La casa, el sí mismo y el mundoun estudio a partir de Gaston Barchelard

  1. Aguilar Rocha, Samadhi
Dirigida por:
  1. Josep Maria Esquirol Calaf Director/a

Universidad de defensa: Universitat de Barcelona

Fecha de defensa: 24 de enero de 2013

Tribunal:
  1. Andoni Alonso Puelles Presidente
  2. Begoña Román Maestre Secretario/a
  3. Mercè Rius Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 336695 DIALNET lock_openTDX editor

Resumen

Esta investigación parte la experiencia existencial de estar en casa, si bien sentirnos como en casa puede llegar a significar muchas cosas: formar parte del mundo, tener un lugar en él, un sentimiento de sentirnos protegidos, mantener un sentimiento de arraigo, etc. Todo esto tiene que ver con la identidad, con el refugio y con la orientación que supone el poder decir filosóficamente tener mundo. De ahí que reencontrarse a sí mismo significaría tener mundo. Por ello creemos necesario trazar un vínculo o acercamiento vital y efectivo en el mundo desde la dimensión única en la que se podría llevar a cabo, esto es, en el espacio posible de realización para el hombre y no como algo extraño a dominar, sino como la propia condición de posibilidad de la existencia del hombre, en una palabra: la casa. El punto central de la reflexión se sitúa en la relación hombre-mundo y, más específicamente, en la búsqueda (o reencuentro) de una idea específica de proximidad, lo que solemos llamar intimidad. Podemos decir entonces que la mirada estará puesta en la relación entre intimidad y mundo; constituyendo la intimidad, el elemento esencial de la noción de casa que queremos investigar. Estar en casa no es un estado sino un movimiento de la existencia como diría Pato?ka. Movimiento existencial que se traduce en un dinamismo vital si el hombre está en casa, sale o regresa a ella; así el estar fuera y dentro expresan este dinamismo. Paradójicamente, sin la experiencia de la casa, no es que se dé un dinamismo continuo, pero sí una errancia que ya no es movimiento vital. La pérdida de casa representa la pérdida de mundo; la falta de casa también es la destrucción del espacio originario de identificación teniendo como consecuencia la imposibilidad de los demás espacios de relación. Así pues, las dos cuestiones fundamentales de esta tesis son: ¿cuál es el sentido existencial de la casa? y ¿en qué consiste esencialmente el habitar? Para su tratamiento tomaremos como principal guía y eje de estudio la obra de Gaston Bachelard, sobre todo La poética del espacio y La tierra y las ensoñaciones del reposo que son los dos libros en los que el tema de la casa es tratado de forma más directa y extensa. De modo que los temas principales a analizar son la imagen de casa con sus valores de intimidad y reposo, y como herramienta para el estudio del alma bajo el signo de la intimidad. La imagen de la casa con sus valores de profundidad. En relación a esto se esboza la idea del oikos y el planteamiento de Arendt; se aborda también la noción de morada en Lévinas, vinculada esencialmente a lo femenino; se analiza la propuesta heideggeriana del ser-en-el-mundo con las ideas de cercanía y proximidad, ellas en referencia al habitar humano, y por último, la noción de esferas y espacios íntimos en el pensamiento de Sloterdijk. Así, la casa tiene un carácter ontológico: permite pensar el ser que somos. Es también la primera imagen vivida del yo, de un yo que toma conciencia de sí mismo en relación con el mundo. Por ello, Bachelard afirma que la casa es el medio por el cual afrontamos el mundo. La imagen de la casa es intermediaria entre el hombre y el mundo, en este sentido es un ser de confianza; la casa es la imagen del yo que ha sabido construir con y ante el mundo. A través de la obra de Bachelard, y de estos otros autores, la casa se nos revelará como la “condición” de la condición humana —valga la redundancia— y el lugar hermenéutico más privilegiado para entendernos a nosotros mismos.