Pensamiento económico y modelos de negocio en la revolución digital y la transformación del mercado de trabajo

  1. Avendaño Martínez, Francisco
Dirigida por:
  1. María Luz Rodríguez Fernández Director/a

Universidad de defensa: Universidad de Castilla-La Mancha

Fecha de defensa: 05 de noviembre de 2021

Tribunal:
  1. José Antonio Alemán Presidente/a
  2. María Encarnación Gil Pérez Secretario/a
  3. Mª Consuelo Ferreiro Regueiro Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

La tecnología es el escenario del mundo, nos rodea y nos envuelve, pero la obra de lo que sucede en el escenario la escribimos y la interpretamos las personas. Por ello, quiero insistir en el hecho de que nunca deberíamos olvidar por qué y para qué surgió el Derecho del Trabajo. Es un deber social pensar el futuro del trabajo ante la nueva triangulación entre personas, algoritmos y plataformas digitales. La evidencia muestra que las variaciones cíclicas en el mercado laboral tradicional tienen efectos significativos en la oferta y demanda del trabajo en la economía de las plataformas a nivel global, cuyo tamaño no es del todo conocido. Soy consciente de que la innovación siempre ha sido un proceso turbulento en la aventura de adentrarse en lo desconocido. Pero el proceso actual, o parte del mismo, nos está mostrando que pretende poner en cuestión nuestros derechos laborales y sociales más básicos, donde corremos el riesgo de hacernos daño por falta de diálogo social. El horizonte digital plantea interrogantes más próximos a una inquietante distopía que a ese mundo feliz en el que los robots nos van a liberar de las tareas pesadas. Es por ello por lo que no debemos abandonar los principios básicos del Derecho del Trabajo y del Pacto Social. Los conocidos como “gig workers” no son trabajadores atípicos. Son trabajadores tan típicos como atávicos sus trabajos. Son, en su mayoría, trabajadores que pertenecen a minorías raciales, a grupos de desempleados sin alternativas laborales, etc., que trabajan para organizaciones empresariales muy poderosas que les privan de acceder a los derechos más básicos. Y esto tiene un nombre: tradición capitalista. En las últimas décadas, con la intensificación de la precariedad laboral parece que hemos vuelto al punto de salida de inicios del siglo pasado. El riesgo inherente a los negocios empresariales se ha trasladado a los trabajadores a través de malas condiciones laborales, a la vez que se está desarrollando plenamente la ideología neoliberal del autoempleo. Lo que parece nuevo más bien podría considerarse una sublevación de lo viejo. La precaria dependencia del mercado que recuerda al siglo XIX figura ahora en un nuevo campo estratégico en el que los trabajadores deben transitar bajo la bandera del autoemprendimiento. Esto es también lo que distingue al taylorismo digital de su predecesor analógico: no tanto un cambio radical en la precariedad de las condiciones laborales, sino en la vivencia de esta precariedad como existencia “gamificada”. Surge nuevamente la gran pregunta sobre hacia qué modelo de Derecho del Trabajo queremos dirigirnos. El estatus de empleo es la puerta de entrada a los derechos laborales. El estatus laboral en sí mismo carece de sentido si los derechos que lo acompañan no se aplican adecuadamente. En esta revolución tecnológica digital, la realidad se hace menos nítida y es sustituida por narraciones y lenguajes. Por eso se habla tanto de “hacerse con el relato”, en vez de hacerse con la verdad. Debo asumir que las exultantes narrativas sobre la IA, no sólo han modelado el desarrollo de la propia tecnología, sino que está alcanzando la comprensión de nosotros mismos como humanos. Cuando las narrativas perpetúan los estereotipos la sociedad se pone en peligro. Por ello, considero absolutamente necesario fortalecer los movimientos sociales y de trabajadores para apoyar a los gobiernos a contrarrestar el intenso lobby que financian las gigantes empresas tecnológicas con su idea básica de que el motor de cambio siempre yace en el individuo, no en sus condiciones materiales y económicas o en la sociedad en su conjunto. Creo haber sido claro en demostrar que las principales prácticas laborales utilizadas por las plataformas digitales no son nuevas, sino que reflejan un retorno a las anteriores estrategias de organización del trabajo habituales en tiempos pretéritos. De alguna manera, tengo el convencimiento de que el trabajo en las empresas/plataforma es un espejo de la calidad del resto del mercado laboral. Reparar y ampliar la red de protección social aumentaría el poder de negociación de todos los trabajadores para exigir un trato razonable y recíproco a sus empleadores. Finalmente, debo rechazar, por falsa, la argumentación de que defender los derechos laborales y los sistemas de protección social para todos los trabajadores supone posicionarnos contra el futuro y sus avances tecnológicos. Lo que está sucediendo es que las prácticas laborales actuales no son nuevas, y no son resultado ineludible de la tecnología. Más bien, reflejan prácticas sociales que han sido reformadas en el pasado, y podrían volver a reformarse en el futuro. Para terminar, en esta Tesis he analizado diferentes aspectos e impulsos que están influyendo en la configuración del mercado de trabajo y estoy en condiciones de afirmar que sólo desde el diálogo social y las instituciones públicas podremos responder a los nuevos y profundos desafíos tecnológicos: debemos temer mucho más los efectos terribles de la precariedad laboral y la automatización de la desigualdad que al nasciturus robótico. Debemos afirmar que el trabajo digno es aquel trabajo que se ejerce en un contexto de respeto y pleno cumplimiento de los derechos humanos y laborales.