El poder de dios según Tomás de Aquino
- FERNANDEZ DE LA MORA MILLAN, MARIA
- Ángel Luis González García Zuzendaria
Defentsa unibertsitatea: Universidad de Navarra
Fecha de defensa: 2004(e)ko iraila-(a)k 28
- Alejandro Llano Cifuentes Presidentea
- Rogelio Rovira Madrid Idazkaria
- Armando Segura Naya Kidea
- Rafael Alvira Domínguez Kidea
- Eudaldo Forment Giralt Kidea
Mota: Tesia
Laburpena
Tomás de Aquino mantiene que es posible predicar con verdad de Dios únicamente el poder que es potencia activa. Ésta puede describirse como un principio que no es mero inico que se funda en el acto, y que se dirige a un objeto distinto del mismo poder. Dios posee este poder de tres modos análogos entre si: es principio de sus efectos exteriores, posee potencia generativa y espirativa, y es principio de sus mismas acciones; sin embargo, sólo los dos primeros son poderes reales, puesto que sólo ellos principian algo realmente distinto de sí mismos. El fundamento más radical del poder divino es el ser de Dios. En cambio, el objeto no funda el poder realmente, sino sólo nuestro conocimiento del mismo. Esto supone que el poder pertenece a Dios aunque Él no principie de hecho ningún efecto. Ese objeto del poder divino en cuanto principio de sus efectos exteriores es ente, no contradictorio, es fruto de un hacer, y es no necesario. Sto. Tomás defiende que la omnipotencia es un rasgo característico del poder de Dios en cuanto capacidad natural, y la definición que mejor se adecua al conjunto del pensamiento de Tomás de Aquino sobre este asunto es "Dios puede todo ente". Las limitaciones que el poder de Dios parece entrañar, y que se reflejan en esa definición de omnipotencia, no son realmente tales, puesto que aquello que Dios no puede (y aquello que no cabe bajo esa definición de omnipotencia) es precisamente lo que no es objeto de poder: por tanto, se demuestra que Dios es ciertamente omnipotente, y que aquella definición de omnipotencia es adecuada.