZ GULLON, JOSE LUIS
Dirigida por:
  1. Jaume Aurell Cardona Director/a

Universidad de defensa: Universidad de Navarra

Fecha de defensa: 04 de junio de 2007

Tribunal:
  1. Feliciano Montero García Presidente/a
  2. Francisco Javier Caspistegui Gorasurreta Secretario/a
  3. Anton Pazos Rodriguez Vocal
  4. Juan Francisco Fuentes Aragonés Vocal
  5. Fernando de Meer Lecha-Marzo Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 299504 DIALNET

Resumen

TITULO: EL CLERO EN MADRID DURANTE LA SEGUNDA REPÚBLICA RESUMEN: Durante la Segunda República española (1931-1936), residieron en Madrid 1.100 sacerdotes seculares y 600 religiosos. Los tres grandes campos que definen al clero son: A) su influencia social. Está fuera de toda duda que el clero era un actor social de primer orden. La jerarquía contaba con él como un motor de propagación del Evangelio, y también como un instrumento de dirección de obras católicas. La labor pastoral ordinaria resulta trascendental para entender cómo consiguió la iglesia española que las ideas cristianas estuviesen presentes en la vida pública. Y la categoría del clero como dirigente de obras católicas se manifestó también en múltiples campos, entre los que destacan el mundo intelectual, con las obras de la compañía de Jesús, y el mundo sindical, que en los años de la República había fracasado. El estudio de la influencia social del clero pone así sobre el tapete el clericalismo. Muchos católicos españoles pensaban que la jerarquía, y los sacerdotes que la secundaban, eran quienes debían organizar la acción de los bautizados en la sociedad, incluso el gran relanzamiento de la Acción Católica bajo el pontificado de Pío XI ?que trataba de formar al laico para que actuase en la vida social?, ponía de nuevo al clérigo en puestos directivos y formativos. B) El segundo campo que define al clero es su pensamiento político. La mayoría del clero tenía un pensamiento opuesto al liberalismo, un tradicionalismo cultural?, que fijaba opciones políticas unívocas y excluyentes frente a otras posibilidades políticas y culturales también legítimas. Muchos clérigos habían aceptado desde su juventud este punto de vista cultural que les permitía mantener una relación fija, establecida, con el liberalismo. Otros clérigos evolucionaron hacia posturas tradicional istas como resultado de la política anticlerical desatada a partir de 1931. Pero, a pesar de mantener su tradicionalismo cultural, el clero no rechazó públicamente la constitución, los gobiernos de Azaña, o incluso la misma idea de República. C) El tercer gran aspecto que define al clero de estos años es su cohesión interna. El clero poseía una fuerte identidad en una Europa en crisis que trataba de encontrar referentes claros, ya fuese en los sistemas democráticos, ya en les totalitarismos. Ante un mundo moderno que suspiraba por nuevos idealismos, el clero se presentaba consolidado en su tradición cultural. El mundo clerical estaba perfectamente estructurado, con funciones y relaciones jerárquicas bien definidas. Un sacerdote no tenía ninguna confusión sobre su identidad: la ausencia de presbíteros que abjuraran su re para salvar la vida después del 18 de julio de 1936, evidencia esta afirmación. Tampoco dudaban sobre cuáles eran ?en grandes líneas? los modos de penetración y de actuación en el tejido social. Por ejemplo, incluso en los momentos de más dificultades externas, el clero acudió a los sacramentos como primer elemento evangelizador en la sociedad