Hermenegildo Lanz y la introducción de las vanguardias históricas en Granada

Resumen

Hermenegildo Lanz (Sevilla, 1893-Granada, 1949) fue un artista e intelectual clave para comprender el intento de modernidad cultural y estética experimentado en la sociedad granadina durante las décadas previas al estallido de la contienda civil española. Su papel en ese momento ha sido ensombrecido por la preponderancia otorgada a descollantes figuras como Federico García Lorca, Manuel de Falla y otros intelectuales y creadores de esa época con los que compartió generación y pertenencia a la tertulia de “El Rinconcillo”, así como por su posterior depuración durante el régimen franquista. No solo estas razones, esgrimidas por la literatura que se ha acercado previamente a su estudio, sino también las peculiaridades del desarrollo de su actividad artística, han hecho que el personaje haya tenido un débil eco que pretendemos, con nuestra investigación y los resultados obtenidos, fortalecer. A la vez, las mismas peculiaridades, redundan, como pretendemos demostrar, en su significación para el estudio de la formación de la modernidad y las vanguardias históricas en la ciudad de Granada, nuestro país y en el mapa general del continente europeo. Nuestro objetivo es transmitir y demostrar que Lanz fue un creador e intelectual de máximo interés debido a las peculiaridades del desarrollo de su carrera profesional (dedicado a la enseñanza del dibujo en la Escuela Normal de Granada, no participando nunca de los cauces del mercado artístico); a su biografía personal (protagonista de la vida cultural granadina desde su llegada en 1917, hasta el triunfo del bando nacional); y a su evolución estilística (trayendo desde Madrid – donde se formó- unos planteamientos cercanos al realismo regionalista para, inesperadamente, en un centro periférico, transformarlos en unos comportamientos de modernidad ecléctica, en un sentido positivo, tendentes a la depuración formal y el primitivismo propio de los años 20); estas circunstancias, decimos, lo convierten en epítome de ese proceso de emergencia, incompleto, de la modernidad, vivido por las ciudades de mediano tamaño alejadas de los considerados centros preponderantes de generación de estas nuevas corrientes de pensamiento estético y cultural. En relación con lo anterior, los resultados formales y estilísticos de su obra ayudan a analizar los canales de difusión, en núcleos más alejados, en los márgenes, de los nuevos idearios estéticos más actualizados, así como la recepción de las vanguardias históricas, u otro tipo de tendencias renovadoras a considerar bajo el paraguas del primitivismo y la modernidad. En este sentido se estudia el efecto de los viajeros que acuden a Granada desde el siglo XIX, focalizándonos en el caso de los británicos, al que se pueden añadir otros notables visitantes (o granadinos que se fueron y volvieron, como Lorca); igualmente, fueron relevantes para esta emergencia de comportamientos modernos, los canales de difusión por medios impresos, algo constatable por la relevancia de su biblioteca que ha sido uno de los puntos metodológicos más relevantes del desarrollo de este proyecto de investigación. Por todo ello, Lanz se constituye como un artista atípico, pero, a la vez, clarividente, para aportar nuevos ingredientes al estudio de este nuevo gran relato de la modernidad artística, debido a su condición de creador alejado de los tópicos del genio-artista, a la vez que afectado por un devenir en progreso de su propia fortuna crítica, continuamente llamado a ser reivindicado y ocupar un espacio como figura relevante en la recuperación de la llamada “Memoria histórica” en la ciudad de Granada, convirtiéndose en un caso a profundizar en los mecanismos de generación de mitologemas contemporáneos. Su consideración de manera exclusiva en este sentido, en nuestra opinión, es uno de los factores que pueden lastrar la consecución de una valoración justa y adecuada de Lanz, que lo sitúe en un nuevo mapa -transnacional, diverso, polimórfico y más completo- de la época de la modernidad.