Hermenéutica del discurso espiritual en Pedro Espinosa

Resumen

El objetivo de este trabajo es el estudio de la producción espiritual del antequereano Pedro Espinosa. Partiendo de una parcelación cronológica y genérica que atiende en primer lugar a su etapa de retiro (Antequera 1606-1611; Archidona 1611-1615) como categoría espacio-temporal que motiva un tipo de escritura íntima y exaltada, el análisis filológico se amplía a la inclusión de dos piezas posteriores que, sin embargo, continúan la estela trazada por los dos tipos de composiciones que cultivó su madurez poética siendo eremita: La Epístola I y el Salmo del amor a Dios. A partir de un exhaustivo ahondamiento retórico se hace evidente que existe un salto cualitativo no solo entre la exuberancia ornamental y al calculada disposición temática del mamierismo inicial (próximos están en esta línea el Salmo al a perfección de la naturaleza y el Salmo pidiendo la venida de Dios al alma de poeta), sino en relación a las dos piezas espirituales que sobresalen en el amplio horizonte espinosiano de la poesía laudatoria. La Epístola II a Heliodoro nada conserva ya de la intimidad conversacional y la perfección estética de la I; perdiendo el referente cristiano que impulsaba la pasión catártica y la invitación a los goces de la soledad, y el Heliodoro dela II no es más que un pretexto el cultivo bajo el que se suscribe una ácida crítica al viciada corrupción de la vida cortesana. Más que una llamada lírica la goce de la naturaleza, las octavas se convierten en una pormenorizada preparación moral, según los cánones de la filosofía estoica, para la formación del perfecto principie. Por otra parte el Salmo de penitencia ya no es el canto lírico y exaltado de sus primeros Salmos: la yuxtaposición, el estilo nominal y asindético han sido sustituidos por un tono prosaico que estanca la verso en un ritmo que lo va aproximando paulativamente a la linealidad de la prosa. Al estudio se incorpora una obra en prosa: El Espejo de cristal. Compuesta