De la Agrupación Socialista Madrileña a la Federación Socialista MadrileñaLa reconstrucción del Socialismo Madrileño

Resumen

La presente tesis doctoral reconstruye la trayectoria histórica de la Agrupación Socialista Madrileña (ASM) desde el fin de la Guerra Civil y hasta mediados de la década de los noventa del siglo XX. Durante el franquismo la organización socialista madrileña atravesó uno de sus momentos más dramáticos, aunque la llama del socialismo nunca se apagó. En la década de los cuarenta se levantaron los primeros comités provinciales, desarticulados por las fuerzas de seguridad del régimen. La inexistencia de relevos generacionales al frente de la dirección madrileña sumió al socialismo madrileño en una situación de parálisis en cuanto a fuerza activa durante el franquismo. La llegada de una nueva oposición, a partir de las décadas de los años cincuenta y sesenta, creó una serie de conflictos entre los veteranos dirigentes y los recién llegados a la organización. Hasta la década de los años setenta no se produjo la renovación del socialismo madrileña, gracias a la labor conjunta de algunos veteranos militantes con elementos más activos. Durante los últimos años de la dictadura y los inicios de la Transición, la ASM, transformada orgánicamente en Federación Socialista Madrileña (FSM), vivió una serie de enfrentamientos internos y enfrentamientos con la nueva dirección del PSOE, imposibilitando que tuviese un papel destacado en el proceso de renovación del socialismo. Comenzó en este momento la búsqueda del lugar que debería ocupar la organización madrileña dentro del PSOE. No fue hasta la llegada de Joaquín Leguina a comienzos de la década de los ochenta cuando la FSM encontró un periodo de estabilidad interna. A esta situación contribuyeron dos hechos. Por una parte, el control orgánico de la Federación por la nueva ejecutiva regional, logrando una relativa habitabilidad interna y, en segundo lugar, el acceso de los socialistas al gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM). La estabilidad se rompió en la década de los noventa en un contexto marcado por el enfrentamiento entre renovadores y guerristas, que afectó a todas las estructuras del Partido, al igual que a la FSM. En estos momentos emergió la figura de Leguina como abanderado de la renovación. Al tiempo que las disputas internas crecían dentro de la organización madrileña se empezó a perder el apoyo electoral de los madrileños, que mezclaban acontecimientos de la política nacional con la política autonómica. El corolario a esta situación llegó en las elecciones autonómicas de mayo de 1995 cuando el PP ganó por mayoría absoluta. La derrota, además de terminar con doce años de gobierno de los socialistas en la CAM, supuso el fin de la carrera política de Joaquín Leguina